de la Soberanía y de la autodeterminación de los pueblos

En la Constitución de la República de este país donde habito, el artículo 2 constitucional enuncia que la Soberanía, o poder soberano, corresponde al pueblo y como tal se vuelve popular y que en el caso de suplantarla y usurpar los poderes del Estado constituidos (y ejercidos por representación-electos en comicios) se tipifican como traición a la patria, cuya condición no prescribe, enunciado meramente declarativo sin efecto conocido, de momento.

Adicionalmente, la Constitución de la República identifica que el Gobierno debe sustentarse en: (1) los principios de soberanía popular, (2) la autodeterminación de los pueblos, (3) y la democracia participativa. Es de resaltar que la constitución define la ocurrencia de la democracia representativa y “eventualmente” de la democracia participativa y sus mecanismos de democracia directa con la participación de los ciudadanos en tal condición y sin la intermediación de los partidos políticos, como máxima irrefutable.

En los países como el nuestro, designados como países en vías de desarrollo (apreciación de la que personalmente no encuentro evidencias concretas e irrefutables), pero que en términos prácticos no salimos de la etapa de producción de materia prima, para solamente citar un aspecto, de tantos otros que reflejan el estancamiento ¿o retroceso? del llamado desarrollo humano y se caracteriza por incapacidad bicentenaria, que no tienen ideología, del incumplimiento del artículo 1 Constitucional, con relación al aseguramiento para que sus habitantes gocen de la justicia, la libertad, la cultura, el bienestar económico y social. Y donde sumada la corrupción y la impunidad-impune que nos ocupa y preocupa nos obliga a ocupar-procurar y solicitar del financiamiento internacional con donaciones o con préstamos duros o blandos, para hacer intentos de mejora en diversos campos donde los retrasos son sintomáticos e históricos.

Sin duda, que el financiamiento de la cooperación internacional, cumple (lo aceptemos o no) con una expresión popular utilizada en Administración y es “que ningún almuerzo es gratis” y por lo tanto, la costumbre de la dádiva, genera como costumbre y no como excepción, que se apele a una “gratitud extrema” de quien recibe la asistencia e implica “el deber” de escuchar opiniones ajenas que eventualmente pueden “libremente” interpretarse de ser injerencias y reclamos de una lealtad condicionada y en no pocas ocasiones a ser servilmente domesticados para acatar las “directrices” de quien asiste, ayuda y también, obliga.

No tiene discusión que el País debe reclamar su Soberanía y será con mayor pertinencia y propiedad, entre menos dependa su “cuasi-desarrollo” de la caridad internacional, sea de izquierda, de derecha o de cualquier lado del espectro ideológico que se reclame. Lamentablemente y por conducta histórica hemos sido muy propensos como “flojedad” y con  un grave síntoma de “estrabismo ancestral” a ceder Soberanía, en todas sus dimensiones y aristas, a extranjeros de derecha o de izquierda, dependiendo de quiénes intenten gobernar o en defecto, “desgobiernen”.

Ligado directamente con la Soberanía, en el tema del derecho del derecho de libre determinación de los pueblos, éstos deciden su propia forma de gobierno, se organizan sin intervención de países foráneos, persiguen su desarrollo económico, social y cultural, bajo el principio de igualdad soberana de los pueblos, sin ser un derecho absoluto ante el principio de integridad territorial del estado. Esa relación directa sufre de igualdad de acciones que en su momento deben reclamarse para cumplir con la máxima en derechos humanos de que “derecho que no se reclama se pierde”. Las amenazas a estos principios republicanos dependen del compromiso que los países sonantes y sus representantes diplomáticos cumplen con otro decir popular de “quien paga la música, elige las canciones”. Por estas coordenadas ha sido frecuente que el potentado vecino Continental ejerza mayor presión e injerencia histórica a nivel gubernamental y recientemente no ha sido la excepción, provocando una serie de “supuestos” desde el gobierno de turno, cuyas narrativas van desde eventuales (a)focos de “insurrección de barracas militares”, (b) de “chantaje” a las Fuerzas Armadas con las extradiciones (¿en qué caminos transitan?), (c) del plan de “desmantelamiento” de las elecciones primarias, entre otras que “de no ser reales, serán ficción”, pero han catalizado la denuncia e inmediata cancelación del “auto acordado” de extradición de narcotraficantes con el país del norte como patrocinador de desarrollo nacional y como representante de la justicia internacional porque la inexistente institucionalidad nacional de los operadores de justicia no ha generado, ni genera diferentes resultados a los del sistema de impunidad-impune que representan independientemente de la ideología política que reclamen y a los “propietarios” que obedezcan.

Al parecer, la narcoactividad y sus representantes tienen un espacio libre para recuperar el terreno que han retrocedido, porque su erradicación ha estado larga de suceder y a partir de ayer, todavía más larga. En el mejor y menos posible de los escenarios requerimos de un Ministerio Público y de una Corte Suprema con un cambio de 180 grados como utopía de una verdadera lucha contra el flagelo delictivo que nos califica como narcoestado de derecha o de izquierda y nos condena a vivir tiempos más oscuros a los que ya sufrimos.

Entre otros escenarios inmediatos que hay que definir, surge el que este evento ejecutivo, partidario-partidista sirva de excusa ahora para decir que la eventual construcción de la cárcel del Cisne- y su consecuente destrucción como reserva ecológica-con una “un-lucky judgment” (sentencia sin suerte) y se consuma la consiga de refundir el archipiélago.

De repente, estamos a las puertas de la segunda parte de la historia “tierra de narcos”. Parafraseando a la socialdemócrata Rosa Ester Lobo viuda de Suárez y su memorable sentencia  “no votes por los corruptos (narcos) aunque sean de tu partido”.

Al cierre



Denis Fernando Gómez Rodríguez

Honduras-Centro América

29 de agosto de 2024

 

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