de “buena fe”
Esta
es una expresión de uso por estas coordenadas geográficas, puesta en boga en
los últimos días por haber sido expresada por un funcionario público de alto rango al responder a preguntas
constantes relacionadas con la administración a su cargo, en el uso de fondos públicos
para combatir la Pandemia del momento y especialmente, en el sonado caso de la supuesta
compra “con pago por adelantado” de unos hospitales móviles fuera del país.
De “buena
fe”, una buena parte de la población acude con especial atención y civismo a
ejercer cada cuatro años, su derecho constitucional de ejercer el sufragio,
creyendo que las autoridades de las instituciones constitucionales velarán por
el cumplimiento de la voluntad popular expresada en el sufragio y que los partidos
políticos, especialmente los centenario y el derivado, no cometerán fraude.
De “buena
fe”, la población entera (los que ejercen el sufragio y los que no) espera que
las personalidades que han asumido y asumen la primera Magistratura del Estado,
independientemente de su ideología, van a cumplir con sus promesas de campaña
política y van a cumplir a cabalidad el juramento de respetar la Constitución
de la República (¿no violentarla?) y las leyes.
De “buena
fe”, se “cree” en alguna medida que somos un Estado de derecho, Soberano,
constituido como República libre, democrática e independiente donde sus
habitantes gocen de justicia, libertad, cultura bienestar económico y social. De
igual, que la Soberanía corresponde al pueblo ¿…?
De “buena
fe” se cree que el país transitará de la precariedad actual a un mejor estado.
Esa precariedad construida por el centenario disimulo, la alta discrecionalidad
y la dilapidación de los recursos del Estado que han mal gestionado quienes en
su intento por gobernar, nos han desgobernado y en los últimos 10 años han
dejado una impronta que no deja dudas del cumplimiento del adagio popular aquel
que “la avaricia rompe el saco” y que hoy no sume en una indefensión
multidimensional como Nación.
De “buena
fe” ¿tal vez no de buena gana?, un sector de la población paga sus impuestos esperanzados
con que nadie los va a malversar, dilapidar o sencillamente nadie los va a
secuestrar para su peculio propio. Y entonces se espera que el “dinero ajuste …”
como ha dicho un vecino cercano en el triángulo norte.
De “buena
fe”, se espera que los que hagan actos de corrupción, sean enjuiciados, juzgados
y condenados venciendo la robusta IMPUNIDAD diseñada desde un sistema de justicia
arbitraria, selectiva, instrumentalizada e ideologizada, que asegura de
momento, que de “pasar algo fuera del diseño” sea leve, efímero, volátil y “sin
sentido” como en país de Alicia.
De “buena
fe”, esperamos todavía… que el gobierno encuentre la ruta y se auto coloque en
cuarentena y con las medidas de seguridad para que el dinero ajuste, para que
se privilegie la educación y la salud sobre el armamentismo, donde se doten los
hospitales con el recurso de salud requerido, con los insumos, los medicamentos,
la infraestructura física actual, la temporal-y-móvil que “aseguran” se
desplaza por alguno de los “siete mares” y esa historia sea real, no ficción (y
no sea estafa) para que llegue a tiempo, no cuando ya sean muchos nuestros
muertos.
De “buena
fe”, se espera que un día salga el sol de la verdad, de la justicia y del bienestar
social que disipe la centenaria ¿o milenaria oscuridad? que hoy día es cooptada
por un estilo autoritario, militarizado, “dopado”, con nexos del crimen común,
del organizado y hasta del representativo
De “buena
fe”, dejo estas líneas, esperando que las tiendas de campaña y los toldos desaparezcan
de la vista pública y las cantidades millonarias aprobadas con la excusa de la
Pandemia, ajusten para lo que se requiere, aunque al comparar las experiencias
exitosas de los vecinos con la gestión pública queden a futuro como retos inmediatos de “buena
fe”.
”Hay, pues, algo
imprescindible, algo más importante que los intereses materiales, que la
utilidad de presente, y es el honor del país y los derechos del pueblo” General
José Trinidad Cabañas
Denis Fernando Gómez
Rodríguez
23 de junio de 2020
De
donde lo “sin sentido” se volvió cotidiano y continuista al grado que Alicia,
eventualmente habite entre nosotros.
Interesante artículo que desnuda la falta de compromiso legal y moral de cumplimiento al actuar. Muy bueno!
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