glóbulos blancos y...
... una acepción local
Por definición biológica los glóbulos blancos son parte del sistema inmunitario del cuerpo. Entendiendo que el sistema inmunológico es la primera defensa para combatir gérmenes, virus, bacterias y todas aquellas sustancias extrañas patógenas que ingresen al sistema con la intención de alterar el buen funcionamiento del sistema y provocar enfermedades.
Para los efectos de la correspondiente acepción en el campo legislativo, donde a “semejanza” de la
función de los glóbulos blancos, encontramos tonalidades “azules”, “rojos- azulados”, rojos-anegrados
y “tornasoles” que conforman una mayoría calificada y más -entendiendo que como
en el idioma nuestro, toda regla tiene su excepción, espero aplique en este caso-.
En los últimos años y debido a
la conformación de un sistema especial de justicia contra la corrupción y la
impunidad, más por obligación que por convicción, y los “avances” del mismo, se han constituido en amenazas al viejo y
centenario sistema que ha promovido y sustentado la corrupción y la impunidad; hoy con menos facilidades para mantenerse en el espectro
gris por vivir en la era de las tecnologías de la información y de
la comunicación que hacen menos fácil el adormitamiento histórico de la opinión pública en general.
Ahora es posible encontrar
información acerca de los actos delictivos y de los “eventuales delincuentes”
(por aquello del principio de inocencia) que son expuestos principalmente por
las redes sociales. Ante esa falta de privacidad en el enajenante abuso del erario, no ha quedado más remedio que activar esa especie de “sistema
inmunológico legislativo” que busca entre otras disfuncionalidades ejecutar
acciones propias de una versión local y dirigida de “filibusterismo”, que alargue
los procesos de investigación (en esta acepción local y particular), sin
importar conculcar las funciones constitucionales del supuesto defensor público
y ministerial de los ciudadanos o de cualquiera otra instancia, y que detenga las “eventuales
hemorragias” que el nuevo patógeno pueda provocar al decimonónico sistema de latrocinio "impunemente impune".
El “modus operandi” de los últimos años indica
que todos los asomos de la inmunología se excusan en solicitudes de terceros o
en la necesidad del “fortalecimiento” de la institucionalidad parasitaria, como
la de un “paquidermo blanquecino” que en las cuentas no ha sumado, menos multiplicado, pero si ha dividido y por supuesto restado en materia de transparencia y de combate a lo impune . De
igual manera otros entes del estado de derecho (“al revés) y de la llamada
institucionalidad que han administrado y administran injusticia, omisión
perniciosa y desidia en contra de la voluntad del Soberano como estilan ahora
muchos ciudadanos que recitan la frase “del diente al labio” y cuando las
condiciones del poder cambian, se atragantan con su propia “espuma” porque no
es más que un sofisma que por supuesto no tiene ideología.
El sistema inmunológico legislativo “está más
vivo que siempre” y cuando son pillados en sus
reformas a la Carta Magna o a las leyes secundarias, simulan procesos de
consulta que instrumentalizados les lleven al mismo resultado de la elección de
los administradores supremos de la justicia en la corte. En este juego caen
ahora y por presunción de ganancias personales, algunas organizaciones civiles que al eventual recibimiento de indulgencias o canonjías, se
convierten en fraternales placebos y legitiman por
acción o por omisión, todos los esfuerzos posibles para que el sistema
inmunológico legislativo no sea vulnerado y falle.
La tarea no es fácil, el reto menos.
Corresponde a las organizaciones más “polutas” y con mayor “asepsia e inocuidad”, la
exhibición/denuncia de todos aquellos subterfugios legales que se esgriman en pro de
mantener el sistema actual que genera y promueve más corrupción y más impunidad de los 100 años de historia que el Consejo Nacional Anticorrupción ha ya “dibujado”
y abrir paso al antisistema de la justicia anticorrupción y ojalá, ver resultados de procesos fundamentados que generen sentencias firmes indubitables.
Espero que las personas que simulan gobernar
¿o desgobiernan? y las que se han adaptado a ser compañías de
siempre, no muestren ninguna patología que les provoque que sus yemas de los
dedos pierdan sensibilidad y que al jugar con fuego se quemen y no sientan.
Aquellos tiempos del “tráfico gris”
ya no son fácilmente posibles, gracias a las tecnologías de la información y de
la comunicación que catalizan el despertar de la ciudadanía… pero
también la indignación.
En las leyes de la física existen dos
enunciados que expresan (1) que todo lo que sube, baja y (2)que todo cae por su propio
peso (sean estas carretas o tarimas, como ejemplos).
El reto es vencer
los subterfugios actuales con que gestiona la impunidad y la tarea es dar una lucha permanente para
erosionar las defensas o anticuerpos de su histórico sistema.
De Jorge Luis Oviedo:
“Hace mucho tiempo
(algo así como la eternidad y aún después), en un país de cuyo nombre me
acuerdo siempre, hubo una noche tan larga, que, según mi madre, duró un Siglo.
Los habitantes, unos conejos enormes, se dieron a la tarea de esperar, a ojos
abiertos, la llegada de un nuevo amanecer. Un día, por fin, un enorme sol
disolvió hasta los más leves espacios de la centenaria oscuridad.
Desgraciadamente, para entonces, la gran mayoría de ellos se habían
acostumbrado tan bien a las tinieblas, que aquella sorpresiva claridad les
resultaba desconcertante, y como no pudieron soportarla, optaron por sacarse
los ojos”.
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
8 de febrero de 2019
De la consigna aquella de que nadie está por
encima de la ley… porque él o ellos, pretenden, aspiran y peor, son la ley. ¡PLOP! Como
Condorito.
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