¿indefensión?



Por estas coordenadas desde el pasado viernes 17 de enero de los corrientes. podemos hacer, medir el tiempo de la corrupción y la impunidad en dos eventos: (1) el primero de más de 100 años de historia opaca como lo documenta en Consejo Nacional Anticorrupción y (2) el segundo después de la vigencia limitada a cuatro años que duro una supuesta lucha desde el gobierno continuista contra ese binomio y flagelo social-económico, que por lo menos hizo menos “invisible” y opaca la lacra histórica que han generado aquellas redes que no tienen ideología y que han hecho de la ciencia política, una mala copia y por lo tanto una mala práctica en su desmedido afán por lucrarse del erario a una escala escandalosamente impune.

En los primeros cien años y más, ninguna persona, en el son de la presunción de inocencia que resguarda la Constitución, fue encausada, juzgada y menos condenada por “presuntos” actos de corrupción. El sistema del estado de derecho nacional está diseñado para que idealmente no pase nada y en caso de que coyunturalmente suceda algo, sea ínfimo, mínimo y estadísticamente no significativo. Ese deterioro y agenesia (malformación de origen) derivo en la necesidad de reclamar desde la ciudadanía un nuevo sistema o “antisistema” que obligo, sin convicción alguna, que quien es continuista accediera para una lucha desigual y similar a la venta del pan de yema actual (parece, pero no es).

En el 2016 apareció la Misión de Acompañamiento y para algunas “dignidades” se convirtió en una especie mal contextualizada del muro de los lamentos y por lo tanto una especie de panacea en revertir un histórico centenario de indefensión. Para otras “eminencias” se convirtió en la peor amenaza a su estado de bienestar y desde entonces la trama fue como debilitarla el famoso convenio y posteriormente cómo fustigarlo, hasta llegar al ahogo, donde finalmente llegó.

Los cuatros años de la Misión fueron compendiosos, luchando contra todo un sistema con tres poderes, hoy unificados, y todos los artilugios posible imaginable e inimaginables para poner en marcha un sistema inmunológico que defendiera este enquistado sistema corrupto (que sin duda no tiene ideología y que por lo tanto es inclusivo y también plural) hasta establecer la coarta final que diera los argumentos para no continuar con la renovación.

El gobernante continuista y su partido, fieles al género literario del “sin sentido” , se han inspirado en Alicia, para declarar como el dicho aquel “de poner a los conejos a cuidar de las zanahorias”, que desde ahora establecerán un sistema local, criollo y nacional(ista) de lucha contra lo que un buen número de sus parciales desde la primera línea y subsiguientes se presumen involucrados en los máximos niveles de latrocinio del erario, de cooptación del estado y sus instituciones, aupado por presuntos co-conspiradores de narcotráfico que de momento alardean y presumen impunidad y cinismo.

La Maccih ha dejado en alguna medida descubierto lo “oculto”¿protegió a alguien o algunos?, ha “tocado” lo “intocable” y ha hecho público, lo privado y secreto. Com cambiaron los temas y los procedimientos desde el 2006, donde el tema del crimen organizado y la infiltración del narcotráfico eran “secretos”- a viva voz- y hoy son parte de una serie de conciertos que se desarrollan con cierta frecuencia en unas Cortes de allá, porque en las de acá, eso no es posible ni ayer, ni hoy, tampoco mañana.

Se termina la Misión y con ella los avances del antisistema como la llamada UFECIC y los juzgados anticorrupción; poco después, probablemente el Consejo Nacional Anticorrupción como parte del ámparo que el sistema corrupto ha recibido, de volver las cosas a su estado anterior y entonces será obligatorio que lo único que paso durante estos cuatro años fue similar a la definición económica del “ceteris paribus” y su punto final de nada cambia. Y con este cierre, volverá la indefensión de la ciudadanía en general. Sin embargo, esperemos que aparezcan nuevas iniciativas ciudadanas que provoquen la esperanza que los “buenos-malos” un día caerán por dos condiciones de la naturaleza: (1) porque todo cae por su propio peso y (2) porque todo lo que sube baja y que en el diario vivir pueden suceder dos eventos provoquen sucumbir, como el ser lanzando-empujado o hacerle por la propia torpeza. Esta última es más visible en esta segunda ronda.

El escenario más pesimista y muy probable es que regrese la indefensión de siempre y en el escenario más optimista y poco probable, es que una nueva instancia retome los avances, que enmiende los errores y que nos permita volver a soñar que cuando aparezca la justicia y vayamos venciendo el deleznable binomio corrupción-impunidad, no nos volvamos a sacar los ojos, porque ya nos hemos vuelto a acostumbrar  a las centenarias tinieblas de nuestra triste, plural e inclusiva historia.

Sin duda, en esta lucha contra la corrupción y la impunidad aparecen dignidades que son tan falsas como el billete de un mil Lempiras.

       En espera que los diputados del Congreso Nacional con la prestancia, prontitud y celeridad del dictamen contra la MACCIH, decreten que la corrupción y la impunidad son inconstitucionales y que la Corte Suprema de Justicia deniege el amparo contra tal. Cuando lo anterior suceda, sin duda, Alicia habitará entre nosotros ¿?

“No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”. Montesquieu

Denis Fernando Gómez Rodríguez
20 de enero de 2010
¡Si la lucha contra la corrupción y la impunidad no es real, es ficción!


   

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