de la sociedad moderna

    En los tiempos que nos ocupan prevalece el alto impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación que en alguna medida han acortado distancias y en excepciones que confirman la regla, han generado distancias por el efecto cautivante y nocivo de nuevas adicciones.

La sociedad moderna se caracteriza por: (1) La precariedad, (2) por la incertidumbre y (3) por la individualización con su ausencia de lazos relacionales que se traduce en lábil- débil-frágil-inestable, entre otros significados.

El efecto de estas tres disfuncionalidades modernas es de amplio espectro (como algunos herbicidas que controlan malezas) y son manifiestas en una relación inversamente proporcional al aumento de la ciencia y de la tecnología.

La precariedad generalmente provocada por diferentes motivos y particularmente, en franjas territoriales como la que habito y desde donde escribo por amplios y recurrentes actos y hechos de corrupción y su “prima hermana” la IMPUNIDAD. Por acá, la precariedad afecta el acceso a el acceso a la salud, a la educación, a la vivienda y en amplio sentido al desarrollo del bienestar social declarado constitucionalmente, pero lejano de la concreción por un bicentenario y más.

A nivel global la precariedad de manera altamente significativa (como en estadísticas) los valores morales de antaño, desdeñados por la exigencia de moda de tener una mente amplia-fuera de la caja- que niega cualquier estereotipo y promulga una nueva tolerancia, muy distinta a la clásica.

La incertidumbre aupada por la moral de situación donde se manifiesta de manera plena el principio maquiavélico aquel, de que “el fin justifica los medios” y bajo esa sombra, la incontinencia del irrespeto de la ley, la omisión perniciosa, entre otros artilugios. Adicionalmente, los resurgimientos políticos del fascismo y del populismo como siguiente fase, que no tiene ideología y donde las derechas e izquierdas ahora se alojan para eventualmente, acceder al poder y desde allí mostrar sus bajas pasiones por  aspirar y pretender quedarse en el poder y promover además, como una degeneración extrema de la vilipendiada democracia, el aparecimiento de la oclocracia como modelo de gestión pública.

Lo lábil del estado de derecho, de la justicia y sus diversos niveles de intensidad, donde franjas territoriales como esta, con un bajo índice de calificación en la transparencia e integridad electoral, quedan bajo la sombra de la politización de la justicia y todas las demás incontinencias promovidas desde grupos oligarcas y aristócratas que tampoco tienen ideología. Sin dejar de mencionar que esa condición lábil aplica en los intentos por la destrucción de la familia como base de la sociedad y por otro resto de ausencias que antaño sirvieron para crear lazos comunitarios de integración y de cohesión en los pueblos.

El panorama actual no pinta bien, independientemente de que los países sean considerados en desarrollo y el escenario es peor en los denominados indulgentemente “en vías de desarrollo” como placebo, porque realmente se sumen en el subdesarrollo del entorno global y peor todavía, del subdesarrollo promovido desde las esferas criollas que siguen negando la educación como principio liberador de los pueblos y en la ignorancia colectiva de las mayorías sin el privilegio del acceso a las misma, perpetuán sus modelos coloniales de dominación y de legado político o mejor dicho politiquero (por partidista-sectario-partidario).

Por lo pronto, la carrera de la humanidad en la modernidad se orienta a ir de degeneración en degeneración, acarreados por el individualismo, el ego, la descalificación, la omisión perniciosa, la incontinencia, la moral de situación y demás disfuncionalidades del momento y de las que asoman y faltan por aparecer, que nos conducen desenfrenadamente a más precariedad, decadencia y otras profundidades más hondas, más oscuras y perversas.

Al cierre

Dietrich Bonhoeffer: “El hombre debe y puede ser hombre. Toda pretensión de superhombre, todo esfuerzo por trascender al hombre, todo afán de ser héroes, toda existencia semidivina está de sobra en el hombre, pues no es verdadera”.

 

 

 

Denis Fernando Gómez Rodríguez

Honduras; Centro América

31 de octubre de 2022

A 505 años de la reforma protestante de Martín Lutero: Solo la escritura; solo la fe; solo la gracia; solo Cristo y solo la Gloria a Dios.

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Hasta después doña Gabriela

de Alicia y sus intenciones de nacionalizarse

de la percepción