el año político que recién comienza
En breves horas llegaremos al décimo día de enero de 2025, por estas coordenadas geográficas políticamente estamos a menos de dos meses de las llamadas elecciones primarias que por los “vientos que soplan” como dice la expresión popular llegarán a costar al pueblo más de 2000 millones de Lempiras, al sumar lo que se ha aprobado para la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización y lo que todavía espera el Tribunal de Justicia Electoral. Luego, ocho meses después se realizarán las elecciones generales que bien podrán alcanzar una suma de presupuesto a las inmediatas venideras.
Las
elecciones primarias, a criterio de no pocas personas deben dejar de ser
financiadas con dinero del estado y los partidos políticos hacerse cargo de esa
inversión o en su defecto, de ese gasto. Si el presupuesto sirve para tener
elecciones que: (1) reúnan requisitos de integridad y transparencia electoral y
(2) que de verdad fortalezcan la democracia interna en los partidos políticos será
una inversión como excepción a la norma). Si no sirve para los propósitos
anteriores, serán un gasto, como lo han sido desde su aprobación en el Congreso
Nacional.
Las
elecciones primarias y su financiamiento público han “roto la barrera del
sonido” por alcanzar valores económicos que contradicen la precariedad de un
país que se desvanece en su economía y en otras disfuncionalidades de origen
que ningún gobierno, independientemente de la ideología, supera.
Con la
crisis del Congreso Nacional que data desde su “cuasi” instalación en enero del
2022, uno de los escenarios políticos que se “anuncia” es el de no aprobar el
presupuesto del 2025 para no tener procesos electorales y convocar a una “consulta”
(que podría ser como la del 2009, porque son los mismos actores intelectuales y
tienen las mismas intenciones, el mimo cinismo ahora “recargadas” con la sed de
venganza y crear una nueva crisis política que defina y ratifique que de la
propuesta “para que los hechos no se repitan” solamente quedan las páginas
impresas de los informas y los exiguos cambios que se han realizado al sistema
político criollo y electoral.
Con la ausencia del acuerdo político para aprobar el presupuesto (que históricamente no ha servido para generar desarrollo) se suma el aumento de la “sensación térmica” de la polarización política, los continuos estados de excepción al margen de la aprobación del Congreso Nacional que limitan las garantías constitucionales y de seguir en el tiempo de la elección primaria sería una condición no adecuada para efectos de la competencia electoral y de la participación para citar un par de aspectos.
Desde el ejecutivo se vuelve a traer a la palestra el tema de la “consulta” y de repente no están hablando del proceso primario, tampoco del general y salen los “fantasmas” del 2009, los de la alegada e inexistente legalidad, que podría ser patrocinada desde la partida confidencial para cumplir con los propósitos aviesos del personaje a quien sus seguidores y acólitos llaman el “constructor de victorias” y sus oponentes podrían llamar, entre otros personajes, el “deconstructor” de la democracia ingente, también criolla y electorera.
Tantos
escenarios que se cruzan y se enuncian a los cuatro vientos, unos reales, otros
ectópicos, provocados por la incertidumbre bicentenaria y más en la cual el
país ha trascendido y hoy dañado por el autoritarismo, por el populismo y por
la cofradía, en su acepción más perversa, además ambidiestra (no tiene
ideología).
El año político
que recién comienza probablemente sea agitado, convulso, violento por la ambición
del poder donde quienes lo presumen harán los esfuerzos por no abandonarlo, con
acciones más viscerales como lo determina la “genética” de su herencia política
y lo confirma la práctica de sus “excentricidades” de protesta y los políticamente
contrarios, harán todos los esfuerzos por retomarlo. En fin, el ciclo se repite
con las promesas de la propaganda engañosa y ahora, con la ineficiencia e
ineptitud, (que no se pueden esconder como la gravidez-preñez) de quienes aspiran a
gobernar o en su defecto, desgobiernan, como norma y no como excepción,
lamentablemente.
Al cierre
“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la
guerra y después de la cacería” Otto von Bismarck
Denis Fernando Gómez
Rodríguez
Honduras-Centro América
09 de enero de 2025
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Pulso de la
Nación-primera parte: de la democracia criolla ¿ficción o
realidad?
Pulso de la
Nación-segunda parte: de la democracia electorera ¿ficción o
realidad?
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