de tres "disfuncionalidades" comunes:
La
inconsistencia, la incongruencia y la falta de contundencia
Por
estas coordenadas geográficas de longitud: O 86°30'0" y latitud: N
15°0'0" en grados y minutos decimales, concurren tres disfuncionalidades
comunes si no a la totalidad de los temas a la mayoría de los mismos. Cabe
mencionar que, a nivel del Continente, sin duda, no alcanzamos la exclusividad
de la regla como histórica mala práctica de gestión.
El
diccionario didáctico avanzado de la editorial SM, define disfunción como “alteración en el funcionamiento de algo,
especialmente en el de una función orgánica”. Para efectos del asunto que
nos interesa haremos una acepción a nivel de la gestión que los pueblos deben
realizar en el cumplimiento de sus funciones para lograr los supuestos niveles
de desarrollo que deben alcanzar para vivir en justicia y paz.
Desde
las instancias más básicas hasta las que se presuponen de mayor prestancia son
palpables las tres disfuncionalidades a nivel de la vida pública, pero también con alcance en el ámbito de la vida privada.
La inconsistencia en la aplicación de
las misas; a pesar que la declaración constitucional expresa que todos somos
iguales ante la ley, a unas personas se les aplica y a otras no. En ese momento
muy cotidiano resuena aquella frase lapidaria pronunciada (parafraseada) por un
ex diplomático extranjero: “acá la ley solamente muerde a los descalzos”.
La incongruencia caracterizada por que
se dice una cosa, pero se hace otra completa y radicalmente diferente: A nivel
de la práctica política local ¿mala práctica?, un no puede significar
eventualmente un sí y al contrario, un sí, puede ser un no, me ilustraba en su
momento un experimentado y entendido político y compañero de gestión pública en
un momento de la vida.
La falta de
contundencia en
la aplicación de las leyes especialmente cuando de “pares” se trata. Las leyes
o reglamentos enuncian determinaciones, pero las mismas pueden ser obviadas,
omitidas o “negociadas” a la mayor discrecionalidad por acuerdos políticos (u
otras conveniencias cercanas) que como común denominador implican violación
flagrante de la ley y que dejan como meras declaraciones el contenido de las
mismas.
A la sazón de los tiempos y sus crisis no existen indicios racionales de superar las tres disfuncionalidades porque la práctica vernácula las sigue considerando máximas no negociables de gestión de la práctica política vernácula que no tiene ideología.
Con
semejante reticencia, repitencia y cotidianeidad ha sido,
es y seguirá siendo todo un reto avanzar. Como población no debemos seguir
reproduciendo el modelo y su mala práctica que similar al “paso cebra” (donde “los peatones
tienen derecho de paso en esta clase de travesía una vez que han puesto un pie
sobre él. Entonces, los coches tienen que parar y dejar pasar, siempre que lo
puedan hacer con seguridad” es.Wikipedia.org) todos conocemos, pero muchos como norma "desconocemos" e irrespetamos.
El
cambio contando los "votos rurales" debe orientarse a respetar la ley y por ende
alcanzar la consistencia, la congruencia
y la contundencia en cada una de las diferentes instancias de la vida
pública... y también de la privada.
De
cultura general
La fábula del tonto y
la moneda
“Se
cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el
tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo
pequeños recados y recibiendo limosnas.
Diariamente,
algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger
entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño,
pero de 1 peso.
Él
siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para
todos.
Un
día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó
aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor
tamaño valía menos y éste le respondió:
–
Lo sé señor, no soy tan tonto…, vale la mitad, pero el día que escoja la otra,
el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Moraleja: El verdadero hombre
inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser
inteligente.
Si lo acá expuesto no es real , es "ficción"... esa que nos cobija y excede
El diccionario didáctico avanzado de la editorial SM, define disfunción como “alteración en el funcionamiento de algo, especialmente en el de una función orgánica”. Para efectos del asunto que nos interesa haremos una acepción a nivel de la gestión que los pueblos deben realizar en el cumplimiento de sus funciones para lograr los supuestos niveles de desarrollo que deben alcanzar para vivir en justicia y paz.
Desde las instancias más básicas hasta las que se presuponen de mayor prestancia son palpables las tres disfuncionalidades a nivel de la vida pública, pero también con alcance en el ámbito de la vida privada.
La incongruencia caracterizada por que se dice una cosa, pero se hace otra completa y radicalmente diferente: A nivel de la práctica política local ¿mala práctica?, un no puede significar eventualmente un sí y al contrario, un sí, puede ser un no, me ilustraba en su momento un experimentado y entendido político y compañero de gestión pública en un momento de la vida.
Moraleja: El verdadero hombre
inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser
inteligente.
Denis Fernando Gómez Rodríguez
13 de julio de 2018
Un
día después de celebrar el natalicio de Sandra, ¡Felicidades!
Denis Fernando Gómez Rodríguez
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