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Mostrando las entradas de octubre, 2018

¿del poder electoral?

Por estas coordenadas geográficas se van cumpliendo con algunas “premoniciones” como la del diálogo, que un minoritario sector de opinión identificó como “mortinato” (nacer muerto en medicina pediátrica), considerando con los comportamiento históricos y sistematizados de las actuaciones políticas en esa materia. En ese atasco, se mantienen el escenario de reformas políticas-electorales que cada uno de los partidos políticos originarios del conflicto y sus élites, con la suma de aquellos institutos que cogobiernan y han dejado su “identidad” e ideario a nivel de panfleto. Las reformas políticas-electorales se dividen en aquellas de orden constitucional y en las de orden de ley electoral y de organizaciones políticas que desde el 2004 intenta rectorar la justicia y transparencia en la justa comicial. Las constitucionales requieren dos legislaturas consecutivas, para su aprobación e inmediata ratificación. Entonces los tiempos en el 2018, se agotan y se “presupuesta” como escen

de la inteligencia emocional como carencia

El concepto de  inteligencia emocional  fue desarrollado por   Daniel Goleman, psicólogo norteamericano y se refiere a la capacidad para reconocer los sentimientos propios y los ajenos; por lo cual la persona es hábil para el manejo de los sentimientos en condiciones favorables o no. Es una competencia que se desarrolla entra la disyuntiva entre lo racional y lo emotivo, llegando a la incorrecta apreciación de que “a mayor educación formal (sobre todo), mayor inteligencia emocional”. La práctica cotidiana denota que tal habilidad, la de ser inteligente emocionalmente, no es de manera “obligatoria” directamente proporcional. En sociedades “polarizadas” como la que convivimos es pertinente, propicio y oportuno las personas de imagen pública y las anónimas también, “cultiven” y ejerzan esta competencia escasa que nos ayuda a bajar la intensidad de las discusiones y alegatos (no diálogos) que se dan en cada uno de los campos del diario vivir, con su génesis en la falta de educ

del desarrollo organizacional y partidos políticos

La democracia con partidos políticos sufre un desgaste y agotamiento propio de las actividades que toda organización, incluidas las políticas, padecen conocida técnicamente como entropía y consiste en la tendencia de un sistema a agotarse a medida que utiliza la energía de sus procesos e insumos hasta eventualmente llegar a un estado de desorden. Por estas coordenadas geográficas contamos con 10 institutos políticos legalmente inscritos ante la máxima autoridad electoral constitucional y se presume la petición de inscripción de cerca de 6 nuevos partidos. Como he mencionado anteriormente, nuestra democracia es electoral o mejor dicho electorera. En este sentido ocupamos partidos que sean robustos, reales y que verdaderamente representen los intereses de la mayoría, incluyendo al 30-40 por ciento de ciudadanos que han manifestado no tener filiación, simpatía y nexo alguno con la actual oferta electoral y la que se presume. El sistema político electoral cuenta con dos partidos

¿De la “segunda vuelta” partidaria?

La democracia electorera en la cual transitamos desde ya tiempo es aquella que requiere que sus partidos políticos sean reales, sean robustos y conciten la representación genuina de quienes se identifican como sus activistas, sus partidarios o sencillamente sus simpatizantes y que se alejen de esa disfuncionalidad que les provoca ser tramitadores del documento de identidad con fines políticos-electorales. En el año 2017 una encuesta realizada por el equipo de reflexión de los Jesuitas determino que, de cada 10 connacionales consultados, por aproximación matemática, cuatro manifestaron no tener ningún tipo de filiación con ningún partido político de los diez en la justa electoral. Este dato es contrario a lo que desde casi siempre se manejó por los parciales, que, de cada 10 personas, 8 o 9 pertenecían a los dos partidos políticos centenarios y longevos que dominaban la escena política hasta el 2009. El contrate anterior tiene una connotación que confirma entonces, el “deslave”