“bulla” en silencio electoral
Por estas coordenadas geográficas desde el pasado lunes 24 de mes, la ley electoral en su artículo 223, establece:
ARTÍCULO
223.- SILENCIO ELECTORAL. Dentro de los cinco (5) días calendario
anteriores a las elecciones primarias y generales, quedan prohibidas las
manifestaciones públicas, toda propaganda política, la divulgación de resultados
totales o parciales de encuestas o sondeos de opinión pública, material
impreso, audiovisual, electrónico, radiofónico magnético o de cualquier índole.
El
incumplimiento de lo dispuesto en este artículo se sancionará con una multa de
cuarenta (40) salarios mínimos.
Desde el martes recién pasado y todavía hoy viernes 28, como ha sido una costumbre de los últimos años, el llamado silencio electoral no ha sido efectivo a nivel de las llamadas redes sociales donde la propaganda política es continua, las encuestas, pseudo-encuestas y los sondeos de opinión aparecen desde el patio interno y desde el patio externo.
Es entendible que la influencia externa es una variable independiente, pero la bulla-el ruido- por la ausencia de una normativa en el uso de las plataformas digitales o de las redes sociales, en relación con la seguridad y la privacidad en el uso de estas, así como la regulación de la desinformación y sus agravantes con el auge de la inteligencia artificial.
El asunto de la “bulla”-el ruido- en tiempos del silencio electoral, se sustenta como fundamento en la incontinencia de las personas-candidatos a cargos de elección popular- al irrespeto de la ley como práctica inveterada muy propio de la democracia “criolla y electoral” que nos delata y exhibe.
La ley de la regulación del uso de las redes sociales debe ser de atención inmediata, en un congreso nacional que sea diferente en 180 grados a este que hemos padecido, con una “redonda” inoperancia en uno de los “trabajos” mejor remunerados del país y en una condición diametralmente opuesta, de las ocupaciones menos productivas que inciden de manera negativa en la evaluación de costo-beneficio. Cuando esto suceda (lo de tener una representación diferente a la actual), producto de que la votación de los ciudadanos-electores sea diferente en el castigo a los candidatos inoperantes que decidieron y deciden vestir de “ocre-medio” como el uniforme de parasitismo estatal, podremos eventualmente, modificar la variable independiente a una dependiente.
La “bulla” externa ha generado y sigue generando cambios de opinión, en las personas entendidas que “leen” las señales ejecutivas a manera de interferencia e injerencia desde ese ámbito, sin olvidar que existe una red de desinformación donde la producción siberiana da “máster class” y le siguen otras fuentes cercanas y otras lejanas que constatan que el flagelo de la manipulación busca interferir y manipular la información a favor de los grupos políticos de su preferencia.
Esa “bulla”
externa que no tiene ideología genera vaivenes en los lugares que ocupan las
preferencias de quienes aspiran a gobernar, las lecturas ideologizadas de
narrativas y contra narrativas, aumentan de frecuencia y llegamos a la disputa mediática
de quién será el ciudadano-candidato que será electo presidente, el próximo 30
de mes. Lo cierto del asunto es que los “endosos” externos no van a ejercer el sufragio
el próximo domingo 30 a partir de las 7 de la mañana. Y será después de la
jornada electoral donde conoceremos si las injerencias favorecieron a unos o
afectaron a otros.
La verdad del asunto, al menos desde mi lectura ciudadana, pero también política es que nuestra democracia lábil, catalogada en el índice internacional de transparencia como híbrida (combinación de democracia débil y autoritarismo), me permite coincidir con el pensamiento que internacionalmente somos conocidos por las irregularidades, fraudes, incumplimiento de las normas y demás disfuncionalidades, donde cualquier personalidad define, demanda y recomienda por quién se debe votar y por quién no, como un abuso de “confianza” cuyas condiciones de reciprocidad son inexistentes. Sin duda que la izquierda continental aúpa a su candidata y la derecha, también. El mejor escenario es que la intromisión inicial, no derive en una injerencia directa el día de la elección, vulnerando y violentando la certidumbre y la seguridad que el CNE y sus tres consejeros, deben asegurar durante lo que resta del proceso electoral.
Que el domingo 30 de noviembre, la votación alcance entre el 60-70% de la participación electoral de los 6.5 millones convocados será un escenario ideal y entonces tendremos la respuesta a la inquietud sobre el hartazgo político y sus tres escenarios compartivos del 2021, (1) se redujo, (2) se mantiene o (3) se aumentó y entonces, la “bulla” electoral, si no es real, será ficción o entelequia.
Al
cierre
“Primero
la sentencia y luego el veredicto”. La Reina en Alicia en el país de las
maravillas
Denis Fernando Gómez Rodríguez
Honduras-Centro América
28 de noviembre de 2025
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Pulso de la Nación-primera parte: de la
democracia criolla ¿ficción o realidad?
Pulso de la Nación-segunda parte: de la
democracia electorera ¿ficción o realidad?
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digital de las organizaciones
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