40 años de la Socialdemocracia local
El 4 de diciembre de 1978 el
entonces Tribunal Nacional de Elecciones decidió aprobar la inscripción del
entonces denominado Partido Innovación y Unidad, luego de ocho largos años de
negarle ese derecho, mismo que después del golpe de Estado al Ejecutivo por
denominación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, llevó al otro extremo
de la expedita colaboración y facilitación de los requisitos de inscripción por
parte del ente rector electoral, al grado de ahora contar con 10 institutos
políticos y con la “amenaza” de contar de 4 a 6 nuevos partidos.
La virtual amenaza por que
en el inmediato futuro el Censo Nacional Electoral no será suficiente para ese
eventual crecimiento en el número de partidos políticos y con la imposibilidad
por suspensión constitucional del artículo 96 de la ley electoral que pretendía
poner requisitos para que los institutos mayoritarios y minoritario no
solamente nacieran, también murieran.
Cuarenta años después la
socialdemocracia sigue siendo tan incomprendida y descontextualizada a nivel
ideológica y de práctica política que deriva en el escaso apoyo que la
población en general le ha brindado a través de los años. El apoyo ciudadano no
ha traspasado el umbral del dos por ciento a nivel presidencial y por supuesto
tampoco ha alcanzado porcentajes significativos a nivel de Municipalidades y de
diputadas y diputados.
Como en todo el país y el
resto de instituciones políticas ha existido y existe una enorme crisis de
liderazgo que le ha llevado a parecer una “sucursal” o un “apéndice” de un
partido mayoritario, mutado en sus prácticas históricas, gracia a la “entrega”
por hermandad y al alejamiento de algunas de las personas con “partida de
nacimiento original”; la omisión y el desdén de quienes al menos han estado
presentes como “hologramas” hasta la fecha. Lo anterior provoca que tres de sus
diputados propietarios y tránsfugas, estén a la espera de la inscripción del partido
político del dirigente al que siguen para emigrar una constituir una “nueva bancada”.
Hay que reconocer que la diputada propietaria actual, siendo tránsfuga ha hecho
más por el partido que aquellos que son de primera o segunda generación.
A cuarenta años de su
inscripción debemos resaltar que aquellos que hemos tenido la oportunidad de
ejercer cargos públicos abanderados por la Socialdemocracia, al menos, han sido
aparentemente más inocuos, más asépticos y menos corruptos que el universo
local. Este es un valor tan intangible que los medios de comunicación invisibilizan
y la población desestima y menosprecia.
Los retos de la
Socialdemocracia pasan inicialmente en cuatro instancias: la primera por una obligada
relectura y contextualización de la doctrina política (que no es fácil de interpretar,
menos de practicar). La segunda por buscar el “balance” del “desbalance”
provocado por quien desde el 2014 dirige. El desbalance porque ir del extremo conservador
al extremo contestario, omitió el razonamiento y la lógica original de la
socialdemocracia y se automutilo en el “discurso” vestido de “frac”, a mimetizarse
al caos, la irracionalidad y la violencia.
En tercera instancia, por esperar que en el 2019 la decisión de seguir en lo mismo o rectificar en la dirección
y por supuesto el rumbo para una praxis política más social y más demócrata que
hoy son deudas del extremo conservador y del que ha cedido su autonomía e
independencia jurídica y se ha tornado “sucursal” ¿o “cuasi-sucursal?
En cuarta instancia se
requieren de esfuerzos plenos y múltiples para que la deuda política no se
deposite en su totalidad en los bancos e inviertan en los cuadros políticos nacionales,
departamentales y municipales. Además, de la urgente obligación de dejar de ser
como el avestruz y se expongan a la población las denuncias fundamentadas del
desgobierno y se planteen soluciones concretas
que “quemen” “rompan” y “manchen” las conciencias de los que han convivido y
patrocinado el latrocinio del Estado (sin ideología particular) y emulen
entonces propuestas como en sus tiempos fue la proclama de Gualalá.
El país necesita que la
socialdemocracia se rehabilite, se fortalezca y continúe siendo lo más inocua,
lo más aséptica, la no corrupta ¿o la menos? y la ojalá, la reserva moral y
aprenda que en política, negociar no es mala palabra y cuando lo hagan, lo
sepan hacer para evitar “regalías” a terceros, que después inculpan sus fracasos
particulares sin pudor, sin mérito y sin razón.
A cambiar la
invisibilización que aqueja y que hoy 4 de diciembre no ha sido la excepción.
Como dice el lema “PINU es el camino”… y de repente lo sigue siendo.
¡Saludos a los pinuistas de
primera generación en especial y a aquellos tránsfugas que de momento transpiran, sienten y respetan el partido
que les alberga!
De cultura general y como
reflexión la frase del Presidente norteamericano Abraham Lincoln “Se puede engañar a parte del pueblo
parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”,
la interpretación queda a su discreción personal.
Denis Fernando Gómez
Rodríguez
4
de diciembre de 2018
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