"Agenesia" de la democracia electorera


En Medicina se le llama agenesia cuando un órgano no logra su desarrollo completo durante el crecimiento y desarrollo embrionario debido a la ausencia de tejido primordial. 

Con el permiso de la ciencia y las disculpas por el atrevimiento, una acepción al término, lo aplicó al incompleto desarrollo de la democracia electorera (en principio y por lo pronto) en estas coordenadas que ocupamos debido al desinterés por la legalidad, por cumplir con las reglas y por siempre buscar los atajos para el incumplimiento de la ley y en especial la Magna, al grado que meses atrás un “arlequín” gubernamental la comparó con un “librito”. Lo anterior, no tiene ideología.

Esta acepción de la agenesia ha llegado a su “clímax” con el proceso postelectoral por terminar, el sistema ha colapsado y nos debe dejar entre otras enseñanzas, una que es básica y precaria en su práctica, la necesidad de educarnos en democracia.

El Siglo XXI con las tecnologías de la información han creado un mundo de oportunidades de comunicación que han avanzado de manera geométrica en relación a las “prácticas cuaternarias” de los acólitos y sus partidos políticos. Lo anterior implica que de los patrones de comportamiento que privilegian el dolo, hoy son menos fáciles de esconder o de omitir que hace cuatro años atrás.

La crisis política electoral que nos aqueja y agobia, es un indicador recurrente que como siempre y hoy como nunca necesitamos trabajar de manera seria y comprometida en la educación en democracia. 

La mayoría de analistas invisibilizan, minimizan y en ocasiones omiten esta precariedad en educación en democracia, que hoy es sobradamente es sobrepasada por el intento del dolo o la concreción del mismo, por la intolerancia, la relatividad y la moral de situación, entre otras malformaciones del sistema criollo que crean condiciones para la corrupción, la impunidad, el saqueo, el vandalismo y de igual, la flagrante violación a los derechos fundamentales como respuesta a la anarquía controlada y promovida por liderazgos erróneos motivados por su despotismo, sus egos, sus ambiciones particulares y sus comportamientos maquiavélicos (lamentablemente no tienen ideología) por lo tanto ninguna facción puede presumir de bañarse en el Ganges ¿…?

Es propicio y oportuno recordar de nuevo al Sabio Don José Cecilio del Valle y su apotegma “La educación es la primera necesidad del Estado” y por lo tanto la inmediata "vacuna" contra el desbordamiento de pasiones destructivas que vivimos y que nos colocan como primigenios. Lo anterior no es exclusividad de este territorio, pero tampoco es una disfuncionalidad de la cual debamos presumir.

Para trascender a la democracia plena, debemos “corregir” todos los rasgos disfuncionales que la agenesia política electorera ha provocado y que hoy nos tienen en la incertidumbre y en más asomos de involución que los deseados.

Debe realizarse una reingeniería del sistema, que eduque y haga desaparecer la sombra del desconocimiento, de la ignorancia de la ley que por siglos ha servido para que las minorías "instruidas" manipulen a las mayorías desinformadas.

En estos tiempos de crisis, algunas personas hablan de la necesidad de un nuevo pacto social (¿demagogia? ¿estribillo de poscampaña?), una nueva constitución y un nuevo diálogo (¿monoaural como suele?), entre otras posibles respuestas. Lo cierto es que, si no trabajamos con un proceso pedagógico de educación de democracia adecuado que implique  desaprender (todas las malas prácticas copiadas y las de autoría propia) y aprender las nuevas buenas prácticas será tarea difícil.

La dificultad por estas coordenadas geográficas no solamente son los temas, los métodos y los procedimientos, también somos las personas que en nuestro genotipo y fenotipo tenemos el irrespeto a la ley Magna o al “librito”, como expresó aquel célebre arlequín.

Que esta crisis la podamos enfocar y tratar como los orientales; no solamente como peligro, también como oportunidad. Si aprovechamos la última, que superemos cualquier agenesia próxima, con el respeto a la ley Magna (¿como en Estados Unidos, de manera inmediata e indefinida?) y sin la errática minimización del “librito”, ¡conste!


Denis Fernando Gómez Rodríguez
22 de diciembre de 2017
En Memoria de Victoria, mi madre, en la fecha que celebraba su natalicio y a un día de cumplir 27 años de matrimonio civil con Sandra.











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