facto
Por acá, el conflicto entre legal y lo de facto forma parte de la historia de 200 años y más. Cuando los intereses no pueden concretarse por la vía legal y correcta, se gestan por el acto, por el hecho para convertirse en una aparente “legalidad” ilegal. Para citar un ejemplo, en el campo político, desde siempre hemos electo personas para gobernar y generalmente, son las no electas las que gobiernan o oen su defecto común y como norma en la gestión publican, “desgobiernan”. Así se gestiona el asunto por acá, sin respeto a la ley por una patología con síntomas diversos como la incontinencia, la omisión, el juego de palabras de lo que parece, pero no es, permeado por una moral de situación sin máximas, sin normas, sin reglas y solamente como “válidas” aquellas condiciones coyunturales que les permitan conseguir a los de turno, sus objetivos grupales por familiaridad, parentesco, por afinidad o estrictamente personales, nunca los de la colectividad, menos y tampoco los del país. Est