Cofradía
Una de las acepciones del diccionario de la lengua española, la define como “junta de ladrones y rufianes”. Al revisar la historia de por acá, próxima a celebrar el bicentenario, encontramos que desde el comienzo han existido personajes que han hecho eco de esta definición. Unos más perversos, cínicos y dañinos que otros; pero todos ensalzados por sus correligionarios como célebres patriotas e íconos de sus causas políticas-partidarias hasta el día en el cual escribo este comentario.
Sin
duda, que la Cofradía no tiene ideología, porque algunas personalidades han
alcanzado a desarrollar capacidades de asociación interpares que les han
causado enormes beneficios personales y grupales (por su orden de importancia)
en esa gestión de asaltar el erario y si se puede, alquilar o vender la
Soberanía, la dignidad nacional y la Patria. Con estas características podemos
contextualizar el título del libro “Lecciones de la historia que no debemos
olvidar”, para que venzamos esa estigmatización colectiva que nos marca como “cortos
de memoria”.
En
cerca de los últimos doce años que nos han transcurrido como Nación, la Cofradía
de turno ha tenido un “padrino” que cuatro años después del bautismo, en su afán
de fingir demencia, y no senil”, ha intentado jugar un rol que no es ni real,
ni genuino, menos verdadero, en la fijación de una especie de condena y de
negación de su tutela. La Cofradía de turno, sobrepasa con creces a todas las
demás, son más cínicos, más organizados, más grandes, más avorazados, y más
perversos que los antecesores de su filiación y de las otras que han
rufianamente desgobernado. En este afán ahora pretenden imponer, como
acostumbran, con la venía y la complacencia de otros con quienes
co-desgobiernan y ahora, solamente aplauden.
Rescatar
el País, su Soberanía, su Dignidad y su decencia, requiere que quienes aspiren a
por una primera vez a gobernar, desde los opuestos, hagan un compromiso serio
por tener cordura y sobriedad para solventar esos dos retos que plantea el
poder: (1) ¿quién soy yo ante el poder? y (2) ¿quién soy yo, cuándo ostento el poder?
Nada fácil, la mayoría no logra solventar favorablemente los mismos y termina
siendo igual o peor a los que criticó.
En
el caso que los 4-5 de cada diez hondureños decidan ejercer el sufragio para
que la Cofradía actual sea vencida; y se involucren en vigilarlo para que sea como
libre, directo, secreto… e intransferible, el siguiente paso será que los que ostenten
el triunfo no se conviertan en una Cofradía más y de verdad, luchen por todas
las consignas, las motivaciones y las intenciones por olvidarse de los
desgobiernos e iniciar un nuevo camino que recupere la Patria, el Estado y
ahora últimamente, el territorio, este que lo están inmisericordemente
despedazando, producto de la pérdida de la conciencia patriota y suplantada por
ese “espíritu” rufián y vende patria, que de momento presumen e imponen.
¡La Cofradía no tiene ideología, conste!
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Honduras, Centro América
26 de junio de 2021
De cuando se nos adelantó en su partida don Carlos
Eduardo Riedel (QEPD), de quien aprecio y agradezco su confianza-apoyo
para dar a conocer mi opinión acerca de la realidad nacional de por acá. ¡Hasta
después don Carlos!
Nos han vendido por generaciones que las "Cofradias" no son malas, sino ser excluido de ellas; revertir la consciencia del Hondureño requiere de muchísimo tiempo, esfuerzo y voluntad. Excelente escrito!
ResponderBorrarGracias Dennis por tan hermosa reflexión y sí, los cófrades presentes, rompueron el saco y no se conformsn con la tarifa historica, la quieren desbordada, sacudida y sin medida que hoy repartrn y comparten el territorio. Recuperar la patria secuestrada y amordazada en manos de eston noveles relativistas morales un imperativo patriótico categórico.
ResponderBorrarDios guarde en su morada gloriosa al buen y mutuo amigo Carlos Riedel Riedel que siempre nos recordaba que Dios nos ama.