del tiempo de partir


del ayer y del hoy

El libro de Eclesiastés describe distintos momentos de la vida diaria donde constatamos que “todo tiene su tiempo… y también su hora”. Entre otras eventos describe el tiempo de nacer y el de morir, así como el de plantar y de arrancar lo plantado… y añado yo, que bajo ese principio también existe tiempo para partir y eventualmente de retornar.

Ayer, el tiempo de partir fue en 2013, cuando el hijo mediano con 18 años alcanzó la oportunidad de realizar estudios fuera de la patria. La jornada académica no fue nada fácil, sumado a la aventura de dejar su casa, adaptarse a una nueva cultura y conocer un nuevo sistema de educación, sobrevinieron vicisitudes, privaciones y precariedades que no estaban programadas y que al ocurrir intempestivamente nos movieron “el piso” y amenazaron con hacernos sucumbir en el propósito.

¡Gracias a Dios! la tormenta pasó y nuestro hijo alcanzó con excelencia académica su meta en el 2016, sin olvidar agradecer a las personas de allá y de acá, que le apoyaron para lograr su meta. Desde entonces el retorno ha sido temporal, dejando siempre la añoranza porque regrese a su patria, su familia, su cultura pero no podemos desestimar que las oportunidades laborales afuera no requieren padrinos políticos y que el mercado laboral no es tan deprimido como el nuestro, sin obviar que su proyecto de vida familiar está más cercano de lo que podamos imaginar. Lo anterior nos hace entender que pese a nuestra añoranza filial el costo beneficio de su partida es inversamente proporcional a su retorno.

Hoy, seis años después, nos encontramos a la puertas del segundo tiempo de partir; el turno le corresponde al hijo mayor a quien como dijo Sor Juana Inés de La Cruz “estudio no para saber más, sino para ignorar menos”, debe ausentarse, entendiendo que su regreso es más previsible, sin negar que será altamente privilegiado al tener la oportunidad de prepararse en una cultura no tan diferente como la del primer hijo, pero si a una distancia mayor...

Al momento de estas líneas restan tres horas y de repente menos para que sea hoy y se consuma el tiempo para dejar atrás a los suyos, hacer una pausa en sus esfuerzos, sus contribuciones y su eventual e inmediato proyecto de vida también familiar, que retomará una vez solventado el proyecto educativo, así con la respectiva pausa para su apoyo musical en la iglesia, para adentrarse, ocuparse y dedicarse a la academia y con mesura realizar su travesía hacia lo moderno, lo “amplio de pensamiento” con sus libertades y excesos de una filosofía de vida poscristiana.

Al hijo, como lo hicimos con el primero en partir, nuestros deseos como padre, madre y hermano menor (el que queda para acompañarnos), le recordamos que “todo tiene su tiempo… y su hora” y que por ahora toca ceñirse los lomos y encomendarse para que el Dios de la Biblia, le acompañe y que ante el influjo del modernismo puro no sea fascinado, tampoco estorbado para practicar la fe en la cual fue formado y sea entonces ejemplo, carta leída, colaborador y embajador del que en pleno Siglo XXI, cambia vidas, lo llena todo en todo y nos levanta y endereza. Salir no será fácil, pero es necesario, pertinente, propicio y oportuno, sin duda, este el tiempo para hacerlo y en el 2020, esperaremos que todos los que hoy te vemos salir, estemos para verte regresar.

Disfruta de manera responsable de lo que este para hacer y que lo que hablamos desde los primeros años sean la fortaleza y la confianza para lo ahora ignoto.
Que experimentés el buen éxito de Nehemías y al final de la jornada académica y cultural proclamés a los cuatro vientos: “que es mejor el fin del negocio que el principio” como enseña Eclesiastés. .Estudia, aprende, conoce y crece.

¡Buen viaje hijo! que alcances sabiduría ciencia y gozo, que la paz de Dios guarde tu corazón y tus pensamientos.

Te extrañaremos, sin duda, como al hijo mediano, pero nos alegraremos desde hoy y hasta mañana cuando alcancés la meta y el privilegio de educarte en el nivel inmediato.


Hasta entonces y después Fernando Alfredo… te amamos hijo mayor y a tus dos hermanos menores también.




Denis Fernando Gómez Rodríguez
11 de septiembre
En el mes de la celebraciones natales de Karla Estefanía y José Eduardo.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Hasta después doña Gabriela

de Alicia y sus intenciones de nacionalizarse

de la percepción