del año que se va y...
... del año que viene
Por estas coordenadas
geográficas el año que nos deja ha sido como lo suelen ser siempre,
caracterizados por escándalos provocados por el incremento de la corrupción y
la impunidad que crecen como la inflación y que afortunadamente no puede ser
“maquillada” como ésta última.
Por acá las crisis políticas
son un “modus operandi” y un “modus vivendi”, cuando no existen se
provocan, porque dan vigencia a las personalidades que independiente del
partido político se dedican a provocar y a reaccionar, de tal modo que los doce
meses del año existan las mismas, con sus “beneficios” grupales o personales de
siempre, evocando la emancipación del pueblo como sofisma permanente.
A días del cierre del 2018
hemos visto con asombro como los dirigentes políticos (excepciones aplican) han
persistido en pretensiones de engañar a la población en general, obviando que
ya no es válido esgrimir que de cada 10 compatriotas, al menos 8 “pertenecen a
los partidos centenarios y longevos; así como a los “clonados”, pero de igual,
longevos. Da igual, las conductas históricas y sus malas prácticas no han
encontrado todavía los “votos rurales” que venzan la tendencia de la ilegalidad
como indicador “sine qua non” de los
“esfuerzos” por desgobernar.
Las fatalidades de las malas
prácticas han derivado a que los compatriotas favorecidos con la existencia
política accionen su propio “sistema inmunológico”, para evitar que las
acciones de los agentes extraños de la lucha contra la corrupción vulneren ese
cierto estado de bienestar que nos coloca en los últimos lugares mundiales de
los indicadores positivos y en relación directamente proporcional nos colocan
en los primeros lugares de los indicadores positivos. Lo anterior denota que el
sistema del Estado de Derecho y sus caminos torcidos fue diseñado y lo sigue
estando (sin visos concretos de cambio) para que no suceda nada extraordinario
contra el “orden de cosas” y en caso de aparecer excepciones, lo que suceda sea
el equivalente al termino en Economía: “ceteris paribus” (algo así como modificar
una variable en los factores y dejar los demás iguales, pero nada cambia”) como
lápida a los esfuerzos de aquellas personas que buscan un estado de bienestar
diferente como parte del antisistema que nada contra corriente y que por lo
menos asoma, aunque falte tiempo para verle brillar en una oscuridad milenaria
como la que nos circunda.
A días que el año viejo
fenezca es nada lo que se logrará avanzar, la justicia está de vacaciones y su
institucionalidad también, al grado que en ocasiones da “sensación térmica” que
la misma es permanente. Todo lo anterior, en contubernio de la mayoría de
organizaciones civiles y religiosas que con su acompañamiento “militante” o con
su “asolapamiento” cohabitan con el poder y con los poderosos.
Queda esperar que al iniciar
el año próximo donde hay apuros político-electorales, sin la mayor intención
pública de dar respuesta a la frase lapidaria del informe de la misión de
observación electoral de la OEA del 2017, donde entre otras expresiones,
manifestaron y yo parafraseo que “… el evento electoral observado ha sido de
baja calidad y no tenemos la certeza de los resultados”. Por ahora lo urgente
es redistribuir las cuotas partidarias en el ente rector electoral y en el ente
registral; nada más. Lo anterior, se avizora como la partición del poder de
siempre y el desprecio por cumplir con los indicadores internacionales que
determinan las elecciones como democrática… y auténticas; lo que no deja de
llamar la atención es la complicidad de organismos internacionales como el que juzgó
y hoy recomienda.
Antes que la legislatura
termine, “soñamos” con que alguna (¿?) de las siete bancadas oficiales y el
resto de presencia “holográmica” proponga una reforma constitucional donde la
corrupción, la impunidad, la ilegalidad, el fraude, la omisión perniciosa, el
sectarismo, y la violación de la ley primaria y derivadas sean declaradas
inconstitucionales y por lo tanto sean ratificadas inmediatamente al inicio de
la siguiente legislatura para su legalidad y legitimidad.
En espera que no suceda como “Fábula” de Jorge Luis Oviedo y su acepción
política local, por supuesto:
“Hace mucho tiempo (algo así como la eternidad y aún
después), en un país de cuyo nombre me acuerdo siempre, hubo una noche tan
larga, que, según mi madre, duró un Siglo. Los habitantes, unos conejos
enormes, se dieron a la tarea de esperar, a ojos abiertos, la llegada de un
nuevo amanecer. Un día, por fin, un enorme sol disolvió hasta los más leves
espacios de la centenaria oscuridad. Desgraciadamente, para entonces, la gran
mayoría de ellos se habían acostumbrado tan bien a las tinieblas, que aquella
sorpresiva claridad les resultaba desconcertante, y como no pudieron
soportarla, optaron por sacarse los ojos”.
Del cálculo universitario, pero también del político y de
donde los concursos para altos funcionario públicos son fallidos o son
“fallados”.
A
los lectores en Estados Unidos; Honduras, Alemania, Francia, Canadá,
Eslovaquia, Ucrania, Chequia, Brasil y Emiratos Arabes Unidos (los primeros
diez en visitas al blog), como al resto que se suman:
¡Feliz
Navidad! y próspero Año Nuevo 2019
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
25 de diciembre de 2018
A Sandra, 28 años de nuestro matrimonial, gracias por tanto.
Gracias Dennis ......Dr Garcia...un saludo estimado .....de acuerdo cpn su mensaje..por eso digo .....:.feliz navidad con libertad democratica y prospero año nuevo en libertad democratica .....por la razon o por la fuerza...en Honduras queremos mas y mejor democracia....OAGC
ResponderBorrar