De la "sensación térmica" del clima político-electoral, ¿termostato o termómetro?

En el país, la sensación térmica del clima político electoral nunca ha sido con tendencia a la baja, la administración de confianza al -200% (total y completa desconfianza) socava cualquier esfuerzo que el árbitro de la justa electoral, busque para generar percepción de credibilidad en su gestión electoral. Con la recolocación mediática de la denuncia  del Consejo Nacional Anticorrupción, de abrir líneas de investigación (no “aperturar”), de los procesos electorales del 2009, 2012, 2013, por presunciones de actos de corrupción, se han convertido en el catalizador de otras manifestaciones como la uno de los dos partidos mayoritarios ¿en oposición aparente? (aunque en unísono de intereses en el cumplimiento del pacto de gobernabilidad, junto con el mutado, que les permite, con el que gobierna, la repartición igualitaria-tripartita de los cargos de alto nivel público que el Congreso Nacional, debe elegir), de anticipadamente no reconocer los resultados electorales sin la empresa que transmite, registra, tabula y divulga los resultados electorales no se le cancela su contrato.

Como para no olvidar el pasado, lo curioso es que la empresa contratada contó con la venía del representante del partido que hoy erige la denuncia, el rechazo y la exigencia. El tercer partido, de igual mayoritario y su aliado, han externado su voluntad de apoyar la iniciativa de veto.

De los siete partidos restantes no se escuchan mayores confrontaciones con lo del tema, al parecer, todos ya forman o formarán, del bloque del partido que gobierna. Lo anterior sirve como reforzamiento para descartar una ´teoría regulatoria” en contrataciones que el Consejo Consultivo no podrá hacer, ni por ley, ni por “fuerza”, en relación a sobreponerse a las condiciones que la ley electoral le define en los artículos 41 y 42 como organismo de consulta y de apoyo, nada más (el desconocimiento, la omisión de la ley, su ideologización o su instrumentalización es sintomática) 

Los Magistrados del Tribunal Supremo Electoral, sino por convicción, por obligación, deben propiciar las mayores condiciones para que los tres partidos políticos mayoritarios (dos de ellos con mayorías de votantes que aproximan al estimado de 66%), no tengan mayores espacios para dudar de los procedimientos del proceso y que las denuncias de fraude electoral que no tiene ideología, no pasen de la mera ficción del colectivo social y se conviertan en una realidad.

Por lo tanto cada uno de los espacios que el árbitro electoral gestione deben tener funciones de termóstato, que ayuden a bajar los sobresaltos de la sensación térmica de la política electoral y que no existan omisiones que tengan acciones de termómetro, que solamente registren los aumentos de temperatura y por lo tanto, se provoquen eventuales convulsiones del proceso de elecciones generales de noviembre próximo.

¡La anosognosia política y electoral, no tienen ideología!

Denis Fernando Gómez Rodríguez
15 de junio de 2017


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