de las fuerzas armadas, ¨democráticas" y "agrícolas¨ (?)
De acuerdo con una experta en
democracia que visito el suelo patrio tiempo después del proceso electoral del
2013, somos el único país donde las fuerzas armadas tienen entre su mandato
constitucional defender el imperio de la Constitución (artículo 272), los
principios de libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la
presidencia de la república.
Adicionalmente, garantizan el libre ejercicio del
sufragio, la custodia, transporte y vigilancia de los materiales electorales y
demás aspectos de la seguridad del proceso.
Esta designación al parecer
es única en el mundo y nos coloca en la excepcional fragilidad democrática que
de momento nos agobia como una constante, considerando que en países con mayor
educación democrática y por supuesto, vocación, los responsables de los resguardos
de los principios anteriormente descritos y que son parte de los requisitos que
definen elecciones democráticas y atenticas, corresponden a la
institucionalidad civil, no a la instancia militar.
En el año 2012 un ciudadano
que fungió como presidente del fenecido Tribunal Supremo Electoral y que paso “a
los anales oscuros de nuestra historia” por revertir lo “irrevertible”, según
versiones, pretendió “liberar” a las gloriosas de tal responsabilidad, por lo
cual, emitió un par de comentarios públicos que provocaron la visita de la
plana mayor liderada por la persona que hoy gestiona y también cogobierna en la
función pública y legislativa bajo la excusa de patriotismo. La tal visita fue
un acto intimidatorio que buscaba que el personaje diera explicaciones de su incontinencia
verbal en proponer la idea de sacar a la entidad castrense de tal función de
salvaguarda del cumplimiento de un derecho que les es ajeno de momento (aunque
en ocasiones recurrentes hacen sondeos de opinión que buscan erosionar la
opinión pública para que sean válidos sus derechos como ciudadanos para ejercer
el sufragio); el incontinente “reculó”(retrocedió) de inmediato y los altos
jerarcas castrenses satisfechos de tal acción, abandonaron el recinto satisfechos
porque su magna función ya no estaba en discusión, menos en peligro.
Después de la debacle final
del proceso eleccionario del 2017, un alto comandante en condición de retiro,
diferente al citado en el párrafo anterior, ha externado repetidamente que debe
existir una reforma constitucional que les libere de tal disfuncionalidad
originaria de velar por el libre sufragio y de la alternabilidad del poder;
porque hoy están más lejos del mandato constitucional de ser una institución “esencialmente
profesional, apolítica, obediente y no deliberante”, al ser continuamente sometida
a los dictados de personas con conductas patológicas autoritarias continuistas que
se han infiltrado con sus costumbres y prácticas en la cultura militar, que hoy
les causa mayores trastornos internos y les vulnera en mayor intensidad la
incapacidad de origen en cumplir un mandato que nos ubica como país en una
disfuncionalidad democrática que se convierte en la excepción, no en la norma
mundial.
A la fecha, día y hora de
este comentario, además de ser la institución que “vela por la democracia”,
ahora y producto de un proceso de remilitarización en el país, durante los últimos
10 años, han sido constituidas como responsables de la producción agrícola del
país en detrimento de una institucionalidad incapaz, obesa e improductiva y también
de las Universidades de Educación Superior Universitaria orientadas en la rama
de producción agrícola y animal, quienes deben ceder su aparente “agenesia” a
la política de lo “sin sentido” como el cuento de Alicia y que desde la
instancia mayor del mando de la nación se práctica y promociona.
Para algunas personas
entendidas estamos en el “deja vú” de aquellos tiempos de la alianza cívica
militar y por la conducta de quien la preside, no genera lecturas
esperanzadoras, al contrario provoca las mayores elucubraciones de los propósitos
oscuros que un fiel discípulo local de Tomás (no el de la Biblia) pueda
despertar por este terruño.
Si el plan “modernizante” de
las fuerzas armadas de dirigir la producción agrícola del país con 400 millones
de razones no da los resultados proyectados, la institución armada cumplirá solamente
la máxima de origen que consiste en sembrar el terror, la represión, la
desolación, pero también la corrupción y la impunidad, ¡nada más!
Esperemos que el nuevo mote
de fuerzas armadas, democráticas y agrícolas no sea el resumen de una “agenesia”
más; aunque por el fenotipo, se conoce el genotipo hablando de génetica
mendeliana,
“Menos armas, más
educación”.
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Tegucigalpa
Honduras; Centro América
29 de
noviembre de 2019
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