asunto de números
Las matemáticas son exactas se acostumbra a decir cuando estamos recibiendo educación en cualquiera de los niveles conocidos y ámbitos no tan conocidos y por qué no, de los desconocidos. Una traducción libre, como cuando se trata de traducir del idioma inglés al español, indica que las matemáticas no engañan y por lo tanto, al no tener espacio oficial para la “interpretación” propia y menos para la antojadiza, instrumentalizada e ideologizada como ha sido la decimonónica costumbre.
A nivel de materia a
cursar, las matemáticas no gozan del afecto de un buen porcentaje de las
personas que las reciben y son entonces, un grupo privilegiado por su número y
su gusto particular quienes realmente disfrutan de someterse al aprendizaje de éstas.
En años atrás por estas
coordenadas geográficas continentales e insulares, los comercios de una raza hacían
sus cuentas con ábaco. Lo cierto es que los que atendían los pedidos de
productos de consumo iban moviendo de un lado a otro, las fichas que sumaban el
valor individual de los productos para finalmente, dar el resultado final que
el cliente debía cancelar. En ese entonces, los clientes desconocíamos casi al
100% por ciento, cuál era el verdadero valor de cada movimiento y en ocasiones,
no pocas, los resultados contrastados por el comprador no cuadraban y se
acostumbraba a decir “me hicieron cuentas de chino”.
En la actualidad el Abaco
chino, cedió a la modernidad, sin embargo cuando del asunto de números se trata,
existe la duda de antes, cuando las cifras provienen del gobierno y son “explicadas”
por sus funcionarios y en la doble cara de la moneda, son “interpretadas” por
quienes no gobiernan ni cogobiernen. Por lo tanto, los primeros hablan de
reducción de la pobreza, de la migración, de la criminalidad y otros asuntos de
la vida pública que son deuda bicentenaria más dos años con los meses
acumulados a hoy. Y los segundos, diseccionan
los datos para presentar la antítesis de que los números que sirven de
base para proclamar los “avances” no son reales, sino ficción.
Con este tema de los
números oficiales desde siempre y hasta hoy, han sido y son sometidos a “maquillajes”
que reflejan avances y a lo mejor bonanza que contrastadas con la vida real, la
cotidiana, la no partidaria-partidista y sectaria reflejan cada cuatro años más
honduras económicas forjadas por quienes han desgobernado y desgobiernan, por voluntad
popular o por facto. Y de repente cada una de las “bondades” y sus números
patrocinados en la propaganda oficial del momento, las gozan plenamente ellos,
sus cercanos y sus círculos de influencia inmediatos.
“Las matemáticas no engañan,
no mienten, son exactas”, Que esta máxima podamos contrastarla un día de los
que eventualmente, nos quedan y de manera inédita, quien gobierne,
independientemente de su filiación política, sean reales-no fake- y sean
indubitablemente reflejados en el
cumplimiento constitucional de construir un estado de bienestar económico-social
donde sus habitantes en general, incluyendo a los 4-5 de cada 10 personas que
no tienen filiación política lo disfruten, y en ese cumplimiento no siga siendo
un “derecho torcido” exclusivo-excluyente de la Cofradía, en su acepción más grotesca,
sea familiar o del círculo grupal íntimo .
Por lo pronto, seguimos escuchando y leyendo del asunto de los números, de sus “defensores” versus “detractores”, si son reales o irreales como narrativas cotidianas; pocos o nadie hablan de la transparencia que sirva para vencer la corrupción y sobre todo LA IMPUNIDAD-IMPUNE que se “esconden” en tales cifras.
De donde algunas
personalidades vernáculas multiplican por los resultados numéricos con “ábaco
chino”.
Al cierre
“Aconsejar economía a
los pobres es a la vez grotesco e insultante. Es como aconsejar que coma menos
al que se está muriendo de hambre”. (Oscar Wilde)
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
Honduras-Centro
América
29
de enero de 2024
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