Domingo de Ramos

Un día como hoy se celebra el cumplimiento de la profecía bíblica contenida en las escrituras que conforman el Antiguo Testamento acerca de entrada de Jesucristo a la ciudad de Jerusalén, la aclamación del pueblo como inicio al cierre de su ciclo de vida, de igual manera profetizado, donde posteriormente fue acusado, enjuiciado, condenado, fue asesinado, sepultado… y finalmente, resucitado.

En el desarrollo de las siguientes líneas no entraré en el detalle de los eventos que sucedieron con mayor exactitud en los tiempos que hoy se conmemoran y de su fundamento escritural, si desea ampliar la información podrá buscar referencias más precisas y exactas. Con esta aclaración, un domingo como hoy la feligresía de la iglesia tradicional católica, apostólica y romana de manera particular, celebra la ocasión de manera particular con la bendición de las palmas que rememoran la escritura que relata la entrada de Jesús montando un asno y el recibimiento de “Hosanna”, bendito el que viene en nombre del Señor, en reconocimiento posterior al evento de su nacimiento en el pesebre.

Desde la práctica protestante-cristiana-eveangélica, llama la atención que después de esa apoteósica bienvenida, se sucedió en una semana toda una serie de eventos que le llevaron a su muerte, donde curiosamente muchas de las personas eufóricas y "convencidas" en su recibimiento y reconocimiento como el Rey y el Mesías-Salvador, eran las mismas que pidieron su muerte, como un indicador alarmante del repentino cambio de opinión de la población como eco a lo que ahora denominamos moral de situación y que es fiel a la condición caída de la humanidad.

Sin duda, que los actores y actrices cumplieron con lo profetizado y empujaron al Salvador al asedio del sistema político-religioso que lo negaba y adversaba y que creo las condiciones artificiales para hacer un juicio a la medida, establecer una condena a morir en una cruz (como señal de maldición) y a sepultarlo en una tumba que no le pertenecía, que le fue prestada y debía significar el fin de su historia. Su punto final y no, su punto y seguido.

Es interesante que aparte de lo humanamente previsto, faltaba cumplirse el evento de la resurrección (uno de los fundamentos y por lo tanto, no negociables de la fe cristiana) que confirmó que Jesucristo venció la muerte y como el título del libro podemos aseverar que “es viernes pero el domingo ya viene” y el domingo celebraremos que al que buscaban entre los muertos, RESUCITO y este acontecimiento fortalece nuestra fe y nos da la esperanza que al morir físicamente como ha sido ya establecido una sola vez, vendrá el tiempo de la resurrección a una condición diferente a la actual y además eterna.

Que este tiempo de semana Santa sea un momento de relectura escritural y de renovación de nuestra confesión y militancia en una fe cristiana-evangélica-protestante, confesa y practicante que en el mensaje del asno, de la cruz y de la tumba debe encontrar como común denominador con el nacimiento en el pesebre, la esencia de un mensaje sencillo-práctico y retador por trascender el consumismo por lo cosmético, por lo superficial y por trascedente de lo limitado

Hago eco de lo expresado por el teólogo evangélico ecuatoriano, René Padilla: “A partir de la crucifixión de Cristo ha quedado totalmente eliminada la posibilidad de una alianza incondicional entre la iglesia y el Estado, sea cual fuese su signo. “Estamos llamados a cristianizar la política, pero jamás a politizar la fe; a morir por lo que amamos, pero jamás a matar por lo que creemos”.

Al cierre

Por qué buscáis entre los muertos al que vive-” Lucas 24:5

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Denis Fernando Gómez Rodríguez

Honduras-Centro América

24 de marzo de 2024

 

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