“desnutrición democrática”
En el calendario electoral, el día de la elección es el numero cero, entonces hoy al cierre del mes octubre, estamos a 29 días del próximo 30 de noviembre, que son 5 sábados y 4 domingos. El tiempo avanza y la sensación térmica del clima político-electoral es alta; el Consejo Nacional Electoral y sus rectores con sus actuaciones han denostado la institucionalidad, lo técnico y actúan como analogía, más como un termómetro que como un termostato y las particularidades que implican el uso de ambas figuras.
La polarización genera la alta
repitencia de acusaciones desde los representantes del partido de gobierno contra
sus “compañeros” de gestión en la función electoral constitucional, ante el entidad
pública debe defender los intereses del estado; condición que amenaza con la judicialización
del proceso electoral y de personas que ejercen como autoridades electorales
)que no son los del partido que gobierna), condición que representa una mala práctica
en contextos similares que atenta contra la integridad electoral.
La desinformación provocada
por la ausencia de información oficial y oportuna desde el CNE, considerando
que cada uno de sus consejeros pública desde sus propias cuentas en redes sociales
y omiten las cuentas oficiales, agravado que cada consejero tiene su propio
relacionador público y uno en particular, emite desde los medios de comunicación
estatales sus propias conferencias de prensa, que puede eventualmente estimarse
como una amenaza en la proclamación individual del ganador (similar al 2005),
en contraposición a lo dictaminado por la ley electoral.
Otra de las amenazas al
proceso electoral es la autoproclamación prematura a mediodía anunciada por la
candidata oficialista y en segunda instancia, la autoproclamación de la mayoría
de cinco candidatos, dos horas después del cierre de la jornada de votación,
como evento sintomático producido por la incontinencia al irrespeto de la ley.
En la práctica política-electoral
no se deben descartar ningún escenario por ectópico, por entelequia o por ser real
y probable. Por lo tanto, el escenario que la candidata oficialista y su
partido no acepten el resultado electoral si no ganan, podría generar violencia
y se puede agravar si los militares y los policías se “acuartelen” para que dejar
ver, dejar pasar cualquier asomo y manifestación de la oclocracia que se gesta
desde la insurrección a la norma porque no la construí yo y al reclamo de
reescribir la nueva historia con la tinta propia de la práctica ideológica que aspira
a refundar la nación o en su defecto, a refundirla.
A semanas del proceso
electoral la capacidad administrativa de las autoridades electorales para
gestionar el proceso electoral, como una actividad sujeta a la medición de
integridad electoral, deja más dudas que certezas y esa condición ya es
suficiente para que nos preocupemos por los efectos de una mala gestión que
ratifique la exposición que ya dejó el evento del 09 de marzo de los corrientes
por la politización y el activismo político que modela la administración actual.
Los párrafos anteriores
describen los síntomas que nos exhiben la desnutrición democrática que padecemos.
Las vitaminas o “nutrientes” para contrarrestar tal precariedad, no abundan en
la práctica política-electoral porque la educación democrática debe liberar a
los ciudadanos y es mejor que sean “privados” de vencer la inopia que nos sigue
“condenando” a conformarnos con elegir personas que visten, como norma, de “ocre-medio”
y como consecuencia provocan, promueven y consolidan la crisis sin lisis, que
nos ocupa y preocupa para hoy, para el próximo 30 de noviembre y para después.
 Denis Fernando
Gómez Rodríguez
Honduras-Centro América
31 de octubre de 2025
 
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