de los 203 años de la Patria

Hoy celebramos 203 años de Independencia de la Patria, la misma que en su carta Magna establece que es Soberana e Independiente y consecuentemente libre en el cumplimiento del derecho de la autodeterminación de los pueblos.

Hoy se hace eco de la intención de Soberanía, de independencia y de la libertad de tomar las decisiones con el goce pleno del derecho. La intención, porque al final, el discurso de 103 años, con la declaración los tres principios de estado, consignados, declarados y reclamados no han alcanzado la concreción de su proclama.

Honduras es definido como estado de derecho, soberano, una república libre, democrática, e independiente donde sus habitantes gozan de la justicia, de la libertad, de la cultura y del bienestar económico-social. La Constitución o la Carta Magna define la existencia, organización y funcionamiento del Estado, así como las libertades, derechos, garantías de la población, la definición del territorio y sus recursos, entre otros detalles propios.

El segundo artículo constitucional  define que la Soberanía es del pueblo, que en este caso incluye que 4 a 5 de cada 10 ciudadanos que no son parte de ninguna de las instituciones políticas existentes, sean centenarias-longevas, “mutadas”, de mediana edad, noveles (sean neonatas o sean mortinatas) y por lo tanto, ningún instituto político debe, aunque sin duda, puede intentar como norma, “abrogar” tal condición, como interpretación basada en el famoso “espíritu del legislador”.

Con las declaraciones ejecutivas y sus consignas, resta por ser testigos presenciales de las determinaciones que aseguren: (1) la recuperación de la deconstrucción del Estado de derecho, (2) el aseguramiento de la libertad y no dependencia de ninguna instancia internacional o estado extranjero, sea de derecha o de izquierda, (3) la reconstrucción de la democracia y la superación de la agenesia en su versión criolla y electorera, (4) de la justicia en su versión correcto y no deformada como la vigente, (5) de la promoción real de la cultura y (6) del cumplimiento de al menos la mitad de las promesas de campaña cumplimiento indubitable de al menos la mitad de las promesas de campaña que nos hagan posible comenzar a gozar del bienestar económico y social de la población en general y no solamente de la Cofradía de turno.

La Soberanía, la independencia, el derecho a la libre determinación de los pueblos y demás consignas deben ser congruentes con la negación a seguir siendo un estado de “caridad internacional” y con los “votos confesionales” de la probidad pública forjar una realidad consecuente y congruente entre el discurso político y la práctica. Enorme el reto, cuyos escenarios de cumplimiento o de incumplimiento son variados y ninguno por real o por ectópico debe dejar de ser considerado. Y si hablamos de la probabilidad de acontecimiento y vemos la conducta bicentenaria y de tres años, lo más inmediato será el resultado comparado con un dicho en el otro lado del Océano Atlántico de “mucha bulla y pocas nueces” porque la falta de voluntad política y la incapacidad recargada de quienes administran o mal administran la función pública como síntoma de una “anosognosia política” (término acuñado por el extinto Gaspar Vallecillo) que por cierto, no tiene ideología. Lo anterior, salvo mejor criterio y desempeño de quienes hoy gobiernan… ¿o en su defecto desgobiernan?

Para alcanzar la declaración ideal hay que despojarse de la condición de “pediche” para evitar que los apoyos internacionales en los campos de mayor precariedad socaven con su “injerencia” la Soberanía y el derecho de la libre determinación de los pueblos.

En la historia de siempre, la negación de los actos es parte de la matriz mediática de turno, independientemente de la ideología que se pregone, hasta que las evidencias no den lugar a más excusas porque se cumple la consiga novedosa de que video “mata” relato, aunque el fingimiento de demencia lo invisibilice y le niegue como real, para que sea ficción y catalice otros peligros consecuentes, que de igual sean ficción, la misma que nos ocupa y preocupa como suele terminar la sentencia.  

Celebramos a la Patria de todos en sus 203 años de existencia y hacemos votos, no rurales, para que los partidos políticos y sus parciales reconozcan que solamente tenemos un País y este no les pertenece con la exclusividad que presumen y el abuso que gestionan, especialmente a los que han intentado gobernar en modalidad bipartidista, o sus extensiones y derivaciones que evocan una especie de pasado con la omisión perniciosa de su presencia.

Los desfiles patrios han cerrado su bulliciosa participación del anhelo de la norma y con la esperanza de que en la próxima, siguiente e inmediata estemos más cerca del logro y más alejados del placebo. Y a la mayor brevedad corresponderá retomar la consigna del 2021 de “recuperar Honduras”, desde la visión socialdemócrata partidaria única y original, en primera instancia y si no es posible por las razones de siempre o por lo abrupto e inconsulto de las últimas, será disidentemente grupal desde lo interno o desde lo externo.

De donde políticamente ningún partido político, ni ninguna persona puede presumir de “bañarse al menos una vez al año en el río Ganges”.

Y de donde se promueve como campaña política:

No votes por los políticos financiados por el narcotráfico, aunque sean de tu partido” como novedosa acepción al lema de la Socialdemócrata “Locha” viuda de Suárez de “no votes por los corruptos, aunque sean de tu partido”.

 

Al cierre

Moisés Naim: “El recurso más escaso es la legitimidad

José Trinidad Cabañas: “No se trata de fundar la República de algunos, sino la República de todos

 

 

Denis Fernando Gómez Rodríguez

Honduras-Centro América

15 de septiembre de 2024

 

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