A propósito de reformas electorales
Artículo de
opinión
A propósito de
reformas electorales
“Las reformas electorales deben ser estables
para ser creíbles y ser creíbles para
ser estables” Kevin Casas/experto en asuntos electorales de la OEA
El tema de
reformas electorales es recurrente en el país y la repitencia obedece al
incumplimiento en las respuestas a las prácticas inconsistentes y viciadas o a
los vacíos que la ley vigente contempla.
Con el próposito
de generar espacios de discusión que coadyuven a los diálogos internos de los partidos
políticos nacionales, las organizaciones de cooperación internacional: el Centro
Carter, el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), el
Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el
Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD), con el acompañamiento nacional de
Hagamos Democracia (HD), auspiciaron en marzo pasado, un seminario
internacional sobre “Reformas
electorales: “Visones plurales y
comparadas para un debate democrático”.
En el evento participaron expertos
electorales, hombres y mujeres, de amplio nivel académico y con reconocida experiencia
democrática y electoral, quienes desde una perspectiva plural, presentaron diversos
escenarios a través de los cuales, la democracia Latinoamérica transita, considerando
las buenas prácticas internacionales y que contextualizadas a la realidad
política y electoral nacional, actual, deben generar sinergias que consoliden
la democracia.
En primera instancia, hago un resumen de las ponencias que los/as expertos/as electorales
realizaron al identificar la existencia de diferentes “modelos de democracia” que la
región latinoamericana experimenta, sus particularidades, sus oportunidades,
sus amenazas; la dicotomía entre el fortalecimiento o debilitamiento de la
institucionalidad, el papel de los institutos políticos en la democracia con
partidos y su reto interno de fortalecimiento.
¿Cómo
dinamizar, “revitalizar” u oxigenar el sistema democrático?. La interrogante
busca dar respuestas inmediatas y oportunas, sin dejar de considerar la amenaza
de una “democracia con celofán
democrático y corazón autoritario”.
Se identificó que el déficit de
construcción de ciudadanía, es oportuno y necesario revertirlo como elemento imprescindible
para fortalecer la institucionalidad y consolidar
la democracia. Esa construcción de ciudadanía que permita la transición a una
plena democracia participativa con mecanismos de inclusión y que provoque a los
partidos políticos, el reinventarse.
La crisis de representación
política por parte de los partidos como “mal necesario” de la democracia, quienes
requieren fortalecerse y ser más indulgentes en el combate a la corrupción.
A juicio del
experto, se debe definir además, una nueva cultura política que rediseñe entre
otros, el papel de los medios de comunicación, que hoy al informar, opinar, juzgar
y condenar, vulneran le estabilidad y credibilidad partidaria y retrasan la
funcionalidad del sistema. “Los partidos políticos deben establecer y estrechar
vínculos con la sociedad que les permitan transitar de meras “maquinarias electorales” antidemocráticas a intermediarios válidos,
vigentes y creíbles entre el Estado y la ciudadanía”, cito uno de los expertos.
Esa
revitalización de la democracia, requiere acciones concretas que reduzcan la
brecha en el tema de la compra de votos que vulnera en primera instancia los
valores de la democracia y cuya coacción atenta directa y “arteramente” contra
la garantía de guardar la secretividad del voto.
La región centroamericana debe desmitificar el referendo y el plebiscito como mecanismos de
consulta de democracia directa.
Otra de las recomendaciones expuestas va orientada a que las reformas
electorales deben vencer la opacidad, por ser ésta, antidemocrática, a través
de la transparencia y el acceso a la información, en el cumplimiento estricto del
derecho humano como esencial para el fortalecimiento democrático
A
criterio de una experta que acompañó el proceso de elecciones generales 2013,
“las reformas electorales deben promover elementos de confianza con reglas claras, transparentes en los
procedimiento de aplicación de justicia, de competitividad y de cómo
dirimir controversias”.
“Sin
duda, los organismos electorales deben como buena práctica, controlar por
completo el proceso de elecciones; lo contrario hace un caso inédito de excepción
en la región” (en alusión a la administración electoral hondureña).
Adicionalmente,
deben regularse las campañas electorales, estableciendo los mecanismos de financiamiento
permanente directo e indirecto; a nivel público y privado, con “techos” de
gasto y con la administración por parte de la autoridad electoral; brindando
además, acceso gratuito a medios de comunicación por parte de las
organizaciones políticas.
En el
evento internacional se expusieron temas relacionados con la evolución de las
elecciones en Centroamérica; la evaluación de las elecciones generales del 2013;
se revisaron las fortalezas y debilidades de los modelos de elección de autoridades
electorales en la región; los mecanismos de elección de diputados y las recomendaciones
para un reforma electoral exitosa.
Sin olvidar
el análisis del renovado papel de la
justicia electoral en los procesos comiciales y establecer la distinción entre lo
jurídico y lo político; así como, valorar la importancia de contar con un
órgano de justicia electoral, (independiente o dentro del órgano jurisdiccional)
para el necesario respeto a los fallos y el cumplimiento irrestricto de la
justicia electoral.
