de la educación
de la educación
Desde hace 200 años y más
la primera necesidad del estado es la educación, como en su momento el Sabio
José Cecilio del Valle lo dejó plasmado como apotegma. Años después y ante la
modernidad que nos acecha, la educación continua siendo una deuda histórica de
estado, a la cual, ningún partido político que ha gobernado ¿o desgobernado?
han tenido una respuesta definitiva y resolutoria de tan grande precariedad.
Por estas coordenadas se
han escuchado infinidad de soluciones retóricas como propuestas al flagelo de
la necesidad de educación, que adicionalmente, sea de calidad para que nos
permite trascender de los callejones oscuros de la ignorancia colectiva que ha
sido explotada por ciudadanos extranjeros como aquel que en su momento expresó
que el precio de una mula, era el precio de comprar conciencia de cualquier
ciudadano del desgobierno de turno de aquel entonces. A nivel local, no existe
duda que una minoría simple que no tiene ideología, se ha entrelazado desde
siempre con los rivales políticos, los que ahora “venden” al público como “enemigos”,
pero en lo privado son próximos y también, socios con quienes han igualmente potenciado
la ignorancia para pervivir y perpetuarse en posiciones de poder sin inocuidad
y sin la menor asepsia para cumplir con los propósitos mezquinos y obtusos de “gobernar”,
sin gobernar y entonces “desgobernando” bicentenariamente a favor de la Cofradía
de turno (en su acepción más patética y sintomática).
Para citar un par de
experiencia, entre otras, los responsables de la educación nacional de turno han
hecho intentos por importar modelos educativos, sin contextualizarlos, como el
del famoso Consorcio de la Florida que encontró una oposición férrea para su “adopción”;
en una administración reciente el Secretario de Educación de entonces, apareció
públicamente con la aspiración de “crear” un sistema educativo como el de
Finlandia (para no perder la costumbre de país de proponer con regularidad
ideas “ectópicas”) y recientemente la incorporación de maestros cubanos como
asesores para el rediseño currículo nacional que permita refundar la nación, en
el mejor de los escenarios y en el peor, refundirla en la oscuridad de siempre.
Lo que permanece incólume
desde la fundación del estado, es la necesidad de alcanzar una educación que
nos libere de las cadenas de la ignorancia, que se asemeja a la gravidez porque
tampoco se puede esconder. La Pandemia ha sido un severo azote a un sistema
educativo cuya gestión política ha sido y sigue siendo incapaz de gestionar un
programa que trascienda la instrumentalización y la ideologización en desmedro
de los principios educativos que han servido a pueblos lejanos y uno cercano,
en particular, separarse de los vestigios mentales de la barbarie que nos ocupa
y preocupa.
Sin dar asomos de mayor
diligencia técnica, la educación se debate en una gabacha como ornamento y se
mantienen el olvido, la rehabilitación de centros educativos testigos del abandono
bicentenario sin ideología y de formar docentes con una cultura de servicio
social que se sobreponga a las exigencias gremiales deformadas por oportunistas
como estrategia de campañas políticas fracasadas que se han encargado las
honduras de los “baches” y las “grietas” de un sistema endeble y anacrónico
ante las exigencias de la modernidad.
La realidad práctica, no
la retórica, refleja que a nivel superior universitario los estudiantes en su
mayoría (porque excepciones confirman la regla) no les gusta leer por
deficiencias de origen-de diseño, por falta de costumbre y como no pueden leer,
tampoco les gusta, es complicado resumir, interpretar y aplicar conceptos.
Sin educación de calidad no
es posible trascender del ostracismo que impide el desarrollo moral y económico
de una nación como la nuestra, con tanta riqueza natural y con tanta
generosidad humana que permite que minorías aristocráticas y oligárquicas que
tampoco tienen ideología, sigan vendiendo “humo” de bienestar social y los ciudadanos
sigamos “comprando” en un juego de fingir demencia (no senil) que nos confronta
cada cuatro años, sin éxito para el bien de comunidad en general, solamente del
grupo afín y en el más sintomático caso de una persona, de dos, de tres o más.
Sin duda, que recibir educación
en Honduras es un enorme privilegio y somos pocos los que podemos gozar del
mismo. La mayoría de la población, incluidos los 4-5 de cada diez hondureños que
no tiene partido político, ni militancia, ni afinidad alguna, se encuentran al
margen por la ineficiente inoperancia de aquellas personalidades que en campana
tenían las respuestas para mejorar la educación nacional y cuando llegaron a “desgobernar”,
repitieron aquella famosa frase de “cuando creíamos tener todas las respuestas, de pronto nos cambiaron todas
las preguntas” y entonces lo que tanto se criticó en la llanura, se
repitió similar, igual… o peor.
Celebramos el esfuerzo por la gestión del conocimiento e innovación
que se realiza desde las excepciones públicas en el sistema educativo público y
también desde la iniciativa privada, por remediar las disfuncionalidades
bicentenarias y las múltiples deficiencias, aparte de las listadas en esta ocasión.
Un voto, no rural, porque un día la decisión política de los desgobernantes
sea por una educación no bancaria, que libere responsablemente para que la
Nación trascienda del presente a un futuro diferente, mejor, plural e inclusivo
en beneficio de los desgobernados y se nos ensene a pensar y no
Al cierre:
“Quando a educação não é libertadora, o
sonho do oprimido é ser o opressor.” Pablo Freire
“Para un adecuado sistema de educación nacional
requiere como base la cultura local, lo contrario será diseñar un esfuerzo fracasado”.
Guillermo Izaguirre / Profesor de generaciones en el País.
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Docente Universitario
Honduras; Centro América
12 de enero de 2023
Pulso de la Nación-primera parte: de la democracia criolla ¿ficción o realidad?
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