del Salvador
El mensaje del pesebre también establece que nacimiento de Cristo fue motivo de nuevas noticias de gran gozo por el nacimiento en la ciudad de David, de un Salvador y Señor (San Lucas 2:11)
Ese Salvador no
fue reconocido, tampoco aceptado por su pueblo. No entendieron, tampoco
entienden hoy, a un Redentor diferente al estereotipo esperado. Para beneficio
de la humanidad en la globalidad, ese mensaje sencillo, pero incomprensible, de
salvación de los pecados que nos encarcelan en no menos de 50 diferentes
manifestaciones de la mera carnalidad, se extiende a todos aquellos hombres y
mujeres que deseen creer en él; luego negarse a si mismos y tomar su propia
cruz, para que el crezca y entonces, nosotros mengüemos en nuestros propios apetitos,
deleites y dispensaciones como contrapropuestas del mensaje de salvación.
El mensaje de
salvación sigue firme, el Salvador también, no muta, su sacrificio sigue vigente
para todas aquellas personas que creen en él, y le aceptan como Sanador, como
Salvador y como Señor. La celebración como memoria es interesante, pero el
mensaje es y sigue siendo lo más importante; la palabra inspirada sigue
inmutable y aunque el cielo y la tierra van a pasar, la misma permanecerá para
siempre.
Usted podrá estar
a favor o en contra de la fecha de la conmemoración, pero que Jesús nació e irrumpió
en la historia de la humanidad, no puede, ni podrá ser negado, tampoco borrado
de los anales y entonces creer o no, será siempre una decisión personal y de
igual, su consecuencia.
Cuando
encontramos sentido al mensaje esencial del pesebre, encontramos la verdadera
esencia del sentido de la existencia y somos libres de las ataduras que
resultan de una vida sin Cristo, sin el Salvador. Usted ya encontró al Salvador
o sigue buscándolo en el árbol, en la estrella, en las luces, en los obsequios,
en las indulgencias alimenticias, o en las espirituosas, en otras creencias o la nueva
tolerancia, esa misma que marca el inicio de los eventos últimos que deben cumplirse
antes de experimentar la otra faceta de la salvación final, la del juicio, la del castigo y de la aflicción eterna, para quienes no acepten, ni crean.
¡Si no es real, es ficción!
A usted ¡Feliz Navidad!, sin olvidar que el verdadero sentido es el nacimiento
de Cristo.
Denis Fernando Gómez Rodríguez
23 de
diciembre de 2021
Desde el DC,
en este lado del POTOMAC
(1)Y mañana
será la celebración de Navidad de allá y pasado mañana, de la de acá.
(2)A Denis Joel,
en su primera Navidad
(3) Ayer 22,
recordamos con gratitud a la recordada Victoria Rodríguez, nuestra madre
Tratase de la incredibilidad y de la credibilidad que fuera posible de atribuírsele a la Natividad punto me parece están coherentemente planteados planteados
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