de la profecía bíblica

 El 2023 está a punto de llegar a su término para dar paso al siguiente digito, por lo tanto, han transcurrido 11 meses del año y al momento de escribir este comentario, faltan 28 días calendario para completar los 365 días que componen el movimiento de traslación que este habitable planeta realiza.

Con la llegada del mes en curso la población creyente en la religión cristiana conmemora el nacimiento de Jesucristo para esta temporada que se conoce como navideña, sin dejar de reconocer que la fecha en mención para tal evento y celebración  es inexacta,  comparada con la de la Semana Santa. De igual, en esta ocasión se celebra el cumplimiento de la profecía bíblica que no es sinónimo de adivinación o agorería como se conoce en los ámbitos seculares donde concitan las personas no creyentes en la fe judeocristiana que nos ocupa.

A nivel de los fundamentos de la teología, aparece la profecía bíblica donde hombres de Dios, conocidos como profetas, se adelantaron en el tiempo a brindar la información necesaria del evento del nacimiento del Mesías Salvador, por ejemplo, como el único medio para el perdón de pecados que se desencadenaron por la desobediencia de los primeros pobladores que registran las escrituras.

La profecía bíblica dista del concepto simple de profecías  atribuidas con nombre y apellido a diferentes personajes que han recibido tal “revelación” fuera del marco confesional de la fe y producto de la interpretación personal de quienes además, predicen y adivinan, de acuerdo con los patrones existentes y prevalentes fuera del marco de la creencia bíblica.

La profecía sobre Cristo se ha cumplido a cabalidad y solamente falta el cumplimiento de los últimos acontecimientos que deben marcar el fin de los tiempos conocidos, para dar paso a otra instancia no material que fuera de la revelación del Espíritu Santo se hace difícil de leer, entender, interpretar y aceptar.

El nacimiento de Jesucristo fue anunciado desde el primer evento de desobediencia registrado en el libro de Genesis y que consecuentemente provocó la denominada caída del hombre, como el principio de toda la degeneración moral que hoy logramos ver en la sociedad moderna, imaginable e inimaginable, y de la que todavía falta por aparecer para que se sigan cumpliendo las profecías pendientes de los denominados últimos tiempos de la humanidad.

La profecía acerca del nacimiento del Salvador del mundo de la condenación de los pecados se registra también en el libro  de Deuteronomio, en el de los profetas Isaías, Miqueas y Zacarías, entre otroas referencias, sin olvidar los anuncios y avisos de su padecimiento, de su muerte en una cruz, de su resurrección de los muertos y de la segunda venida de Cristo, éste último como evento pendiente de acontecer en la historia de la humanidad.

La profecía bíblica por cumplirse describe los tiempos finales de la humanidad provocado por la desobediencia original y la consecuente e inmediata, pero siempre alberga la opción de la esperanza para quienes a tiempo se arrepientan de sus malas conductas y torcidos y espaciosos caminos, contrario a las profecías no bíblicas donde las suertes las adivinaciones, los inciensos extraños y las agorerías no pueden asegurar esperanza alguna.

De la fecha de la conmemoración que nos ocupa se podrán escuchar muchos argumentos debatibles, unos a favor, otros en contra, pero del hecho histórico del nacimiento de CRISTO no queda duda como el cumplimiento exacto de un anuncio profético de muchos años atrás y como los eventos que siguen se van cumpliendo, en su tiempo profético exacto, ni antes ni después, hasta que alcance su culminación de cielos y tierra nuevos.

Que las celebraciones comerciales de la actualidad no nos inundan y sobrepasan en esta temporada de cierre de año para no perder el norte, de la esencia de la conmemoración porque para los que somos creyentes: La Navidad es Cristo, sobre todo… y nada más.

Que en esta época confesionalmente celebremos a Cristo en nuestros corazones y seamos libres de las cadenas del pecado (sin olvidar que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas) y nos apartemos del pecado, de sus malas costumbres y de sus malas prácticas, para consagrarnos y vivir la vida de abundancia interior que produce conocer a Cristo en nuestros corazones.

Al cierre

2 Pedro 1:20-21 RVR1960

Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

 

 

 

Denis Fernando Gómez Rodríguez

Honduras-Centro América

03 de diciembre de 2023

 

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