¿y dónde está el presidente?

El título de este artículo no es más que una especie de parodia de una cinta cinematográfica que en su momento captó la atención de los cinéfilos.

En este caso particular, local y nacional, desde la aprobación judicializada de la “reforma electoral” consistente en la reelección presidencial (ahora inmediata e indefinida ¿?), el sistema político-electoral sufrió una disrupción que bajo ningún punto estaba prevista en su espontaneidad.

A nivel del ejercicio de la primera Magistratura del Estado, ocasionó que el presidente vigente, pero también candidato, se olvidará del cumplimiento de sus funciones a cabalidad que establece el artículo 245 constitucional y se “ausentará” desde entonces de su responsabilidad vigente y se ocupará de su propósito inmediato de fungir por cuatro años más.

El domingo 26 de noviembre la población demostró que todavía cree en los procesos comiciales; lamentablemente los eventos posteriores a la elección han dejado vacíos de información adecuada y como en la física elemental, los espacios han sido ocupados por cualquier cantidad de “bullas” distorsionadas que ocasionan que el País esté en una confusión y caos donde son culpables los dos partidos políticos que tienen la mayor ventaja y por supuesto, el Presidente vigente y candidato y su principal contendor y su principal gestor (los nombres y apellidos sobran porque son ya, de amplio dominio público).

Ante este triste escenario que nos provoca recordar el conflicto del 2009, la pregunta es ¿y dónde está el presidente?, porque a estas alturas del conflicto y sus sensaciones, se requiere de quien dirige el país, llame o intente llamar a la calma, deponiendo primero sus intereses personales como candidato y retome las funciones que a la fecha ha “descartado” para eventualmente, persuadir a la población “indignada” a volver a la “calma” para contar los votos que se deban contar y ratificar o rectificar las actas que deban, para que el candidato que gane, lo haga bien y de alguna manera enmendemos el caos y la anarquía que hoy tiene a un país en vilo (incluido el 35 por ciento de connacionales que no son adeptos a ningún de los diez partidos políticos que legalmente están inscritos y que de igual, como partidos son corresponsables de la debacle del sistema político-electoral).

Si el Presidente-candidato no reacciona, continuará siendo válida la pregunta ¿y dónde está el presidente? Y muy probablemente reviviremos las escenas más encarnizadas de violencia a las que la reciente historia nos recuerda.

A las personas de fe cristiana (yo soy uno) les animo a que oremos e intercedamos por esta Nación y que Dios confunda los carros y los caballos de los Faraones actuales, sus planes “maquiavélicos” que no tienen ideología y demás que las ansías de poder haga imaginar.

Denis Fernando Gómez Rodríguez
1 de diciembre de 2017
De la triste realidad que nos sume la realidad del adagio de “la codicia rompe el saco”.


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