La Socialdemocracia en Honduras...
Artículo de
opinión
Denis Fernando
Gómez Rodríguez
denisfernandogomezrodriguez@gmail.com
Diario Tiempo
Junio 2014
La
socialdemocracia en Honduras
¿es todavía una
opción válida para gobernar Honduras?
La socialdemocracia surge a finales
del siglo XIX y principios del XX en el seno del movimiento obrero y
el socialismo. El primer partido socialdemócrata surgió en Alemania, el SPD,
fundado en 1869, posteriormente surgieron partidos en España, Bélgica, Austria,
Hungría, Polonia, Rumanía, Bulgaría Holanda, entre otros países.
En el caso de América Latina, la Socialdemocracia ha tenido la
oportunidad de ser gobierno en Chile (partido Socialista), en Perú (el Apra), en
Argentina ( la Unión Cívica Radical) en Venezuela (la Acción Democrática) y en
Costa Rica (Liberación Nacional).
La
socialdemocracia se presenta como una propuesta teórica y práctica moderada, en
el tránsito de la sociedad capitalista al socialismo a través de reformas
graduales dentro del sistema en un ambiento pacífico y no violento, cuyo medio para
acceder al poder es la participación
política en los eventos democráticos electorales.
La lucha
ideológica es por una sociedad mundial pacífica con justicia social, democrática, con libertad,
solidaridad, respeto y promoción de la dignidad
humana y la democracia. Adicionalmente, se
caracteriza por sus políticas reformistas ligadas
a la participación ciudadana, a
la protección del medio ambiente y a la inclusión de las minorías sociales.
En el caso particular de Honduras,
la Socialdemocracia representada por el Partido Innovación y Unidad, conocido
por sus siglas PINU-SD, reconocido legalmente e inscrito como partido político
en el año 1978 por el entonces Tribunal Nacional de Elecciones no ha logrado después de más de 30 años
de existencia la aceptación plena y sobre todo, el apoyo electoral por parte de
la ciudadanía. Lo anterior, a pesar de los
importantes, pero no tan “mercadeados” aportes a la incipiente y no tan estable
democracia hondureña.
En las justas electorales, la
Socialdemocracia, ha sido reconocida por la opinión pública y la de la
ciudadanía, por el talento de los candidatos presidenciales como el fallecido y
recordado Andonie Fernández, Enrique Aguilar y Olban Valladares.
Lamentablemente ese factor, no se ha logrado mantener en los comicios del 2005,
2009 y 2013, generó un decrecimiento en los resultados electorales en el nivel
presidencial.
A nivel de Corporaciones
Municipales alcanzó sus mejores logros en la elección del 2005, con la
particularidad que sus candidatos electos no eran “nativos” dentro del partido,
sino aquellos/as conocidos como tránsfugas. En los comicios municipales
siguientes su participación y escaso o nulo, logro de cargos mostró tendencias
negativas.
Los resultados a nivel de
diputados/as a la Constituyente, fue quizás la mejor “bancada”, representada
por ciudadanos y ciudadanas de alto
nivel moral y político. En los Congresos subsiguientes alcanzaron escaso número
de representantes, pero compensados por su talento, dedicación y aporte de
verdaderos legisladores y legisladoras, entre los cuales menciono a: Olban
Valladares, el extinto Toribio Aguilera, Ana Rosa Andino, German Leitzelar y
Mario Rivera. En la elección del 2013, la candidata independiente y de igual
tránsfuga, Doris Gutiérrez, que se unió al PINU por una Alianza conocida como “Compromiso
con Honduras” (misma que no aportó los resultados esperados, ni en la elección
del 2010, ni en la del 2013) y le permitió al PINU cumplir apenas, con el
artículo 96, numeral 4 de la Ley Electoral vigente y no perder su inscripción.
Lo anterior, denota que hasta
hoy la socialdemocracia hondureña no ha sido considerada como una opción válida
para gobernar, debido a que la población nacional reconoce de sus calificaciones
políticas, cívicas y ¿por qué no, morales?; así como de un cierto “purismo
político” que le ha impedido “prestarse, alquilarse o venderse” a los partidos
políticos centenarios, como “bisagra”, como ha tristemente acontecido con el
resto de dos partidos minoritarios, de vieja data antes del 2012), quienes
además han sufrido un “proceso de domesticación política e ideológica” y por lo
tanto están plegados incondicionalmente al partido gobernante que declara en su
“lista de deseos” el de perpetuarse en el poder por 50 años.
