¿“mascarillas”?



La Pandemia vigente ha logrado desaparecer entre otras, muchas prácticas sociales, educacionales,  empresariales y tal vez políticas, pero no ha logrado socavar, menos erradicar la corrupción estatal y empresarial elevada a una potencia geométrica muy propias de crisis como las que nos ocupa (tal vez superando el 30% de comisión que suele ser la que solicitan la mayoría de quiénes “compran”).

Esta masa continental que ocupan nuestros territorios se caracteriza por los altos niveles de dolo como norma, entendiendo que excepciones aplican, sin duda.

Por esta franja territorial se han destinado una buena suma de millones con las promesas propias de “Alicia” de cambiar el sistema de salud (especialmente en el tiempo de la cadena de radio  televisión diaria)  que por años han descuidado y de realizar las reformas más profundas del Estado para crear una “nueva” nación ¿en un “nuevo orden”?. ¡Palabras mayores! y de repente capciosas como estila quien las pronuncia.

Con el millonario presupuesto y con las excusas de compra, la población en general y en particular, los especialistas en Salud siguen esperando los insumos básicos de bioseguridad, los hospitales móviles, y entre otras promesas, los 95 hospitales que a la fecha, día y hora de este escrito, no aparecen ni en holograma para ser consecuentes con el relanzamiento de las tecnologías de la comunicación hoy viralizadas como parte de la “nueva modalidad”. Hay denuncias de compras de materiales sobredimensionadas, hay “asomos” de auditorías sin la credibilidad requerida porque cuando no son donde “Alicia” deben ser realizadas por instituciones independientes, no próximas, tampoco afines y menos fraternales con quienes gobiernan, dilapidan, malgastan, faltan a las promesas, “esconden” lo público y no dan cuentas públicas transparentes, entre otras malas prácticas.
Los insumos, accesorios, materiales e infraestructuras móviles y fijas que alcanzan a ser palpables físicamente se han adquirido con más sobrevaloración a la usual, porque cuando es la compra desde el estado y cuando la venta es para el estado, siempre será “mascarilla” como parte anquilosada de modelos de gestión administrativa centenarios que han servido para saquear el erario y que 100 años después y más, son parte de la IMPUNIDAD, esa que sigue siendo sin ideología y tal vez… ¿tal vez? sin credo (aunque excepciones siempre confirmarán la norma o la norma).

Una profesional de la medicina de la Honduras de “acá”, publicó en una de sus redes sociales “Estamos solos y desmoralizados el personal de salud, la población no se cuida y el gobierno le vale su ciudadanía y le vale que nos contagiemos todos de un solo. Cansancio...preocupación....tristeza....enojo.....desesperanza.  Nos han dejado solos.”. En otra región, un galeno denunció un sobreprecio de Lempiras 95 por la compra de mascarillas certificadas y la obligación de comprarlas solamente a través de los “proveedores seleccionados” por el sistema gris y opaco de 100 años y más como lo refleja el estudio del Consejo Nacional Anticorrupción.

La Pandemia es “caldo de cultivo” (donde se desarrollan hongos, bacterias  demás microorganismos) para la falta de transparencia en la rendición de cuentas del dinero del Estado. Diversas propuestas de partidos políticos, de gremios  de otras organizaciones civiles han sostenidamente desde el inicio de la emergencia sanitaria, reclamando  proponiendo a las organizaciones que DEBEN ser garantes del control del gasto, pero quienes gobiernan  desgobiernan al mismo tiempo, son el vivo ejemplo de aquella figura de los tres monos…  ahora cuatro: no ven, no escuchan, no hablan y el último no ve, no escucha, ni habla porque la tecnología móvil lo ha cautivado  presume cada noche con “raciones de hierro” colectivas que si no informan”, “desinforman”, convirtiéndose en propaganda y publicidad política prematura.

A la espera que las exigencias múltiples por la buena administración de los fondos millonarios  las auditorías reales que no existen donde “Alicia” aparezcan  quienes tienen como modus operandi y modus vivendi, la opacidad, se laven las manos, mantengan la distancia social del enriquecimiento ilícito y que despierte el Ministerio que de momento no es público, porque su titular “cinco estrella”, como lo llaman sus afines  y parciales, sigue y obedece únicamente a la solitaria.  

Sin olvidar que las leyes de la física indican que “todo lo que sube, baja” y que “todo cae por su propio peso”… aún las tarimas, llegue el día donde las “mascarillas”tengan el precio real del mercado y no como en la patria de allá… donde "Alicia" nos visita y piensa hasta en naturalizarse.


Denis Fernando Gómez Rodríguez
28 de mayo de 2020
Honduras; Centro América
A la tía Marina, un día después de su cumpleaños, ¡Felicidades!



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