De la Proclama de Gualala
una relectura
Hace ya cerca de 37 años, exactamente el 3 de
mayo de 1981, el extinto Dr. Miguel Andonie Fernández en su condición de Candidato
a la Presidencia de la República por el entonces Partido Innovación y Unidad (PINU)
realizó en Gualala, Santa Bárbara, la llamada Proclama de Gualalá (http://pinusd.hn/sd/images/doc/proclama_de_gualala.pdf), la cual se consolidó
como insumo complementario a los fundamentos de los ahora apedillados
Socialdemócratas.
De la pieza oratoria considero más de un par de
detalles que deben ser releídos (de acuerdo al término sociológico de relectura),
con la intención de revisar la vigencia ¿o la obsolencia? de las propuestas de entonces
con el propósito de reducir y dar respuesta a los rezagos que amplían y
profundizan la brecha histórica del país que nos alberga y cobija.
El extinto Doctor Fernández considero que a su
partido político y a sus parciales o correligionarios le era confiada la tarea
histórica de “terminar para siempre con el doloroso y pesado lastre del monopolio
bipartidista y ser la vanguardia responsable de la impostergada jornada hacia
la transformación de Honduras, en una sociedad más solidaria, más justa, más
libre y más humana”.
Para entonces y a 160 años de la Independencia
Patria, no existían avances significativos en ser libre, soberana e
independiente. Las carencias en materia de acceso a la salud, a la buena y
balanceada alimentación; al agua; el analfabetismo, consecuentemente el acceso
a la educación (desde antes desde entonces y todavía ahora, como una minoría
altamente privilegiada); el déficit de acceso a la vivienda; al agua potable, la
luz eléctrica, los servicios sanitarios, entre otras fatalidades del
subdesarrollo ¿o de los países en vías de desarrollo como la teoría socioeconómica
identifica?
Entre otros detalles el extinto Doctor
Fernández, alude en su Proclama, al rezago causado por el ritmo lento del desarrollo
cívico-político por las disfuncionalidades del personalismo, caudillismo, las
dictaduras; la debilidad de los partidos como
Cumplidores- ejecutores de acciones en torno al
interés colectivo (han correspondido en su mayor parte a responder a conflictos
de poder entre grupos políticos contendientes) La Proclama identifica que sumado
a la concepción monopólica de ejercicio del poder político, con raras excepciones
se ha alcanzado cimentar la nacionalidad, estructurar el Estado y crear una sociedad
justa.
Para entonces el análisis y resumen del modelo
político, económico y social se consideró fracasado, por lo cual, la
convocatoria a los hondureños en general era la de comprometerse de manera urgente
y patriótica a concebir un gran Acuerdo Nacional para dialogar sobre los
gravísimos problemas que enfrenta nuestra
patria y enfrentará en el futuro.
La premisa del futuro inmediato bajo la
coyuntura de ese entonces no generó los escenarios más favorables por lo cual se
pronosticó una precaria situación.
En esa visión proyectada existe la advertencia
para no repetir el error de la no prevención; la toma de decisiones de país de acuerdo
a los impulsos, las corazonadas y los arrebatos de mal o buen humor y al
contrario dirigir los asuntos del Estado con pensamiento científico y con la participación
de los sectores más representativos de la hondureñidad.
Entre otros detalles, la Proclama de Gualala
propone un nuevo modelo de formas de participación en respeto a los intereses
legítimos y esenciales de los distintos sectores que conforman nuestra
nacionalidad como aspiración del desarrollo político, económico y social. La
propuesta fue la de una democracia integral y compartida, porque delega en el
pueblo la total autoridad y soberanía para tomar todas decisiones; integral,
porque incluye en su esquema los derechos políticos; la promoción en la escala
económico-social; y el derecho a recibir del Estado y de la sociedad la
colaboración adecuada para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales
más esenciales.
Compartido, porque su estructura política, económica
y social, propiciará el usufructo de los beneficios en forma justa y con
inclusión de todos los sectores de la población hondureña.
El primer problema es encontrar un adecuado
marco político que transforme la sociedad hondureña, que respete las libertades
individuales, inspirado en una reforma democrática con solidaridad para construir
una sociedad más justa y eficiente. Con pluralismo político como valor
democrático y como norma de convivencia nacional. “Los Partidos Políticos en el
cumplimiento de su función esencial de fortalecer la democracia representativa,
deben abolir en sectarismo, el compadrazgo y la intriga y propiciar el
comportamiento honesto y digno de sus dirigentes, en función de su compromiso
con los objetivos nacionales. El mejor servicio que podemos prestar a la
democracia, es practicarla.
El documento contiene otras recomendaciones a
nivel de marco económico y planificación en beneficio inicial del bienestar
social de la población en general y particularmente de la menos privilegiada. En
el tema de la producción sostenible, la explotación forestal, la organización
institucional, el sector industrial, la política de producción bananera y minera,
la construcción, el empleo, las exportaciones e importaciones, la política
fiscal, el marco social, el acceso a la salud, nutrición, servicios básicos, educación,
vivienda, juventud, mujer y población.
Futuro que será lo que nosotros hagamos de él:
¡Altar o patíbulo!
¡Patria o Colonial!
¡Cuna o Tumba!
Los pinuistas queremos que ese camino y ese
futuro sean:
¡ALTAR DE NUESTRO SACRIFICIO!
¡PATRIA DE NUESTROS HIJOS!
¡CUNA DE LA NUEVA HONDURAS!”
La relectura de la Proclama de Gualala permite
resumir que el País hoy no ha logrado mayores avances y los rezagos de
entonces, unos con mayores brechas que otros; la mayoría o quizá todos
postergados por la omisión perniciosas y el olvido malintencionado de los
convocados para ese propósito y de los subsiguientes desconvocados aún para la
fecha y día que nos ocupa la crisis postelectoral.
A nivel de la ahora Socialdemocracia el reto
por qué el abandono consciente o no, de los fundamentos básicos partidarios (por
la lucha coyuntural para encontrar la certeza de los registros reales de la
votación y ahora, la represión en contraposición a conductas anteriores) como síntoma anosognósico que les obliga a “cobijarse” ¿por acción u
omisión? a un acuerdo fenecido y fallido ¿sin la certeza de los votos rurales? y
con la percepción de la “absorción” de las ideas socialdemócratas por lo
contrario a los que los principios promulgan y promueven. De lo anterior no
escapan sus representantes electos, los “de nacimiento”, ni los “adoptados”
¿permanentes o temporales?
La tarea es si la Socialdemocracia releerá,
como acto sociológico, la Proclama y sus estatutos o se fusionará por completo a
quiénes hoy aparentemente les “agendan” y definen su pensar y su actuar. ¿?
En espera que la socialdemocracia defina su
presente y su futuro como partido independiente o como partido fusionado por
completo o como el cuento del “Flautista de Hamelin”, de la plaga de roedores,
del Alcalde, del contrato incumplido y de la partida de los niños/as para
siempre.
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
28 de enero de 2018
En “diapausa” no consultada
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