La vida es como neblina...


… sale y desaparece

El título intenta resumir el versículo 4:14 del libro de Santiago en La Biblia que expresa: cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. El contexto de esta afirmación es una advertencia a aquellas personas que aseguran a pie de juntillas que hoy o mañana irán de este lugar a otro, que harán cuantas cosas planeen, sin saber, menos reconocer, por la soberbia que nos arropa a nivel exponencial y que nos permite jactarnos del día de mañana, olvidando conscientes o no, que tal podrá ser posible y factible si Dios quiere. Así de práctico y claro.

La humanidad que representamos ha alcanzado altos niveles de ciencia, de entendimiento y de múltiples destrezas que han ocasionado sobreponerse a casi cualquier tipo de limitación en cualquier campo de la ciencia, al grado que las personas que han gobernado desde los inicios de la historia y quienes actualmente gobiernan las naciones han adquirido un papel de rectores del mundo o cuasi,.

Es tanta la ciencia que ha derivado en la soberbia, la arrogancia y todas aquellas “virtudes” que son en muchas situaciones inversamente proporcionales al honor, al respeto al prójimo, a la decencia, a la probidad y a la honradez, por citar un par de valores de vida, que la modernidad y el desarrollo se han ocupado de colocar a nivel de precarios.

Con el aparecimiento de la pandemia de turno, la sociedad mundial recibe un llamado de atención que ha descubierto la fragilidad al grado postrarnos,  independientemente del grado de desarrollo económico y de la ciencia en los pueblos y que ha generado pánico colectivo.

Esta pandemia ha recordado a la humanidad que somos toda la suma de virtudes que nos consideremos como personas, pero ha dejado descubierto que ante las pestes todos somos igualmente vulnerables, vulnerados y entonces frágiles, exponencialmente frágiles.

Este nuevo flagelo golpea y golpeará más fuerte a los países que sufrimos con pueblos vulnerados y vulnerables porque sus sistemas de salud son apenas una simulación, agravada por un aprovechamiento de quienes han desgobernado y desgobiernan (sin o excepción ideológica) con cada oportunidad para declarar emergencia o alerta roja como excusa para buscar nichos para esquilmar al erario con sus decretos y sus mecanismos corruptos, revestidos de la mayor  IMPUNIDAD.deseable y posible.

El autoaislamiento social nos da la oportunidad de recordar que las viviendas que ocupamos son más que el techo que nos cubre cada noche cuando retornamos para descansar. Lo anterior provoca que se disponga de tiempo para platicar con la familia y pretender encontrar actividades colectivas que la modernidad nos ha arrebatado. Hoy tenemos la oportunidad de hacer un alto (sino por convicción, por obligación) y reencontrar el solaz personal, la “koinonia” familiar y recordar que al final del discurso de la vida, todos en absoluto, somos mortales, pequeños y sobre todo frágiles.

¿En quién está depositada su esperanza de vida? Miles de millares hemos aceptado nuestra fragilidad y hemos decidido poner nuestra esperanza en el Dios de la Biblia: El mismo que nos hará sobreponernos a la pandemia de hoy, como nos ha ayudado en las pandemias de ayer. Sin negar que este triste ejercicio de la vida y el pánico que ha desencadenado (porque ningún mortal quiere desaparecer), es apenas un aviso de lo que proféticamente está escrito y falta por ver, pero que a diferencia de Nostradamus, hay una respuesta, hay una esperanza para aquellos que logremos vencer el jactarnos del mañana provocado por nuestra soberbia y entonces reconozcamos que somos finitos y aceptemos como dice el lema del programa de radio “Destellos bíblicos” que enuncia: “nuestro único deseo es presentarle al señor Jesucristo como la única solución a todos sus problemas” .

Nuestras palabras de ánimo y oraciones para aquellas personas que en su condición profesional y laboral deben estar en la primera línea de la batalla contra la pandemia, pero también a aquellos que de repente puedan asentir que la vida es como neblina… sale y desaparece.

Para los que somos creyentes en la fe judeocristiana no olvidar que la promesa es Maranata, ¡Cristo viene otra vez! y la emergencia sanitaria que hoy nos ocupa apenas es un recordatorio y un ensayo de los anuncios de tal evento. Mientras tanto, nos corresponde entonces, afrontar el pánico desde la precaución sanitaria.

Para la reflexión:
“Que van a saber de apreciar la vida, aquellos que nunca han danzado con la muerte” Dr. Hugo Strange M.D.  



Denis Fernando Gómez Rodríguez
17 de marzo de 2020
A un día del cumpleaños 83, de doña Gabriela. ¡Felicidades suegra!





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