De la Carta Democrática Interamericana
De la Carta Democrática
Interamericana
En
la carta democrática Interamericana (y sus 28 artículos), los Estados Miembros
de la Organización de Estados Americanos (OEA), reconocen que la democracia es
un derecho de los pueblos y los gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla,
porque es esencial para el desarrollo social, político y económico de los
pueblos de las Américas.
De
igual, es indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región,
promover y consolidar la misma, dentro del respeto del principio de no
intervención.
Define
que el carácter participativo de la democracia contribuye a la consolidación de
los valores democráticos, de la libertad, de la solidaridad y de la cooperación
de los Estados, aunados al crecimiento económico y desarrollo social, basados
en justicia y la equidad.
Considera
que el ejercicio efectivo de la democracia
representativa es la base del estado de derecho y se refuerza y profundiza con
la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco
de legalidad conforme al respectivo orden constitucional. Son elementos esenciales, el respeto a los derechos
humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con
sujeción y el respeto al estado de derecho; la celebración de elecciones
periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como
expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y
organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes
públicos.
La
transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad
de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y
la libertad de expresión y de prensa, son componentes esenciales del ejercicio
democrático.
Para
el ejercicio de la democracia, se considera vital y prioritario, el
fortalecimiento de los partidos y de otras organizaciones políticas. Sin dejar
de prestar atención especial a la problemática de los altos costos de las
campañas electorales y al establecimiento de un régimen equilibrado y
transparente de financiación de sus actividades.
Para
fortalecer la democracia, se requiere promover y fomentar la participación de
la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo, como derecho
y responsabilidad, con la práctica de las libertades fundamentales y los
derechos humanos, en su carácter universal, indivisible e interdependiente,
consagrados en las respectivas constituciones de los Estados firmantes de la
Carta y por lo cual, se comprometen en fortalecer el sistema interamericano de
protección de los derechos humanos. Cualquier violación de los derechos humanos, faculta
a los ciudadanos/as, interponer denuncias o peticiones ante el mismo.
Los
Estados, se comprometen a eliminar la discriminación, de género, étnica y racial,
y de las diversas formas de intolerancia, así como la promoción y protección de
los derechos humanos de los pueblos indígenas y los migrantes, el respeto a la
diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas, contribuyen al
fortalecimiento de la democracia y la participación ciudadana.
Se
declara que la democracia se fortalece con el mejoramiento de las condiciones
laborales y la calidad de vida de los trabajadores del Hemisferio, por lo
tanto, se requier el ejercicio pleno y eficaz de los derechos de los
trabajadores y la aplicación de normas laborales básicas, tal como están consagradas
en la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativa a
los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo y su Seguimiento, adoptada
en 1998 y otras convenciones básicas y afines.
De
igual, la democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes
y
se refuerzan mutuamente. La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de
desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de
la democracia. Por lo tanto, los Estados firmantes, se comprometen a adoptar y
ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo,
la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en
cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del
Hemisferio.
Se
establece el compromiso común frente a los problemas del desarrollo y la
pobreza, destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos y
el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia. La promoción y
observancia de los derechos económicos, sociales y culturales son
consustanciales al desarrollo integral, al crecimiento económico con equidad y
a la consolidación de la democracia.
Los
Estados firmantes, acuerdan examinar periódicamente las acciones adoptadas y
ejecutadas para fomentar el diálogo, la cooperación para el desarrollo
integral, el combate a la pobreza. Así como, el ejercicio de la democracia debe
facilitar la preservación y el manejo adecuado del medio ambiente, por lo cual,
los Estados firmantes deben ejecutar políticas y estratégicas de protección del
medio ambiente, respetando los diversos tratados y convenciones, para lograr un
desarrollo sostenible en beneficio de las futuras generaciones.
La
Carta, establece que la educación es clave para fortalecer las instituciones
democráticas, se debe promover el desarrollo del potencial humano, el alivio de
la pobreza y fomentar un mayor entendimiento entre los pueblos. Es esencial que
una educación de calidad esté al alcance de todos/as con pluralidad e inclusión
de los habitantes de las zonas rurales y las personas que pertenecen a las
minorías.
