de la nueva tarjeta de identidad

Por estas coordenadas geográficas la tarjeta de identidad vigente alcanzó su primer vencimiento 10 años después de su emisión y desde entonces se ha prorrogado cada cuatro años hasta la fecha.

La propuesta de una nueva tarjeta de identidad reaparece recurrentemente en la palestra nacional sin muestras fehacientes del mayor interés político por los partidos mayoritarios, longevos, centenarios y ahora “mutados”.

El proyecto presentado recientemente por el Ejecutivo (¿con propósitos de seguridad nacional o electoral solamente?) estima alrededor de 200 millones de Lempiras (¿?) de acuerdo a lo manifestado por un diputado oficialista, que en su propaganda partidista menciona 20 medidas de seguridad (10 millones por cada una de las bondades) y adicionalmente ofrece que con la nueva identificación “desaparecerán” las actualizaciones domiciliares, conocidos popularmente como “traslados electorales”, un asunto que no está por ningún punto ligado al tema y que al no ser real, se convierte en ficción. De este último asunto no existe interés alguno por solventar esa disfuncionalidad de la ley electoral vigente y que erosiona la legitimidad de las autoridades electas a nivel de Corporaciones Municipales de manera directa.

La visión desde el partido gobernante (y sin duda, el resto) es inicialmente de interés electoral, donde adicionalmente han presentado un proyecto complementario para que el documento de identificación sea expedido a menores de 18 años, como en algunos países del Continente (Nicaragua y El Ecuador, como excepción de la regla). Un intento verbal acerca del tema se manifestó después de las elecciones del 2009 y curiosamente en la ronda de consultas realizada por el TSE por el país, para una propuesta de nueva ley electoral, en la ciudad de Santa Rosa de Copán un grupo de estudiantes de un instituto educativo de secundaria, presentó los resultados de una consulta, donde prevalece la negativa para gozar de tal “privilegio” y evitar así, que los adultos intenten la manipulación del sufragio.

La propuesta pretende habilitar cerca de 800 mil nuevos votantes con edad de 17 años, que sumados a igual cantidad de 18 años, participan como nuevos votantes cada cuatro años, daría un total aproximado de 1,600,000.00 (un millón seiscientos mil) estratégicos para los fines políticos electorales de perpetuarse en el poder a través de una dictadura democrática de partido o de persona. Como máxima esta amenaza no tiene ideología.

El tema propuesto desde el Ejecutivo, no se acompaña de ninguna propuesta de una nueva ley del Registro Nacional de las Personas que asome convertir y “sanear” la Institución de Seguridad Nacional, buscando la mayor “asepsia” en el nombramiento de las nuevas autoridades (2019 ¿o antes?), sin tomar acciones concretas para dar termino a la corrupción e impunidad registral que gestionan  las redes corruptas internas de empleados y allegados que se conocen pero que de igual, se temen  e “invisibilizan”, para la continuar con la mala práctica de la inscripción irregular de personas ajenas al Estado de Honduras, que mediante sobornos históricos han adquirido y adquieren irregularmente una identidad que pone en precario la seguridad nacional del país.

El proyecto en mención puede eventualmente constituirse en un “globo sonda” que desvié la atención al verdadero problema que crispa la población y entonces aletargue el presunto diálogo y en un escenario probable, condene el tema al olvido como suele suceder históricamente con algunos los temas de interés nacional.

Como país requerimos de un nuevo documento de identidad, que de verdad sea invulnerable (desde la misma instancia responsable) y que como ventaja comparada nos permita tener la mayor precisión en la auditoría y la depuración del Censo Nacional Electoral, para que las denuncias de que los muertos votan porque el subregistro de defunciones excede a la norma (los parientes no registran las defunciones de sus deudos), de que se vota más de una vez, de que se sigan considerando los cerca de un millón de personas que están fuera de la Patria y otras disfuncionalidades (menos el de la actualización domiciliar o “traslados electorales), se terminen. Sin olvidar que técnicamente ningún país del mundo, tiene un censo perfecto.

Las suspicacias del tema de la nueva tarjeta de identidad, sus promotores y sus detractores reaparecen en su ciclo de cada 4 años y así, hasta que no se tome una decisión política final que resuelva primero el tema de la inseguridad nacional por su alta vulnerabilidad, en contraposición a la categoría conferida oficialmente el el 2007 y el tema de la depuración real y no “ficticia” del censo que permita fortalecer la legitimidad producto de la participación de las consultas de democracia directa y las comiciales.

En espera para que las tres personas ¿o cuatro? ¿o solamente dos? indicadas a resolver el problema vigente dispongan del interés “genuino” para sentarse y definan los acuerdos vinculantes (sin necesidad de que los legisladores lo “secuestren”), similar a cuando el Presidente de la República remite sus “decretos” y le da “línea” a su bancada y a la de sus “apéndices”. Lo anterior es una conducta histórica y no tiene ideología.

“Nunca perdió más tiempo el águila“Nunca perdió más tiempo el águila que cuando escuchó los consejos del cuervo“.  que cuando escuchó los consejos del cuervo” (William Blake)


Denis Fernando Gómez Rodríguez
30 de abril de 2018
De donde ahora existen vacas “intelectuales”, pero "preexisten" las vacas “políticas”.

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