del tiempo de retornar ...

 


… un año después

A escasos días para cumplirse un año ya, escribí unas líneas acerca de la partida de casa, de la familia y del país del hijo mayor por motivos de superación académica. La idea era retornar en ocho meses que se prolongaron por el arribo intespestuoso en el escenario mundial de la Pandemia y su efecto disruptivo en lo que entonces llamábamos normalidad. El cambió fue abrupto y provocó un confinamiento severo que privó los planes originales de todos los que habitamos este globo terráqueo, llevándonos en un camino nos orilló a lo inusual y perturbante, con miedo, con pánico y con terror que nos ocupan de momento.

De igual, el tiempo ha transcurrido como tal, con el ha llegado el momento del conteo regresivo de retorno a casa, los días que faltan son nada en comparación a los meses que transcurrieron desde la partida; al objetivo final solamente resta la defensa. Los conocimientos de la experiencia académica y de la cultural, serán los activos más preciados de la inversión y entonces el hijo mayor podrá constatar lo que la Biblia dice en el libro de Eclesiastés “es mejor el fin del negocio que el principio”.

            El viaje de retorno inicia al salir de la morada que sirvió felizmente sirvió de refugio y los últimos días de estancia, ser parte de la reciprocidad en hospitalidad de quienes en su momento dieron la bienvenida y albergue (así es la vida), desde entonces deberán solamente completarse dos jueves, porque el tercero será el de retorno.

            ¡Gracias a Dios! por el año que pasó. Ahora los de que te esperamos acá, quedamos a la espera, alegres en contraste a la tristeza sentida en la partida; como parte de esos contrastes, de esas dicotomías.

 El tiempo ha pasado, hoy rebasan las emociones por terminar todo (lo mínimo que queda pendiente por cerrar) y sin duda, iniciaron los replanteamientos de la vida, de las eventuales oportunidades, sin olvidar que esta instancia de educación es y seguirá siendo un enorme privilegio.

Al hijo mayor hoy le recordarnos, como lo hicimos al partir, “todo tiene su tiempo… y su hora”. Sin duda, permanecer alejado de la patria no ha sido fácil, pero no existe el triunfo sin el sacrificio (dice una regla), el esfuerzo ha sido necesario, pertinente, propicio y oportuno.  Hoy te estamos esperamos más que ayer y mañana más que hoy y así hasta que el jueves llegue y nos reencontremos todos los que ayer te vimos partir.

    Con el éxito académico alcanzado, no te olvides de no tener “más alto concepto de ti mismo…”, ahora tocará reinsertarte de nuevo a tu suelo patrio, en una nueva realidad, en un nuevo relato, donde sin duda lo aprendido allá, será tropicalizado para su efectividad local, para las nuevas oportunidades, para los nuevos retos, para las nuevas asignaciones. ¡Bien hecho Fernando Alfredo!

     Tu padre, tu madre y tus dos hermanos menores no dudamos que has estudiado, aprendido, conocido, crecido y has experimentado también del buen éxito del que habla el libro de Nehemías.

     “Hasta entonces y después Fernando Alfredo… “fue parte de la frase de cierre en mi comentario al partir, mismo que hoy se convierte en “hasta muy pronto… y más que pronto…”.

    De Sor Juana Inès de la Cruz:

    “estudio no para saber màs, sino para ignorar menos”

   

Denis Fernando Gómez Rodríguez 

Santa Lucía; Francisco Morazán; Honduras, Centro América

4 de septiembre de 2020

En el mes del cumpleaños del menor que ya será independiente.

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