En
el tema del fortalecimiento y la preservación de la institucionalidad
democrática, los gobiernos firmantes que consideren que está en riesgo su
proceso político institucional democrático o su legítimo ejercicio del poder,
podrá recurrir al Secretario General o al Consejo Permanente a fin de solicitar
asistencia para el fortalecimiento y preservación de la institucionalidad
democrática.
Cuando
se constaten situaciones que pudieran
afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático o el
legítimo ejercicio del poder, el Secretario General o el Consejo Permanente
podrá, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y
otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación y de ser necesario,
podrá adoptar decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad
democrática y su fortalecimiento.
La ruptura del orden democrático o una
alteración del orden constitucional que afecte gravemente el mismo, constituye,
mientras persista, un obstáculo insuperable para la participación de su
gobierno en las sesiones de la Asamblea General, de la Reunión de Consulta, de
los Consejos de la Organización y de las conferencias especializadas, de las
comisiones, grupos de trabajo y demás órganos. El Consejo Permanente, según la situación,
podrá disponer la realización de las gestiones diplomáticas necesarias,
incluidos los buenos oficios, para promover la normalización de la
institucionalidad democrática.
Cuando
la Asamblea General, constate que se ha producido la ruptura del orden
democrático y las gestiones diplomáticas sean infructuosas, suspenderá de inmediato, con el voto afirmativo de los
dos tercios de la Asamblea, al Estado Miembro del ejercicio de su derecho de
participación en la OEA.
El
Estado suspendido deberá continuar observando el cumplimiento de sus
obligaciones como miembro de la Organización, en particular en materia de
derechos humanos. Las gestiones diplomáticas seguirán vigentes con el fin de restabler
la democracia.
Cuando
se supere el motivo de la suspensión, cualquier Estado Miembro o el Secretario
General podrá proponer a la Asamblea General el levantamiento de la suspensión.
Esta decisión requiere el voto de los dos tercios de los Estados Miembros.
Para
efectos de fortalecer la democracia, los Estados Miembros son responsables de
organizar, llevar a cabo y garantizar procesos electorales libres y justos. En
el ejercicio de su soberanía, podrán solicitar a la OEA asesoramiento o
asistencia para el fortalecimiento y desarrollo de sus instituciones y procesos
electorales, incluido el envío de misiones preliminares para ese propósito.
Las
misiones de observación electoral se realizarán de conformidad con los
principios y normas de la OEA. La Organización deberá asegurar la eficacia e
independencia de estas misiones, para lo cual se las dotará de los recursos
necesarios. Las mismas, se realizarán de forma objetiva, imparcial y
transparente, y con la capacidad técnica apropiada. Las misiones deberán
informar al Consejo Permanente, a través de la Secretaría General, si no
existiesen las condiciones necesarias para la realización de elecciones libres
y justas, para lo cual, la OEA podrá enviar, con el acuerdo del Estado
interesado, misiones especiales a fin de contribuir a crear o mejorar dichas
condiciones.
Finalizadas
las misiones, presentarán oportunamente al Consejo Permanente, a través de la
Secretaría General, los informes sobre sus actividades.
En
el tema de la promoción de la cultura democrática, la Carta Democrática Interamericana,
establece que la Organización de Estados Americanos (OEA), continuará desarrollando programas y
actividades dirigidos a promover los principios y prácticas democráticas y a fortalecer
la cultura democrática en el Hemisferio, considerando que la democracia es un
sistema de vida fundado en la libertad y el mejoramiento económico, social y
cultural de los pueblos, tomando en cuenta los aportes de organizaciones de la
sociedad civil que trabajen en esos ámbitos.
Se
establece, que los programas y actividades se dirigirán a promover la
gobernabilidad, la buena gestión, los valores democráticos y el fortalecimiento
de la institucionalidad política y de las organizaciones de la sociedad civil.
Se prestará atención especial al desarrollo de programas y actividades para la
educación de la niñez y la juventud como forma de asegurar la permanencia de
los valores democráticos, incluidas la libertad y la justicia social.
Finalmente,
los Estados, promoverán la plena e igualitaria participación de la mujer en las
estructuras políticas de sus respectivos países como elemento fundamental para
la promoción y ejercicio de la cultura democrática.
Denis
Fernando Gómez Rodríguez
Septiembre
9, de 2016
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