Si no es real, es “ficción”



Por esta latitud y altitud geográfica la vida de la patria se ha desarrollado y desarrolla en un ambiente de desconfianza que a la sazón de los tiempos alcanza los mayores “valores de mercado”. Ese ambiente se ´robustece” con el descrédito de la llamada institucionalidad, ocasionado por el incumplimiento de la funciones mínimas de aquellas personas que han ocupado altos cargos, pero que en la omisión de sus funciones por ideologización o por instrumentalización han ocasionado y todavía ocasionan crisis institucionales que han colapsado lo que se conoce teóricamente como estado de derecho, pero que en la práctica se ha constituido en una “simulación” por sus connotados e irrefutables “caminos torcidos” que no tienen distinción ideológica de quienes nos han gobernado como excepción o en contraposición, desgobernado como norma o regla.

La cotidianeidad está llena de acusaciones y supuestos de corrupción e impunidad en un sistema diseñado por origen, que en caso que las mismas sean reales, se encarga de convertirlas en ficción. Salvo que por origen no sean reales, pero si producto de la ficción que no tiene ideología.

Esa “ficción” que nos cobija y sobrepasa tiene su origen en la práctica política vernácula cuyas malas prácticas forman parte del ADN-la herencia- en su genotipo y que son visibles en su fenotipo por sus rasgos físicos y comportamientos visibles que no tienen excusa, que no se pueden invisibilizar y que por lo tanto delatan las “virtudes”, para ellos y las “malformaciones” para el resto de la colectividad, de ese “cumplimiento” ¿o incumplimiento? del estado de leyes declarativas que evocadas en su creación son de bienestar colectivo, pero ocasionalmente interpretadas para beneficio grupal o en el peor de los escenarios posibles a favor de personas con nombre, apellido propio y filiación política.

Es oportuno reiterar que cuando por excepción sucede que los argumentos tienen sólidos fundamentos, aparecen las mal llamadas comisiones de estilo que trastocan el “espíritu del legislador” ¿…? con sus “fe de erratas” mal aplicadas de acuerdo a su concepto original; con sus enmiendas, con las inaplicabilidades y cualquier otro subterfugio que provoque la “sensación térmica” que a los tres pasos de avance contra la corrupción e impunidad, se “retrocedan” cuatro, en contraposición a la consigna  de que el imperio de la ley, el respeto de la misma, que nadie está por encima de la misma, el “compromiso” por un gobierno abierto y el supuesto de lucha por reducir la brecha histórica de la corrupción y la impunidad (aunque para algunos entendidos en la práctica semeje a la aplicación de la expresión aquella que “no se puede poner al conejo a cuidar las zanahorias”) y entonces si los esfuerzos no son reales, son ficción.

 En espera que un buen día aparezcan los “votos rurales” en el Congreso Nacional y que las bancadas de todos los partidos políticos legalmente inscritos y los no todavía (pero con representación en tránsfugas), al unísono proclamen una ley que declare por una sola vez como en el gran país del Norte, ¡que la violación de la Constitución y las leyes es inconstitucional… y que la corrupción e impunidad también! de no ser así como escenario más probable, seguiremos pensando que si no es real, es ficción

De William Blake: “Nunca perdió más tiempo el águila que cuando escucho las lecciones del cuervo”.



Denis Fernando Gómez Rodríguez
21 de mayo de 2017








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