"bioseguridad"
Desde el aparecimiento de la Pandemia que nos afecta
mundialmente, la bioseguridad se convirtió en la respuesta inmediata, en
ocasiones presentada como panacea, para resistir los embates del virus del
momento.
La bioseguridad se define como “el conjunto de medidas preventivas
que tienen como objetivo proteger la salud y la
seguridad del personal, los usuarios y la comunidad, frente a diferentes
riesgos producidos por agentes biológicos, físicos, químicos y mecánicos”.
La bioseguridad y sus medidas aplicadas estrictamente al personal de personal
de salud y de enfermería con el fin de prevenir y evitar el contagio o
contaminación por agentes infecciosos, sean físicos, químicos o biológicos,
sobre todo a través de sangre y fluidos corporales, es ahora un común denominador
cuando los países se ven en la necesidad de resolver la dicotomía entre ¿quién
es más importante la salud o la economía? causada por las cuarentenas o
encierros obligados y prolongados (en unos países con menor intensidad y en otros
con mayor severidad).
En esta franja territorial el gobierno de turno ha tenido más
desaciertos que aciertos en el tema del manejo de la Pandemia, sin duda ha
establecido todas las líneas de financiamiento de una importante suma de
millones bajo promesas incumplidas en infraestructura, compra de equipos de
manera equivocada e incompleta, “cuasi” instalaciones de hospitales móviles que
podríamos considerar “holográmica”, denuncias de sobreprecios y un sinnúmero de
manifestaciones con el manejo del presupuesto que riñen de manera intensa con
la probidad administrativa, sin asomo alguno desde la “institucionalidad” por
evitarla, menos combatirla al actuar en asomos de complicidad, como aplicando
el dicho aquel de “no se ponen a cuidar a los conejos las zanahorias” y otros
que declarativamente deben velar por los intereses del pueblo, sumidos en la
inoperancia propia y en ocasiones agravada por medidas legislativas que refuerzan el sistema inmunológico legislativo
que a la fecha, día y hora de este comentario ha desarmado aquel esfuerzo de
antisistema que idealmente lucharía contra el binomio corrupción e impunidad
pero que sufrió eutanasia desde la instancia legislativa con el patrocinio
ejecutivo, dejando al pueblo de la bandera de las cinco estrellas en un estado
profundo de indefensión.
El gobierno y los sectores económicos y sociales se aprestan a reabrir
(no “reapertura”) la economía porque los diferentes protocolos de bioseguridad están
no solo listos, también consensuado con el ejecutivo. En una discusión paralela
los trabajadores de la salud siguen esperando por los insumos, por los “95
hospitales”, por los que vienen de Turquía, por que completen las carcasas de
los ventiladores incompletos, por la indumentaria y por todo aquello que han
prometido (tal vez como sucedió con los frijoles de Etiopía). De igual, la
decisión ha sido ya ordenada, la economía la cataliza, mientras el sistema
hospitalario que alcanza su nivel máximo de robustecimiento a las nueve de la
noche de cada día de cadena nacional de radio y televisión (como una ración de
hierro) y cuando las estaciones vuelven a su programación usual; también lo
hace el sistema de salud, maltratado, saqueado y en ocasiones malvendido desde
ya años por otros desgobiernos, pero sobre expuesto en proporciones geométricas,
mayores que las numéricas, por este “grupo selecto” que desde cerca de 10 años,
nos saquea el erario a plena luz del día, en una sociedad indefensa porque los
poderes del estado, hoy son uno y las instituciones como la del denominado “cinco
estrellas”, solamente mira, escucha y obedece a la “taenia solium” .
Los protocolos ya están listos han corroborado, quedamos a la espera que
las autoridades, los empresarios y el resto de representantes que han
participado de las mesas sectoriales de trabajo no se hayan “olvidado” del
protocolo de bioseguridad en los centros de trabajo contra la corrupción y la
impunidad; binomio que la Pandemia no ha logrado socavar, por un “sistema inmunológico
legislativo” que se ha urdido desde ya meses y se urde todavía, con subterfugios
que eventualmente permitan asegurar el latrocinio público por 30 años o más,
como han dicho algunos que tienen reticencia al nuevo Código Penal, apedillado
de la Impunidad.
Si el virus no ha vulnerado la epidemia nacional de la corrupción e
impunidad de turno, ¿corremos el riesgo de que esta última sea también cooptada
por el gobierno? Este que nos desgobierna, nos atemoriza, nos infunde miedo, pánico
y quien en vez de dar pan al indigente, lo multa, por no portar la mascarilla
que se compró, pero nunca llegó.
A partir del lunes entrante veremos cómo se cumple la mención aquella parafraseada
de que “la economía se recupera, una vida perdida, no” y esperemos que no tenga
una acepción viral aquella parte de la séptima estrofa del himno nacional de “serán
muchos Honduras tus muertos…”
“El poder depositado
en las manos de los legisladores no es absoluto. Debe arreglarse a los
principios eternos de justicia, debe respetar los derechos y garantías de los
ciudadanos, debe hacer contrapesos que aseguren de modo posible el equilibrio
de la razón.” José Trinidad
Cabañas. De donde pocos recuerdan al General y Presidente de la República …
por honrado.
Denis Fernando Gómez Rodríguez
6 de julio
Tegucigalpa, Honduras
A cuatro días de los 26 años de Denis Alberto;
hasta allá, ¡Felicidades hijo!
El poder absoluto corrompe absolutamente
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