A
nivel de conclusiones, se considera que en el caso particular de Honduras, por
su nuevo mapa político, se requieren establecer “pactos” que permitan una
reforma normativa que dinamize el sistema y que permita el tránsito con mayor
fluidez hacía la democracia participativa.
Finalmente,
se estableció que no hay una fórmula
mágica en la temática de reformas electorales, pero el estudio comparativo de
los éxitos o fracasos de los países del continente pueden resultar una herramienta
valiosa para dar forma a las reformas requeridas.
En segunda instancia, las experiencias compartidas por los
expertos/as del Continente por su consonancia con las necesidades de
actualización que el sistema democrático hondureño tiene y que fueron
identificadas por los cerca de 3,000 ciudadanos/as representando a diferentes
grupos poblacionales, organizaciones política, civiles, gremiales y con la facilitación
administrativa del Tribunal Supremo Electoral, en su condición constitucional
de Rector de los actos y procedimiento electorales y su iniciativa de ley, no
vinculante.
Las
iniciativas anteriores se han plasmado en la propuesta de “Ley de participación política y electoral” que contiene cambios o reformas
que sin ser la panacea, deben considerarse un norte en la próxima discusión en
el Congreso Nacional y que de aprobarse las mismas, más aquellas “propuestas
novedosas” producto de los comicios del 2012 y 2013, reduzcan las brechas que
hoy, generan más preguntas que respuestas y más dudas que certezas.
La Ley
de participación política y electoral, pretende fortalecer a los partidos
políticos, promoviendo los principios de la democracia participativa y
representativa a través de la formación y capacitación ciudadana, que genere una
efectiva y consciente participación en los asuntos de interés colectivo, mediante
consultas populares y procesos electorales.
Considera
la construcción de ciudadanía con equidad de género, paridad, respeto a los
derechos políticos de las personas con discapacidad, la promoción y práctica de los valores democráticos, la
valoración y promoción de la participación política y la inclusión de niños/as
y jóvenes, de los pueblos indígenas y afrohondureños sin discriminación, entre
otros principios.
Además,
pretende fortalecer la cultura democrática para lograr la efectiva
participación política de los ciudadanos/as, a través de los partidos. Se
proponen mecanismos más expeditos para los procesos de inscripción, de alianzas
de partidos y de fusiones. De igual, la desinscripción de los mismos, de ser
oportuna, pertinente y necesaria.
La iniciativa
busca garantizar la independencia presupuestaria del TSE, en los años
electorales y que no dependa de la venía o no del gobierno de turno. Se propone
establecer un fondo de reserva para el fortalecimiento de la democracia que
catalize y asegure el cumplimiento de la obligación constitucional del Estado y
cuyo presupuesto se oriente, desde el TSE, en la formación, capacitación,
organización y financiamiento de los partidos políticos; así como la reglamentación
del financiamiento público y privado; en este último con los topes de
regulación de aportaciones.
La
nueva ley abarca la organización del Tribunal y sus atribuciones en su aspiración
de constructor de ciudadanía, en su control de las organizaciones políticas , de
las elecciones y las consultas populares.
Considera
la creación del Instituto de formación y capacitación ciudadana, revisa y
actualiza los instrumento y mecanismos para el ejercicio del sufragio; la
administración electoral y de consulta; contempla la ciudadanización de la mesas electorales receptoras y los
custodios electorales, entre otras figuras.
Contiene
un capítulo de la actividad política permanente, la propaganda y publicidad,
las encuestas, los sondeos y disposiciones comúnes a las elecciones primarias y
generales.
Se define
a nivel de los procesos electorales la integración de precandidatos y
candidatos/as electos/as, los mecanismos de substitución, la divulgación de
resultados preliminares y la declaratoria de elecciones.
Finalmente
la propuesta de Ley de participación política y electoral, contiene un capítulo
sobre Justicia electoral.
A criterio
personal y bajo los último hechos jurídicos recién acontecidos en la temática, se
hace estrictamente necesaria la revisión del actual estado de derecho en
materia administrativa electoral que busque homologarse a los de Estados con notorios adelantos en la
Materia como ser: México con sus organismos: Instituto Federal Electoral y
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; República Dominicana:
Junta Central Electoral y Tribunal Superior Electoral; Ecuador: Consejo
Nacional Electoral y Tribunal Contencioso Electoral y Chile: El Servicio
Electoral y Tribunal Calificador de Elecciones; por mencionar unos cuantos que
nos parecen representativos y ejemplarizantes; o en el escenario más ideal y
menos probable, constituir al Organismo
Electoral en Poder del Estado, todo para encausar los procedimientos en las
materia de competencias.
Sin duda
y como epítome del tema, Honduras requiere de reformas creíbles para que sean
estables y que al ser estables, sean creíbles, como ha sentenciado el experto
electoral.
Abril de
2014
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