Si no es real, es “ficción”
Por esta latitud y altitud geográfica
la vida de la patria se ha desarrollado y desarrolla en un ambiente de
desconfianza que a la sazón de los tiempos alcanza los mayores “valores de
mercado”. Ese ambiente se ´robustece” con el descrédito de la llamada
institucionalidad, ocasionado por el incumplimiento de la funciones mínimas de
aquellas personas que han ocupado altos cargos, pero que en la omisión de sus
funciones por ideologización o por instrumentalización han ocasionado y todavía
ocasionan crisis institucionales que han colapsado lo que se conoce teóricamente
como estado de derecho, pero que en la práctica se ha constituido en una “simulación”
por sus connotados e irrefutables “caminos torcidos” que no tienen distinción
ideológica de quienes nos han gobernado como excepción o en contraposición,
desgobernado como norma o regla.
La cotidianeidad está llena de
acusaciones y supuestos de corrupción e impunidad en un sistema diseñado por origen,
que en caso que las mismas sean reales, se encarga de convertirlas en ficción. Salvo
que por origen no sean reales, pero si producto de la ficción que no tiene
ideología.
Esa “ficción” que nos cobija y
sobrepasa tiene su origen en la práctica política vernácula cuyas malas
prácticas forman parte del ADN-la herencia- en su genotipo y que son visibles
en su fenotipo por sus rasgos físicos y comportamientos visibles que no tienen
excusa, que no se pueden invisibilizar y que por lo tanto delatan las “virtudes”,
para ellos y las “malformaciones” para el resto de la colectividad, de ese “cumplimiento”
¿o incumplimiento? del estado de leyes declarativas que evocadas en su creación
son de bienestar colectivo, pero ocasionalmente interpretadas para beneficio grupal
o en el peor de los escenarios posibles a favor de personas con nombre, apellido
propio y filiación política.
Es oportuno reiterar que
cuando por excepción sucede que los argumentos tienen sólidos fundamentos,
aparecen las mal llamadas comisiones de estilo que trastocan el “espíritu del
legislador” ¿…? con sus “fe de erratas” mal aplicadas de acuerdo a su concepto
original; con sus enmiendas, con las inaplicabilidades y cualquier otro
subterfugio que provoque la “sensación térmica” que a los tres pasos de avance
contra la corrupción e impunidad, se “retrocedan” cuatro, en contraposición a la
consigna de que el imperio de la ley, el
respeto de la misma, que nadie está por encima de la misma, el “compromiso” por
un gobierno abierto y el supuesto de lucha por reducir la brecha histórica de
la corrupción y la impunidad (aunque para algunos entendidos en la práctica
semeje a la aplicación de la expresión aquella que “no se puede poner al conejo
a cuidar las zanahorias”) y entonces si los esfuerzos no son reales, son ficción.
De
William Blake: “Nunca perdió más tiempo el águila que cuando escucho las
lecciones del cuervo”.
Denis Fernando Gómez
Rodríguez
21 de mayo de 2017
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