de la democracia
La democracia es una palabra que
a través de los años su aplicación práctica ha quedado sujeta a diversas
interpretaciones y a infinidad de prácticas que no son necesariamente
congruentes a sus conceptos ideales.
La democracia en el mercado de
las ideas políticas con sus “claros-oscuros”, definida como un sistema de organización
social, en un régimen republicano donde existe separación de poderes y donde
todas las personas nacen iguales, tienen los mismos deberes y derechos.
La democracia tiene como uno
de sus principios básicos la Soberanía popular donde que el pueblo es el Soberano,
tiene el poder de otorgar las leyes, sin recibirlas de otro y decide quién
gobierna y quièn administra justicia. Esta atribución no puede, tampoco debe, ser
restringida, ni cooptada parcial o completamente.
La democracia reconoce a la
persona humana como ciudadano con derechos humanos y dentro de èstos, los políticos
reconocidos en la Constitución, con las normas legales para ejercer Soberanía,
organizar el Estado y su sistema de gobierno. Con la delegación de poder
limitado a la persona que gobierna y con la obligación de respetar la dignidad
de los ciudadanos, sus derechos, así como, la obligación de respetar las mayorías
y proteger a las minorías.
La democracia entiende la
libertad como un valor que el Estado debe reconocer y garantizar; también la
igualdad de las personas en el pleno goce de sus derechos, con pluralismo, con
tolerancia para las mayorías y para las minorías, aceptando la divergencia de
ideas, sin imponer ninguna verdad como única e indiscutible.
La democracia directa se materializa
cuando el pueblo sin intermediarios, como los partidos políticos, toma sus decisiones
bajo mecanismos de democracia directa (como el referendo y el plebiscito, entre
otros). La democracia representativa, muy común, se alcanza con la elección por
voto directo y secreto de quienes deben gobernar y la incipiente democracia participativa
con su enorme pretensión porque los ciudadanos participen en la toma de
decisiones en los asuntos públicos.
La democracia ideal respeta la
alternancia en el poder con elecciones que deben ser consideradas democráticas y
auténticas, donde las mayorías respeten y protejan a las minorías.
La democracia requiere que un
gobierno tenga legitimidad refrendado por procesos electorales sin manipulación
y fraude. Adicionalmente, requiere que ese gobierno respete la Constitución, las
leyes secundarias, las reglas de la democracia y no violente las mismas para
perpetuarse en el poder
Como las historias o anécdotas
que hemos escuchado en los procesos educativos formales y no formales, se dice que en algunos
bancos entrenan-capacitan a sus personal de caja para que identifiquen los billetes
falsos, con los billetes de
verdad. Lo anterior, porque al aprehensivamente
conocer las características de los billetes verdaderos, no tendrán complicaciones
de identificar los falsificados.
Sirva la anécdota anterior revisemos
los conceptos ideales de la democracia, y contrastemos la interpretación y la práctica
de quienes actualmente nos gobiernan y concluyamos si estamos avanzando o estamos
en franco retroceso o involución de “la democracia que nos han vendido y la que
hemos comprado”.
De manera particular por esta
franja continental nos quedamos con la valoración de una práctica local
deficiente, falsa, en franco retroceso y con visos de que la “democracia electorera”
siga siendo el placebo que nos adormece y que eventualmente, en el peor de los
escenarios y por lo tanto, el menos deseado, sigamos los pasos de aquellas
franjas territoriales que se han convertido en dictaduras… pero “democráticas”
como consuelo.
“Democracia es el
nombre que se le da al pueblo siempre que se le necesita”. Marqués de Flers
¡Si no es real, es falso! y ¡Si no es real, es ficciòn!
Denis Fernando Gómez
Rodríguez
Santa
Lucía; Francisco Morazán
2
de octubre
Llegó
octubre… y pronto un año más y también menos
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