moral de situación
La moral de situación se caracteriza inicialmente porque no reconoce parámetros para definir lo que es pertinente o no, lo que es bueno o malo, lo que es moralmente aceptado o no y lo que es éticamente correcto o incorrecto. Las unidades de medida dependen de la coyuntura, de las circunstancias, de los intereses y suelo arroparse suplementariamente bajo la influencia de que el fin justifica los medios.
Las bases de esta moral de situación se fundamenta en:
(1) el pragmatismo donde juzgar la verdad consiste en sus efectos prácticos y
sus resultados; (2) en el relativismo de los conocimientos juzgados en relación
al resto, sin ningún valor absoluto; (3) en el positivismo limitado a las
verdades de la observación y la experiencia; (4) el personalismo que niega cualquier
principio preestablecido y se concentra los juzgamientos personales y sus
coyunturas, al grado que lo que hoy es malo, mañana puede ser bueno y
viceversa.
Esta moral de situación ha desplazo y desplaza los
preceptos, los principios y cualquier unidad de medida que pretenda valorar la
moralidad y la ética. Lo anterior deriva en conductas contrarias al discurso
causando inconvenientes en el cumplimiento del ordenamiento de la sociedad que
provoca una aparente y latente incitación al caos y a la anarquía (que por
cierto, no tienen ideología)
Sin duda que con el avance acelerado y sostenido de la
civilización con sus innovaciones tecnológicas, científicas, técnicas y productivas
se contrapone de manera inversamente proporcional el decaimiento de la sociedad
que se desemboca aceleradamente y sin recaudos al juzgamiento de lo correcto,
de lo bueno, de lo pertinente sin reglas de interpretación y de aplicación bajo
cualquier valoración que cumpla con esa máxima insana de “el fin justifica los
medios”.
El antídoto contra está carrera sin reglas, sin normas
y con la subjetividad individual como común denominados, se genera primeramente
en la decisión personal que usted y yo, tomemos para tener la suficiente
disciplina para que la moral personal siga basada en los preceptos, en las
normas y en los principios y no dependa de la coyuntura, de la subjetividad y
de la situación. Definido ese ámbito personal, corresponderá hacer esfuerzos
desde la academia para educar a las nuevas generaciones y contrarrestar así, la
velocidad del deterioro moral que la modernidad nos exhibe.
En su acepción política (los partidos políticos y sus
financistas) la moral de situación no tiene ideología y entonces, corresponde cuidar-vigilar
lo que dicen las letras pequeñas
de las promesas en los
discursos de campaña y estar apercibidos para que cuando sucedan las
regulaciones de los acontecimientos allí descritos, no finjamos demencia (no la
senil, que es normal).
Al cierre y para el resumen:
“En política sucede como en las matemáticas: todo lo
que no es totalmente correcto, está mal” Edward Moore Kennedy, político
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Honduras; Centro América
13de febrero de 2022
(1)
A
Kamila en su celebración de vida, ayer ¡Felicitaciones! Y el 18 próximo será Fernando
Alfredo
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