¿gobernar?



Gobernar en el diccionario didáctico avanzado[1], es regir o dirigir el funcionamiento de una colectividad con autoridad legal. Para Matarrita M et al [2], la palabra gobierno proviene del latín gubernare con origen griego kibernao que se traduce como el “arte de guiar la nave”.

Por gobernar se deduce entonces como guiar la nave de la colectividad (¿plural e inclusiva?) no unitaria, para alcanzar el bien común al satisfacer necesidades ingentes e históricas como una máxima… ¿realidad o ficción?

Por estas coordenadas de Longitud: O 86°30'0" y Latitud: N 15°0'0", la Carta Magna establece en el artículo 5, entre otras declaraciones que la administración pública, debe ejercerse con la integración nacional donde participen todos los sectores políticos y de igual, procuren la estabilidad política y la paz social. Después del retorno a la democracia electoral aristocrática, esa declaración no ha logrado rebasar los límites sectarios para del ejercicio de gobiernos.

El gobierno debe ser garante en el cumplimiento íntegro y el respeto a la Constitución de la República, aunque este último ha pasado a niveles insospechados de degeneración y violencia por el afán supremo de buscar sus ambiciones particulares que han colapso del sistema y su maltrecha institucionalidad al jugar un papel meramente placébico, con la complacencia y el contubernio de aquellos partidos políticos (¿excepciones confirman la regla?) de actores y actrices que mediáticamente parecen divergentes, pero en el “cuarto oscuro” donde se negocian canonjías, cuotas de poder y otras “indulgencias”, bajo la influencia del principio de la moral de situación les convierte en convergentes coludidos. Por acá, difícilmente alguien podrá presumir de bañarse en el Ganges.

Hoy los tres poderes del Estado lucen homologados en su voz de mando, reflejan subordinación, son ajenos de independencia y son ausentes en la complementariedad. La responsabilidad de “guiar la nave” le es conferida al Presidente de la República, a quien el artículo 245 constitucional le asigna la a su cargo  la administración general del Estado y no menos de 44 atribuciones.

Un documento publicado por una organización de sociedad civil que aspira a ser referente en la prevención y combate de la corrupción refleja una centuria de abusos contra el erario que confirma la existencia de la impunidad y sin ideología, que conforma el binomio más nocivo (corrupción-impunidad) y un rezago histórico con amplía brecha para alcanzar esa máxima declarativa que se “debe” gobernar para alcanzar el bien común y como producto final el tan deseado estado de bienestar colectivo… y no grupal como “cofradías” (políticos y “no políticos”), menos el individual-personal.

Hacer un repaso desde el retorno a la democracia electoral es un ejercicio no tan satisfactorio en el respeto de la Carta Magna y en el cumplimiento de la responsabilidad de gobernar. Sin duda las personas que han ejercido gobierno (mis altas consideraciones por tan alta osadía) han intentado avanzar y de repente han logrado un cierto número de gestiones con éxitos aislados y por lo tanto no son sostenibles, ni sustentables en el tiempo.

Sin embargo los indicadores de gestión constitucionales y los resultados de la institucionalidad para lograr probidad, seguridad jurídica y justicia dejan más preguntas e incertidumbre y menos respuestas que generen confianza. Sin confianza, lograda con hechos concretos, verificables e indubitables, difícil trascender y es entonces cuando parece válida la expresión que “si no han gobernado, entonces han desgobernado”... desde siempre.

En el tiempo de reformas constitucionales hago la moción para que los votos rurales "reaparezcan" en el Congreso Nacional y declaren las bancadas de los partidos políticos al unísono y en "plancha", que el binomio corrupción-impunidad es inconstitucional” y entonces, por decreto desaparezca el desgobierno como antónimo.

Al cierre y de cultura general de Oralia Chapa:
Pensamos en ti...
El que no sabe y sabe que no sabe, es humilde; enséñale.
El que sabe y sabe que sabe, es un sabio; escúchale.
El que no sabe y cree que sabe, es un soberbio; húyele.
El que no sabe y no sabe que no sabe, está dormido; despiértalo.


Denis Fernando Gómez Rodríguez
Tegucigalpa, Honduras; Centro América
19 de abril de 2019
En Viernes Santo. ¡Sin muerte, no hay resurrección!


[1] Diccionario didáctico Avanzado 2007 de ediciones SM, México
[2] Diccionario electoral, tomo I, página 488.Tercera edición Costa Rica/ México 2017, IIDH/Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación e IIDH/CAPEL.

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