En el mes de la Patria
Septiembre
marca para el país donde habito, el 196
aniversario de la llamada Independencia. Durante ese transcurso de tiempo, la
ilusión o el sueño ha sido construir un Estado Republicano y democrático,
forjado en la leyenda y las gestas de aquello llamados próceres, unos con mayor
porcentaje de adeptos, otros con una minoría, pero de igual, próceres.
El
tiempo ha servido para que producto de las prácticas no democráticas, “sui
generis”, en el marco de la construcción ¿a medias? de la democracia,
prevalezcan y se impongan modelos que promocionan el sectarismo, la desconfianza
que alcanza el -200 por ciento (-200%) en mi escala particular, la descalificación del contrario, la galopante corrupción y su incondicional impunidad, prevalezcan
sin distingo de ideología.
Las
taras anteriores, han forjado, forjan y seguirán forjando (no hay evidencia,
por lo pronto, de mejoras) la desnaturalización y el retardo de un verdadero
Estado de Derecho, donde se orienten esfuerzos para una real y genuina
construcción de la ciudadanía democrática.
Por
esta latitud y altitud, no pocos servidores públicos-políticos, sin distingos
ideológicos, alardean “ser soldados de…”;
o “la versión actualizada de…”; curiosamente una minoría (¿insignificante?) “Pretende”/”intenta”
o “simula”, admiración por General Cabañas, de quien se ha escrito, "Al
heroico soldado de la unión centroamericana. Al guerrero modelo de constancia, de honradez y de valor". Al hombre
que toda Honduras admira y seguirá admirando siempre. ¿A la mayoría no les
interesa ser honrados y le restan valor a ese atributo?
En
las últimas décadas las colectividades han pretendido y pretenden acuñar seres “cuasi-mitológicos”,
dotados de capacidades que exceden a los “mortales, quienes les veneran y casi…
casi, canonizan. Lo anterior, provoca recordar que en la versión local de “ángeles
y demonios”, los mismos no tienen ideología.
Hoy
seguimos tan polarizados como desde el 2009, con más denuncias y preguntas que respuestas.
Seguimos intentando, pretendiendo y no pocas veces, “simulando” un Estado
independiente con el estandarte “Libertad, Igualdad y Fraternidad” que
construye cohesión social y ciudadanía democrática. En ese tránsito, las
prácticas no democráticas siguen enquistadas en la institucionalidad, pero también
en las organizaciones civiles, empresariales, gremiales y en ocasiones
confesionales, en etapa metástica, sufriendo de anosognosia, de artrosis, entre
otras disfuncionalidades. Es difícil declararse independientes y libres, cuando
primero, somos esclavos de nuestras propias malformaciones.
Como
ciudadanos que habitamos esta Nación, debemos continuar levantando la bandera de
la honestidad, de la transparencia, del bien común, de la integración nacional
y de aquellos valores democráticos, sin cuya práctica será imposible vencer la
desconfianza y todo el sistema de antivalores que hoy se promueven y practican
por quienes nos han gobernado, gobiernan y también, de los aspiran a
perpetuarse o de los que aspiran a relevar. De igual, de quienes promueven la
ignorancia como método de sometimiento. Todos de manera legal o de manera
fáctica, finalmente en el poder, concitan fuerzas tan dispares y contradictorias
que generan” ilusiones” como el mar y el cielo (en alusión a la canción del
trío Los Panchos”).
Corresponde
a los instituto políticos, a las organizaciones civiles, a los empresarios, a
las personas activistas de derecho y al resto (más del 30%) de la colectividad
que no tienen un árbol genealógico que les obligue a ser adherentes a partidos
políticos, seguir esforzándonos por reconstruir una base social, económica,
cultural y política que promueva y nos haga practicar una cultura diferente a
la que nos abriga y delata.
No
debemos olvidar los enunciados de don Justo, el entrenador del equipo “juego
limpio” de la campaña de valores democráticos del Tribunal Supremo Electoral,
en el 2012:
¡Con
valores democráticos todos y todas ganamos!,
¡Siempre
debemos respetar a los demás y a nosotros mismos!,
¡Siendo
tolerantes con los demás, todos podemos vivir en paz! y
¡Respetemos
la opinión de los demás, aunque sea contraria a la nuestra!
Esperemos
entonces, por ese día cuando al unísono promulguemos ¿y practiquemos? que: “nos comprometemos al respeto irrestricto de la Constitución de
la Republica y de las leyes, por una sola vez, como en Estados Unidos”. Ese
día la Patria, tomará el norte correcto, el que han desviado aquellos/as que
simulando buscar el bienestar del país, lo han redirigido al bien de sus
allegados/as y en el peor de los escenarios, en el suyo propio y el del círculo
familiar.
Como
epítome, el deseo del General Cabañas:"No se trata de fundar la República de algunos, si no la República de
todos", apotegma que por lo pronto, es deuda histórica; ojalá un día, se convierta en realidad.
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
7 Septiembre de 2017
tres días antes de la celebración del día del niño/a”… ¡Felicidades!
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