de lo minúsculo
Se le llama a lo que es de muy pocas dimensiones, entre otros sinónimos encontramos: diminuto, mínimo, insignificante, ínfimo, de poco valor o entidad.
Lo minúsculo entonces, es
de poca importancia al grado que se “puede” prescindir de tal condición. Esta
definición puede ser muy común en diferentes actividades de la vida diaria,
como para ejemplo:
En las finanzas
personales y las recomendaciones de ponerle atención a los “gastos hormiga” o para los fines de estas líneas, los gastos “minúsculos”, como el de tomar un café diario, o un refresco carbonatado y
así, que al final del mes suman en el gasto y restan en el presupuesto disponible.
En la práctica política
local-politiquería autóctona-criolla- se utiliza como descalificativo ante
exposiciones de problemas como el de no contar con algodón de uso hospitalario
(diferente abismal con el uso cosmético)
y por tal razón, el aplazamiento de las intervenciones quirúrgicas de los
quirófanos o salas de operación que han sobrevivido a la desidia gubernamental
de ayer… y a la de hoy. La galena que dirige la Salud estatal, calificó la
carencia como un asunto “minúsculo” y posicionado como noticia por la ausencia de
temas de mayor trascendencia o de mayúscula importancia.
Sin duda, que la mora quirúrgica
estatal no es una cosa “minúscula”, pero en la ideologización del cargo
principal que intenta refundar el sistema de salud pública, no se permite la
tolerancia, tampoco la pluralidad de ideas porque atenta contra la gestión
gubernamental actual y eso puede constituirse en tentativa de golpe como
letanía de moda y de turno. Tal actitud se ha vuelto costumbre en quienes
aspiran a dirigir el país, aunque en sus “intentos” no logren vestirse más allá
del “ocre-medio” lo cual, ha constatado ser una práctica ambidiestra.
La valoración de la persona
en su condición profesional, no necesariamente debe o puede ser compartida por
aquellos conciudadanos, hombres y mujeres, unos “compas”, otros no, porque en
su condición de pacientes-enfermos- es la “minúscula” oportunidad que tienen para
acceder al derecho a la salud, se le alarga la asistencia por la negligencia y
falta de previsión de contar con los insumos o los productos, como práctica común,
y a lo mejor normal, en pulperías de origen o en negocios que sin serlo,
parecen por el agotamiento de las existencias que deben mantener.
Y el colmo de los males
es como reza el adagio que “en río revuelto ganancia de pescadores”, un
precandidato se “solidarizó” de inmediato con el hospital en carencia, llevándoles
las cajas de algodón…pero cosmético, sonando las fanfarrias propias de la época
de campaña y pronto de propaganda electoral y posicionándose en los medios como
un benefactor “opotun-(ista)-o” y fiel garante de la
inopia en el asunto del socorro programado.
Cuando las razones faltan
porque solamente se presentan argumento, sin fundamento que sustenten, aparecen
los insultos, los improperios que revelan lo zolocho y lo zote de quien los expele
o enuncia.
No tener en inventario ni
siquiera lo “minúsculo” como el algodón, pero también otros insumos
insignificantes, ya denota inoperancia, falta de planificación, de monitoreo y
de control interno y bajo la gestión de estas carencias y disfuncionalidades
aspirar a resolver las crisis de la escuela hospitalaria y de la seguridad
social, será un capítulo criollo de una misión no posible.
Debemos seguir aspirando
a que la gestión pública logre leer, comprender, interpretar e interiorizar que
lo “minúsculo” será siempre complemento y tan importante, como lo mayúsculo,
para aspirar a salir de la inopia en la gestión pública, en la práctica
política criolla, condición que nos exhibe, nos ocupa… y nos debe preocupar, nos
debe.
Al
cierre
Del
principio administrativo de Sinergia, donde la sumatoria de las partes, es mayor
y será mayor, que las unidades.
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
Honduras-Centro
América
30 de noviembre
de 2024
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de la Nación-primera parte: de la democracia criolla ¿ficción o realidad?
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