de principios


¿Quién soy ante el poder… y cuando tengo el poder?

En mi gestión profesional he tenido la oportunidad de ver un buen porcentaje de personas modificar sus creencias, sus valores, sus conductas y sus comportamientos ante dos situaciones que prueban de manera directa quiénes somos: la primera es quién soy ante el poder y la segunda, por cierto la más complicada, quién soy cuando tengo el poder.

La primera prueba demuestra que algunas personas, no pocas, aunque excepciones confirman la regla, como en el idioma, sucumben en sus posiciones ante las personas que ejercen el poder, al grado de presentar la mayor sujeción o “auto-rendición” posible con el propósito de no desagradar a quienes después de complacerles y en ocasiones “adularles”, pueden retirar dividendos y entonces dejan de ser quiénes han sido y son permeados por lo que se conoce como la “moral de situación”.
Estas personalidades ceden su independencia de criterio ante aquellos que ejercen el poder (entendiendo que no solamente significa dinero) y se desdibujan para asumir roles ajenos como moneda de cambio para la obtención de canonjías como su “modus vivendi” y por qué no, de su “modus operandi”. No es fácil soportar la presión, es menos traumático no resistirse y no pocos son los “fascinados”. Por lo tanto, no ceder al encantamiento debe ser revestido de una fuerte y sólida determinación interior que soporte esos vientos, esas tempestades, esas presiones e implica además emular el trayecto del Salmón que vence la contracorriente en el tiempo del desove. No está de más recordar que algunas personas llamadas o autoproclamadas a ser pulcras, “inocuas” y “asépticas”, se erosionan en sus convicciones y terminan aceptando el cambio de su valor real por una sopa de lentejas. Ante el poder ¿sigo siendo yo o cambio?

La segunda prueba, las más directa y complicada es ¿quién soy cuando tengo el poder? ¿Sigo siendo yo o cambio? Conozco personas que ante el logro de metas académicas, por citar un ejemplo, no han soportado el “éxito” y han modificado sus conductas (por supuesto que excepciones confirman la regla); ni hablar de aquellas personalidades que han alcanzado la cima en sus logros económicos, políticos, entre otros y han cambiado su papel en el juego de roles (opresor-oprimido).

Ante el éxito real o "el aparente", debemos estar preparados y no olvidar la lucha que debemos mantener para no ser parte de las estadísticas a favor de la sentencia de Lord Acton “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". Cuando me corresponde ejercer el poder, en cualquiera de sus múltiples acepciones, lo uso responsablemente o abuso del mismo y cometo las mismas disfuncionalidades innombrables que la historia mundial y la local nos enseñan.

Debemos prepararnos para los escenarios múltiples en los cuales nos corresponde o nos corresponda gestionar, las pruebas serán las mismas, los retos y las tareas, las respuesta de ser o no ser también y dependerán de nuestro compromiso y de nuestro carácter, entendiendo este último como, “quién soy cuando nadie me ve”.

Como en algunos bancos, la capacitación de sus empleados en caja para identificar "billetes falsos", usan solamente billetes verdaderos, ¡interesante!

De cultura general:
“Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder”. Abraham Lincoln 


Denis Fernando Gómez Rodríguez
22 de junio de 2016
Tegucigalpa, Honduras; Centro América
Si no es real, es ficción



Comentarios

  1. Felicidades muchas felicidades para mi querido hno Dennis Gómez que el Sr le añade sabiduría cada día saludos y bendiciones de lo alto

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  2. Siempre leo con mucho gusto y atención esas piezas, y aprendo.

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  3. Buen artículo papá. Dios te siga dando mucha sabiduría para aprender de vos y que la gente mire que hay personas honestas que si nos pueden gobernar. Orgulloso de vos.

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