de la Paz
El mensaje del pesebre también deja entre otros temas, el de la paz. No la paz que prometen los hombres y mujeres; esa que es motivo de excusas para iniciar conflictos bélicos o guerras, tampoco la que se intentan alcanzar desde el uso y abuso de sustancias psicodélicas y psicotrópicas, entre otras matrices que se estilan para alcanzar tal fin.
La paz que se promete y dispensa desde el pesebre, es
una que tiene que ver con una relación individual que implica rendición del yo,
como excepción y no como norma, ante el Dios-hombre que irrumpió en la historia
de la humanidad al grado de establecer un antes y un después.
La Biblia en el libro del Profeta Isaías 9:6
identifica que el niño del pesebre será llamado Príncipe de Paz, entre cuatro
nombres más. La paz que Dios ofrece sobrepasa todo entendimiento, es tan real,
práctica y básica que para quiénes no le conocen personalmente por fe, la
subestiman, la desprecian y la desechan. Para gozar de esta paz dispensada
desde el pesebre se requiere humildad para reconocer que nuestro ego personal debe
ser vencido y entonces reconocer que esa paz no es la que el mundo y sus
ofertas de satisfacción personal ofrece.
Usted ya goza de esta paz que trasciende el entendimiento, que
no es producto de la autoayuda y todas aquellas terapias modernas que hoy se
ofertan como la solución a los conflictos internos y externos que la historia
inicial y la modernidad provocan.
En esta temporada de recordar el evento y el mensaje
del pesebre, de esperar la clausura del año viejo y esperar por el nuevo, le
recomiendo tomar un tiempo para valorar la paz de la cual actualmente goza y en
el caso de necesitarla encontrarse personalmente (sin intermediaros) con
Jesucristo y rendirse y aceptar el mensaje del pesebre, para que en medio de la
parafernalia , de la pólvora, de las viandas, del intercambio de presentes, del
eventual consumismos y de las indulgencias, goce realmente de la paz que el
mundo no puede dar, ni prestar, ni alquilar, ni vender, ni heredar. Cuando
encontramos a Cristo, tenemos paz con Dios, con nosotros mismos y con nuestros
prójimos o “próximos”, sin duda. Ya no como excepción, sino como regla.
Para el cierre:
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros,
estad en paz con todos los hombres” Romanos 12:18
Denis Fernando Gómez Rodríguez
20 de diciembre de 2021
Hoy desde este lado del Potomac (DC)
Comentarios
Publicar un comentario