de aprender… y desaprender



En los estudios del desarrollo organizacional se realiza una revisión de la teoría de aprender y desaprender considerando que en el asunto se requiere de aprender a manejar el cambio organizacional.

En las organizaciones de todo tipo y por supuesto en las sociedades que les circundan el cambio organizacional es una constante, por lo tanto, implica el ejercicio de desaprender los viejos contenidos, teóricos, las prácticas descontextualizadas y obsoletas por la renovación, la actualización y el asumir nuevos contenidos, procesos y prácticas que les faciliten el manejo del cambio para que esa constante no les ocasione contratiempos con el avance de las actualizaciones. Lo cierto es que organización y sociedad que no se ajusta a la práctica de planear esa constante de cambio está supeditada a la obsolescencia, incompetencia y la caducidad que le impida competir en los mercados locales y por supuesto globales con las novedades y las exigencias de la globalización.

En las recientes semanas, por acá, se ha estado comentado la necesidad de establecer una revisión del sistema educativo nacional ya obsoleto, con el propósito de actualizarlo de acuerdo a las nuevas competencias mínimas o exigencias que la modernidad exige. Sin duda que la máxima que “la educación te cambia la vida” es una realidad innegable a pesar de que por lo pronto y desde hace tiempos ya, estudiar en este suelo es un enorme privilegio al cual las minorías tenemos el privilegio de “tener acceso”. Por lo tanto las mayorías no cuentan con las oportunidades suficientes para hacer realidad el proceso y por lo tanto, tampoco pueden experimentar esa “luz” que proporciona la educación y el conocimiento. Es ya muy recurrente además, que esa minoría privilegiada que alcanza educación, se encuentre con la imposibilidad de encontrar ocupación en el campo de formación y debe en el escenario no deseable formar parte de los trabajadores “subempleados” y en el peor de los escenarios, ser suma en la patología del desempleo.

Muchos años atrás el Sabio José Cecilio del Valle” expresó, parafraseadamente, que “la educación era la primera necesidad del Estado”, desde entonces y hasta ahora en el pleno Siglo XXI ese apotegma es tan cierto y tan falto de cumplimiento que nos excede ya, en cualquier buena intención que los gobiernos ¿o desgobiernos? sin distinción ideológica han intentado por “adecentar” esta disfuncionalidad histórica. De igual, valoro la tesis patológica de la conspiración donde tal incumplimiento sistematizado obedece a mantener a las mayorías sin educación, para beneficio de pervivencia de minorías políticas, sectoriales y empresariales que han desgobernado y siguen desgobernando la Nación.

El país requiere en educación como en el resto de temas transversales que existan políticas públicas y después existan verdaderas decisiones políticas que permitan cambiar la matriz obsoleta por una que nos permita competir regionalmente y por supuesto de manera global. Con los síntomas anteriores, se pueden abordan las brechas que existen entre el modelo bancario, privilegiado y porque no, “autómata”, por uno que permita la facilitación de contenidos con filosofía constructivista que permita que los educandos pasen de ser objetos de la educación a sujetos y entonces cuando esa generación alcancé a llegar a la educación técnica o a la educación superior no les sea ajeno, leer, entender, interpretar, resumir y aplicar.

A los involucrados en esta revisión del sistema educativo les corresponde tomar acciones concretas para desestabilizar el comportamiento del sistema “cuasi-estacionario” de Kurt Lewin, entre otros, y en ese sentido se propongan desaprender, para aprender como resumen de dicha teoría.

La tarea es que las organizaciones gubernamentales públicas, las organizaciones privadas y demás hagan el tiempo y tomen las decisiones políticas que provoquen el “descongelamiento” de las teorías y las prácticas, para insertar los nuevos contenidos y los adminículos que correspondan y sean materialmente alcanzables, para finalmente “recongelar” los contenidos mínimos o las competencias que la modernidad exige.

El reto es que como país alcancemos que la máxima de "la educación te cambia la vida” pase del privilegio de las minorías a la oportunidad real, no ficticia, de las minorías postergadas; incluyendo es este “norte” la creación de fuentes de trabajo que sobrepasen las mezquindades de las horas y se conviertan en realidad y no en la ficción que la propaganda gubernamental y como cómplice algún sector empresarial afín promueven, publican y difunden.

Para lectura, análisis, reflexión y aplicación particular:
“Yo no estudio para saber más, sino para ignorar menos”: Sor Juana Inés De la Cruz”. Sor Juana Inés de la Cruz
“Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga”. Simón Rodríguez


Denis Fernando Gómez Rodríguez
Tegucigalpa 31 de marzo de 2019
“La educación te cambia la vida”, aunque el subempleo y desempleo existan más allá de la cifras gubernamentales.



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