de "Frankenstein"

 

La novela que da pie a estas letras, es de ficción escrita por Mary Shelly. La misma trata de la creación de un personaje a partir de diferentes cadáveres por el talento de un científico. Este personaje ha tenido tal impacto, que su nombre ha trascendido de las novelas, a las tiras cómicas, a las series y a las películas.

La historia menciona a una criatura monstruosa con aspecto humano del cual nadie era capaz de soportar el horror de su semblante. Sin embargo, capaz de ponerse en pie, de caminar, de usar ropas e inteligente (contrario a lo que habitualmente ha mostrado el cine), pero rechazado lo cual, provoca se convierta en un ser solitario, amargado y vengativo, pero atormentado por remordimientos.

El monstruo aprende a hablar, a leer, a escribir y empieza a comprender mejor el mundo que le rodea. Se vuelve culto, elocuente y refinado. Pero consciente de su deformidad física y de la anormalidad de su nacimiento, se aparta de las personas y le hace cometer diversos crímenes. Con el tiempo tiene la oportunidad de encontrarse con su “creador” y entre otros detalles, le pide le cree una compañera. El científico accede y al reconocer la posibilidad de dar origen a una raza de monstruos, que se convierta en un peligro para la humanidad, se ve incapaz de continuar.

Después de otros actos, el creador decide perseguir al monstruo para exterminarlo.

Las líneas anteriores son mi resumen del relato de ficción, que de igual me permiten una adaptación local, con la salvedad que ese detalle mental, no es ficción, sino una lamentable y triste realidad que hemos tenido que soportar en estos últimos años por estas coordenadas geográficas.

En esta adaptación local, un hombre prominente en su momento (que dura 48 meses cuando no se impone judicialmente) decidió formar y darle vida a su “criatura política”, patrocinado como su “delfín”, como dicen en política, para la inmediata sucesión para gobernar ¿o desgobernar, en el escenario más fatídico.

 La criatura al igual que la del relato, educado y “discípulo tropicalizado” al estilo de “El Príncipe”; muy receptivo a los detalles de su promotor, accedió a un primer mandato e irrumpiò e imponer un segundo. En este paso de los meses de este último momento, el “padre de la criatura” ha comenzado a vociferar contra su “parto”, a renegar de su “vástago” por las atrocidades de su gestión y en especial del crimen de lesa humanidad en tiempos de cuarentena y del “rosario” de otros, contra el erario y contra la probidad.

Ahora el “padre de la criatura”, sin mucho esfuerzo al parecer, simula amnesia, esa que es muy común por estos rumbos y que no tiene ideología, al proclamar por los cuatro vientos y por sus redes que dedicará su vida para sacar del poder a quien continuo y, quizá, de presentarse el mínimo descuido, intente prolongarlo desde práctica principesca.

Esta representación típica, muy folclórica y muy local es una excepción a la ficción, rebasa los relatos locales donde el “creador” la condena a la criatura … pero no se arrepiente de su haberle creado, formado y promocionado.

“La criatura” de momento se precia inalcanzable y de repente, en esos tiempos de ocio que bien conoce, fragua cualquier excusa que le permita seguir la continuidad con la diferencia no tiene aparentemente remordimientos, como el monstruo de ficción, solamente presume y alardea de un cinismo ejecutivo.

Lamentablemente estas líneas son reales y nos precarizan el entorno local donde lucen ausentes la honradez, la verdad y la probidad que conforman entre otros, la lista de deseos del pasado, de la recién pasada realidad y de esta nueva, que en la distancia, la bioseguridad y la cuarentena nos confina físicamente y de pronto mental y políticamente. Por lo visto seguiremos escuchando al padre de la criatura en sus vociferaciones, pero no en la disculpa pública por la aberración política de haber creado la misma.

De donde la criatura lee “El Príncipe” y quienes nos oponemos a ella, “ojeamos” “El Principito”. Anécdota escuchada recientemente en una mesa de diálogo (no de negociación)… y por supuesto adaptada.

 

Si no es real es ficción y si no es ficción…

 

Denis Fernando Gómez Rodríguez

Santa Lucía; Francisco Morazán

Honduras, Centro América

Miércoles 19 de agosto de 2020

 

Comentarios

  1. Estilo único que despierta el imaginario de quienes creemos que los más grandes aciertos y/o desaciertos se originan en el corazón y mente humana. Escrito de mucho peso!

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