Esa alianza política vigente,
constituye una “especie de frente amplio”, de hecho, no de derecho, donde la
ideología particular es “panfletaria” y por lo tanto los minoritarios se alinean
a los mandatos y directrices del partido de gobierno a cambio de la
“gobernabilidad” reflejada en la distribución porcentual de la “cosa pública”,
como repartición del “botín” del Estado. En este punto particular, es de
mencionar que como la excepción de la regla, encontramos a otro partido
centenario y actualmente “fraccionado” como parte de este tipo de negociaciones
en “beneficio del desarrollo y la gobernabilidad de la Patria”.
A pesar del panorama sombrío
de “domesticación política”, la socialdemocracia se encuentra con la
oportunidad de replantear y renovar su razón de ser; sin duda, debe evaluar la
posibilidad de buscar alianzas con aquellas nuevas fuerzas políticas (después
de las elecciones generales del 2013) que aparentemente hacen “oposición” y que
como condición no le impongan la “domesticación política” y además, reconozcan
las ideas frescas y progresistas del pensamiento político socialdemócrata.
Sin duda la Socialdemocracia
debe “reinventarse” y renovarse en su dirección y estructura nacional; la
dirigencia que en los últimos ocho años no logró imprimirle la fuerza política,
una adecuada y sólida estructura organizacional (municipal, departamental y
nacional) y menos “buenos resultados”, deben como iniciativa particular dar un
paso al costado y permitir que nuevos liderazgos de hombres y mujeres resalten
y busquen el refortalecimiento, la revaloración y el reagrupamiento de aquella “bases”
que en sus inicios permitió la concepción partidista y entonces pensar que
nacía con la proclama de Gualala una opción va1lida de gobierno ante los dos partidos
políticos, centenarios, longevos, de ideologías diferentes, de prácticas similares
(en los últimos años menos diferenciable) y con las mismas malas costumbres
decimonónicas. Lamentablemente la realidad actual, basado en los resultados
comiciales, hace pensar hoy que probablemente, la opción válida para gobernar
de aquel entonces, se convirtió en placebo.
La socialdemocracia debe revalorar la posibilidad
de negociar (aceptando que negociar no es mala palabra y que es una técnica de
administración válida) para hacer alianzas políticas, entendiendo que la mismas
será buscando el beneficio colectivo del país y no del peculio particular de quienes
las realizan, como es la regla en sus adversarios políticos agrupados en el
“frente amplio” y por qué no, fuera del mismo.
La socialdemocracia hondureña,
prepara la elección de sus autoridades municipales, departamentales y
nacionales, por lo cual, se espera que para elegir nuevas autoridades, se
propicie un espacio para la autocrítica y que la elección sea democrática, universal,
libre y sin “cortapisas”, ni con intenciones de que los que vacan en sus
cargos, coloque a incondicionales que sean “caja de resonancia” de las ideas y
práctica que desde el 2005, 2009 y 2013 han “detendido”, en el mejor de los
casos y en el peor, “retrocedido” el crecimiento del partido.
La Asamblea Nacional debe analizar
detenidamente las oportunidades y las amenazas de establecer en el futuro
inmediato y de cara al 2017, las posible alianzas políticas con aquellos partidos
y organizaciones sociales, de ser el caso, con las que los valores y principios
sean lo más aproximadas en pensamiento, en práctica y que sobre todo, respeten
la esencia de la identidad socialdemócrata y que las acciones propias del
PINU-SD sean de verdad progresistas, con propuestas más críticas, constructivas,
serias, responsables y ¿por qué no, verdaderamente contestarías?
A juicio de analistas
políticos nacionales, el último reto de los partidos minoritarios como la
socialdemocracia será cambiar la nueva estructura del mapa político-electoral
del 2013. Para el evento comicial del 2017 debe consolidarse y por lo tanto, convertirse en una opción real y no placébica de gobierno; en
caso de no ocurrir lo anterior, la amenaza se llamará: desaparecer como partido.
En espera que la
Socialdemocracia se actualice y alcance la “viralidad” necesaria para que la
ciudadanía hondureña transite de la sola valoración oral al respaldo pleno
comicial, que le conceda la oportunidad de ser una opción todavía válida para
gobernar Honduras.
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