lo ideal, lo real y lo posible
lo ideal, lo real y lo posible
En cada una de las áreas del
diario vivir nos enfrentamos diariamente con situaciones o problemas que
afrontar y dirimir, así es la vida con sus retos, con sus oportunidades y con
sus amenazas. El afrontar la circunstancia depende y dependerá siempre de la
habilidad para buscar los abordajes más indicados que permitan vencer los obstáculos,
aprovechar las oportunidades y sobreponernos a las amenazas.
Hablemos de escenarios y
entre éstos, debemos pensar de manera simple en una tríada de antojo propio: lo
ideal, lo real y lo posible.
Es buena costumbre pensar
en el escenario ideal con la solución más inmediata y completa, pero no es tan
frecuente contrastarlo con lo real de las condiciones en la práctica de la vida
real (en ocasiones ésta, dista de las condiciones ideales y tiende a desmotivar)
para entonces, pensar en lo posible, en lo que la coyuntura actual permita
lograr, sino como meta, como avance que se sostenga en el tiempo y que se
convierta en el escalón para el avance siguiente.
En la acepción política y
como ejemplo, el someternos a un proceso educativo de formación para conocer la
política como ciencia, establecemos que las personas que se sometan a esa
instancia se ubicarán eventualmente, en los siguientes escenarios:
Lo
ideal
Sucederá
si la exposición al proceso educativo formal logra permear la capacidad de
lectura y análisis alejado de la práctica política vernácula (no ciencia) que
se reviste una pasión partidaria-partidista como norma y no como excepción. En
el decir popular, por estas coordenadas geográficas se utiliza la expresión de “botar
el monte” (entendiendo que excepciones pueden aplicar) utilizado cuando las conductas de las personas no reflejan
comportamientos esperados de acuerdo con las circunstancias de la coyuntura.
Lo
ideal, es el enorme reto de todo proceso educativo y siempre se deben orientar
esfuerzos y capacidades para alcanzarlo, sin olvidar que el mismo, no es como
el anuncio publicitario aquel de “1,2 X 3 todo de una vez”.
Lo
real
En
ocasiones suele ser frustrante porque la primera necesidad del estado es la
educación, sentenció el Sabio (de quien un entendido connacional piensa que la
primera manifestación de tal sabiduría fue marcharse de su ciudad de origen y
del país, para someterse a los estudios que le consolidaron, afirmaron y
consolidaron con tal distinción). Ese apotegma, escrito y colocado en uno de los
auditorios del Alma Mater, tiene acepciones en varios campos de la vida
nacional y con las carencias de costumbre, en la educación política como
ciencia.
Lo
real, en la mayoría de las ocasiones es abrumador porque la “práctica política”
está peleada como norma y no como excepción con la ética y con la ciencia.
Entonces se despiertan las pasiones más bajas y otras todavía más profundas por
llegar al poder de la manera constitucional o de la manera inconstitucional,
porque dicen los operadores políticos, que el poder no se comparte y si es
posible, puede y debe durar lo más que sea posible, aunque se mine la
democracia, desde su adminículo superior (las elecciones) o desde los poderes
que componen la misma, como asalto del poder de manera “suave” o de manera “burda
y violenta”.
Esta
conducta histórica inveterada no es fácil de transformar, pero es parte del reto,
porque lo real, triste, preocupante y aberrante solo puede ceder ante el
conocimiento de lo adecuado, de lo real, de lo legal, no desde lo ilegal, de lo
falso, como el ejemplo del aula de clase del posgrado de aprender a reconocer el
papel moneda-billetes- con los verdaderos, no con los falsos.
Lo
posible
Se
orienta en la persuasión de las personas-educandos a que “descongelen” sus
indicios, sus conocimientos y sus prácticas, correctas o incorrectas para dar
lugar a lo que enseña la política como ciencia y entonces, “congelar” el nuevo
conocimiento para tener “la sensación térmica” de catalizar cambios para modificar
la conducta histórica que de momento nos exhibe con malas prácticas políticas
de naturaleza ambidiestra (izquierda-derecha y lo que se sitúa en medio de los
extremos) que nos siguen labrando las honduras de las veredas que geográficamente
transitamos.
La
vía de la educación en política como ciencia es el camino lento, pero seguro.
El vencer la INOPIA en el tema es y será un asunto de constancia con la
proyección del escenario de lo ideal para construir una democracia plena,
diferente a la criolla y electorera que padecemos, sin olvidar que la práctica
inveterada partidaria-partidista es severa, donde la ignorancia de la mayoría
sirve para la pervivencia de minorías que se vuelven “aristócratas y oligarcas”
ambidiestras por definición original… si por definición original que omiten
perniciosamente cuando el poder les corresponde, lo mal administran y les obnubila
y entorpece.
Los
esfuerzos se orientan a facilitar los contenidos y los espacios de diálogo y discusión
plural e inclusiva con tolerancia para desaprender las malas prácticas, motivadas
por “prestidigitaciones”, “cantos de sirenas” y artilugios, alejadas de la
ciencia y aprender (Kurt Lewin) nuevos conocimientos que nos obliguen a
pensar diferente de manera maestra y mejor, nos sirvan para actuar menos “viscerales”
y más “cerebrales-racionales” a lo que la media nacional y local nos condena a
escuchar, ver y leer.
Así la
realidad nacional, sin olvidar que si no es real, es ficción, ¡nada más!
Al
cierre
Séneca:
«Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías, breve y eficaz por
medio de ejemplos.»
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Honduras-Centro América
05 de febrero de 2025
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Pulso de la Nación-primera parte: de la
democracia criolla ¿ficción o realidad?
Pulso de la Nación-segunda parte: de la
democracia electorera ¿ficción o realidad?
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