¿insaculación?
De acuerdo al autor del libro “contra las elecciones” (David Van Reybrouck 2013) el acto más democrático en los inicios de la democracia griega consistía en la insaculación o sorteo.
La insaculación consistía
en un sorteo, donde se depositaban bolas de madera con nombres de los
concursantes en una urna o en una bolsa y de éstas, sacar al azar al ganador de
un cargo en disputa. De acuerdo a las referencias, los estados que usaban la
elección por sorteo lograron muchos años de estabilidad política pese a la
pluralidad de los grupos socialmente representados.
Con el transcurrir de los
años la elección por sorteo o insaculación, desapareció y dio lugar a un
proceso de oligarquización y por lo tanto, de la aristocratización de la misma
democracia.
En la actualidad la
satisfacción de la población con la democracia con elecciones en el formato
aristocrático que presumen eficiencia, sin necesariamente generar legitimidad
automatizada, sigue produciendo sus números más bajos, al grado que las
mayorías la desean, pero aceleran cada día en la su falta de confianza en las
mismas.
Por estas coordenadas desde
donde gestiono contenidos, las valoraciones de integridad y transparencia
electoral son precarias, al ocupar y compartir el antepenúltimo lugar con otras
instancias y por supuesto, con rendimientos muy distantes de quienes, en el
continente, por lo próximo, ocupan las escalas más robustas en la temática.
Desde el 2017, una misión
de observación electoral califico que el proceso eleccionario por acá, fue de
baja calidad técnica, como una sentencia lapidaria, pero elegante que por
diplomacia evito una definición más técnica en relación a si las elecciones
fueron democráticas y autenticas o no. No hace falta traducir lo que dijeron,
tampoco es difícil interpretar por comparación lo que no quisieron decir.
Las acciones políticas desde
entonces han sido mínimas, por remediar y revertir la escasa calidad técnica y
en contrasentido se ha profundizado en decisiones eminentemente políticas y
sectarias que no solventan, ni pretenden subsanar tal inconsistencia como
producto de la agenesia electoral.
Con este panorama local que
invisibiliza lo técnico de los procesos de elecciones aristocráticas, es
oportuno “repensar”, si en un aparente proceso involutivo debemos considerar
como los precursores de esto que llamamos democracia, en volver a la
insaculación como un evento que permita al azar, lograr una democracia más
real, más genuina, más transparente, más integra que lo que actualmente nos
venden y compramos. Aunque en esta evolución democratizadora conlleva más violencia
y corrupción, entre otras disfuncionalidades, es casi una osadía pensar en
democracia sin elecciones, aunque sean como las de acá, pero también como las
de allá cerca, en el sur del territorio colindante.
Si el proceso local del próximo noviembre no alcanza a cumplir con los cuatro parámetros que definen elecciones democráticas y auténticas, será válido, aunque inusual, “irreverente”, “poco ortodoxo” y discrepante por efecto de evolución de pensamiento electoral, repensar en emular a quienes una vez ya demostraron que el sorteo o la insaculación fue lo más democrático y les generó la mayor estabilidad política y el bienestar económico-social, ese mismo que desde ya cerca de 200 años, por estas coordenadas geográficas no hemos conocido, no conocemos y si no cambiamos de actitudes y de prácticas, tampoco alcanzaremos a conocer.
De Simón Bolívar: “La
continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el
término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales
en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer
largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a
obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y
la tiranía.”
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
Honduras;
Centro América
4 de
julio de 2021
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